domingo, 25 de octubre de 2009

El santuario

Muy molesto salió Sergio Pérez Erales de aquella reunión con Gabriel Quadri, quien era Presidente del Instituto Nacional de Ecología (INE): le querían tomar el pelo. El entonces titular de la SEDUMA había acudido a convencer a las autoridades federales de las bondades de declarar a la Bahía de Chetumal como Área Natural Protegida. “Acabo de hablar con el Gobernador Villanueva, él ya aceptó que jurídicamente las aguas de la Bahía son de jurisdicción federal, por lo tanto no se justifica la creación del área protegida por parte del Estado”, le lanzó de manera poco amable el educado en la Universidad de Texas. Pérez sabía que lo de la llamada telefónica nunca había existido, estaba en perfecta coordinación con el que deseaba crear el Santuario Maya del Manatí.

A pesar de la postura del INE, el Gobernador Mario Villanueva tenía otros canales y otras formas de hacer las cosas. Al poco tiempo, el Presidente de la República, Ernesto Zedillo y Julia Carabias, titular de la Secretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, se plantaron en la rambla que bordea la Bahía y atestiguaron la creación del Área Natural Protegida “Santuario del Manatí”. Eso sucedió el 24 de octubre de 1996.

No fue un nacimiento fácil; desde su origen se complicó la creación del Área Natural Protegida (ANP). A pesar del convencimiento que tenían las autoridades locales, los académicos y los representantes de la sociedad civil, de los beneficios que podría aportar al sur del Estado la aplicación de este instrumento de conservación, la expectativa se redujo cuando no existió una compatibilidad jurídica y mucho menos un acuerdo de colaboración con el INE.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, un ANP “es un instrumento de política ambiental con mayor definición jurídica para la conservación de la biodiversidad. Éstas son porciones terrestres o acuáticas del territorio nacional representativas de los diversos ecosistemas, en donde el ambiente original no ha sido esencialmente alterado y que producen beneficios ecológicos cada vez más reconocidos y valorados. Se crean mediante un decreto presidencial y las actividades que pueden llevarse a cabo en ellas se establecen de acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, su reglamento, el programa de manejo y los programas de ordenamiento ecológico. Están sujetas a regímenes especiales de protección, conservación, restauración y desarrollo, según categorías establecidas en la Ley”. Las categorías de las ANP son: las reservas de la biosfera, los parques nacionales, las áreas de protección de recursos naturales, los monumentos naturales, las áreas de protección de flora y fauna y los santuarios.

Al principio el gobierno estatal pretendía que el proyecto fuese asumido por las instancias federales, que ellos decretaran la creación del ANP de la Bahía de Chetumal. Los federales no aceptaron. Para estos no se cumplían con tres condiciones: 1. No se justificaba la conservación de una especie (el manatí) para un área de enorme dimensiones, 2. No existía el trabajo suficiente para tener el consenso social que llevara a constituir el Área, y 3. Tampoco quedaba claro el nivel de afectación de los intereses estatales con la creación del ANP.

A pesar de que los especialistas del Centro de Investigaciones de Quintana Roo (hoy El Colegio de la Frontera Sur), funcionarios y representantes de la sociedad argumentaron lo contrario: 1. El manatí es una especie carismática y “sombrilla”, bajo la cual se protegía una diversidad faunística y 2. De haber realizado una amplio trabajo con el sector educativo para difundir la iniciativa -pero reconociendo que faltaba labor con los ejidatarios de los espacios circundantes a la Bahía y del Río Hondo-, los directivos del INE no cedieron.

No quedó de otra. El gobierno estatal tomó la decisión de crear el ANP- Santuario del Manatí y mantenerlo bajo su responsabilidad. Innegablemente nació con problemas: estaba cojo jurídicamente, pues las aguas eran federales –además de ser fronterizas-, no son aguas interiores de jurisdicción estatal. Actualmente la Zona Sujeta a Conservación Ecológica, Santuario del Manatí (su nombre oficial) es, junto con Xcacel-Xcacelito, Laguna Colombia, Chacmochuch, Laguna Manatí y Parque Kabah, son parte integral de la política de protección ambiental del Gobierno de Quintana Roo.

A trece años de su creación el Santuario del manatí está a la deriva. Este también es el caso de Daniel, el joven Trichechus manatus que vive en un corral en Laguna Guerrero y que a sus seis años de edad se ha transformado en el emblema del Santuario, pero al mismo tiempo se ha convertido en un dilema: o dejarlo encerrado eternamente, o dejarle abierta la puerta para entrar y salir bajo el riesgo de volver a ser arponeado por andar mostrando el estilete a cualquier bañista o encontrar un lejano acuario que lo quiera en adopción. Esa es la realidad tangible de un animal, no un conmovedor dibujo de un niño escolar.

Para entender la Bahía y sus animalitos, es necesario tener un análisis actualizado de la experiencia del ANP- Santuario del Manatí. Y es Benjamín Morales Vela el indicado para hacerlo. Generoso, me ofrece sus ideas.

“Fue en 1992 cuando se vio la necesidad de buscar protección jurídica a la Bahía de Chetumal. Era resultado de una reunión entre expertos beliceños, estadounidenses y mexicanos que trabajábamos el manejo costero y que teníamos experiencias de investigación con el manatí. De esa reunión surgieron propuestas regionales sobre diversas estrategias de investigación y se concluyó que la Bahía de Chetumal era una de las áreas más importante de manatíes de toda la Península de Yucatán y Belice que necesitaba protegerse ambientalmente”.

El doctor en ciencias biológicas de El Colegio de la Frontera Sur habla de diferentes fases en la experiencia del Santuario, que tiene 281 mil hectáreas, entre medio marino y humedales: su creación, sus objetivos y su actual funcionamiento.

“El objetivo central, era conservar la biodiversidad y el ecosistema por ser único, diverso y de gran impacto para el manatí y otras especies acuáticas. Como objetivo implícito o específico estaba, entre otros, el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de las zonas rurales dentro o circundantes a la reserva. Esto debe quedar claro para entender lo que motiva la creación de un área de protección ambiental. Su primer programa de manejo –publicado en agosto de 1999- nunca fue probado, no se le permitió probar sus bondades, simplemente se le señaló como totalmente restrictivo. Seguramente el nuevo programa de manejo es mejor pues ya parte de una experiencia. Lo importante es que opere, que de él se desprendan acciones claras, con metas definidas y presupuesto para operar”.

Morales Vela advierte que actualmente existe una “creciente presión para dar a las áreas protegidas una justificación económica, sobre todo en países en desarrollo donde la demanda por la tierra y recursos naturales es alta”. Para el experto, el área destinada a la protección ambiental, a trece años de su creación, “ha sufrido cambios en la tenencia de la tierra, deforestación, fragmentación de áreas, incremento de la infraestructura urbana e incremento de desechos urbanos a sus aguas y, además, existe apatía en la participación social y una total descoordinación binacional”.

El que fuera director del ECOSUR-Chetumal y apasionado investigador de los aproximadamente 150 manatíes que deambulan por las someras aguas de la Bahía, señala que aquel programa de manejo y la estructura administrativa de la reserva “nunca puso a prueba su capacidad de negociación con los usuarios de los recursos, con las comunidades. En gran medida, el Santuario del Manatí ha significado un gran reto para la estructura administrativa, no existe presupuesto para operar y eso nos hace preguntar sobre la existencia de una política pública ambiental para sostener su sistema de áreas protegidas”. Es evidente que el actual Programa de Manejo no opera.

Ahora, con esa claridad del académico, ya no me queda duda de algo. No es suficiente declarar oficialmente a un extraño animal como símbolo ecológico del Estado, ni tampoco recurrir a aquel pasaje donde aquellos necesitados marineros que acompañaban a Cristóforo Colombo confundían a esos sirenios con aquellas míticas mujeres, para entender el gran el trecho que hay entre una buena intención, una decisión política y una planeación a largo plazo. Lo romántico que inspira la Bahía de Chetumal, sin mayor tamiz de razón, nos puede llevar al ocaso de las sirenas.

domingo, 18 de octubre de 2009

Buenos muchachos

Es en esos momentos cuando se confirma que la nueva generación ya esta aquí, pensando y actuando. También es cuando se percibe que existe una nueva situación, un nuevo ciclo y se presentan los primeros prospectos de la vida académica para el análisis y la praxis política.

No son la generalidad, pues afirmarlo sería ingenuo y demasiado generoso: son apenas algunos de los que persiguieron con mucha disciplina objetivos y metas académicas y que lo están logrando. Con becas y mucho estudio, estos jóvenes representan buenos ejemplos de lo que ha dado la Universidad de Quintana Roo en lo que va de este siglo XXI y que ya tienen sus primeros papeles en actividad pública. El Colegio de México, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, la Universidad de Nueva York o de Salamanca, entre otras, son las instituciones que les han dado los primeros posgrados.

No son unos improvisados, ni ocurrentes; no dan señales de frivolidad, mucho menos de perversidad. No son economistas hijos de Friedman, ni los veo vinculados a un sector o grupo neoliberal, pero se ven tan serios y cohesionados que definirlos como los tropicales Chetumal boys no les quedaría mal.

Son la generación que está en la perfecta medida de los 30 años, esa cifra que marca un ciclo generacional y una distancia contigua con los que ya estamos iniciando la década de los 50 años. No nacieron en los sesentas, ni en los setentas, estimo que son del 82 o del 84. Así de jóvenes son y así de talentosos se muestran. Pertenecen a la generación de la llamada década perdida, pero traen en el bolsillo un GPS.

La oportunidad de conocer a esos talentosos jóvenes se dio en una de las sesiones del coloquio “Quintana Roo ante los dilemas de su desarrollo”, que organizó el IAPQROO. En esa ocasión se trataba de hablar de Los Retos del Poder Legislativo ante el avance del pluralismo político, un tema que era abordado por el estudio y la experiencia y eso lo hacía tan interesante como en aquel momento cuando descubrimos las propuestas teóricas de Sartori, de Bobbio o de Pasquino. Aquellos jóvenes siguen siendo los discípulos, debo aclarar, pero tienen la riqueza de analizar los temas de democracia, partidos políticos y sistemas electorales, la gestión pública, las élites y el poder político desde la realidad mexicana o local.

Con el tema Gobiernos Divididos en México: cambios en las relaciones ejecutivo-legislativo, Paloma López expuso el cómo las relaciones entre ambos poderes pasaron de la sumisión al conflicto, el factor inexperiencia política y/o administrativa de los miembros del gabinete para lograr los acuerdos políticos, el cómo se debilitó el poder ejecutivo y con ello se perdió el control sobre los gobiernos estatales y también evidenció los factores de disciplina de los partidos políticos y la presión de los grupos de interés para que esa relación se conflictuara.

La maestra por El Colegio de México explicó que el gobierno dividido se presenta cuando el partido del Presidente carece de una mayoría legislativa y a este tipo de gobierno se le atribuye la causa de conflictos, de parálisis legislativa, del letargo en la toma de decisiones, de “reducir la cohesión de la élite” y de hacer frecuente el uso del veto.

Sin embargo, la joven coordinadora académica del Instituto de Administración Pública de Quintana Roo, matizó que esa visión del gobierno dividido carece de investigaciones concretas, empíricas, que “demuestren las distintas condiciones bajo las cuales el gobierno dividido puede tener problemas”, como son los factores de la inexistencia de un equilibrio de poderes, que las iniciativas o leyes que se presentan polarizan las diferencias partidistas o el nivel de habilidad y experiencia de la clase política.

Luego de mostrar cuadros y estadísticas históricas de las relaciones ejecutivo-legislativo, especialmente del periodo de 1997 al 2006, Paloma López concluyó que no serán los cambios en el diseño institucional como se solucionarán esos problemas en el sistema político, sino que se tiene que romper con los intereses creados y modificar los incentivos de los legisladores.

Tocó el turno a Manuel Alamilla con el tema Agenda legislativa: balance y perspectivas. La exposición toma como punto de arranque el 2006, año de gran “vulnerabilidad y de signos de ingobernabilidad”. El que es secretario particular del senador Pedro Joaquín Coldwell enlistó las condiciones políticas en aquel momento: escaso diálogo entre el Ejecutivo y el Congreso, intromisión del Ejecutivo en el proceso electoral del 2006, la incertidumbre ante la presencia de un presidente constitucional, un presidente electo y un presidente legítimo, una evidente confrontación social, una “desconfianza en el árbitro electoral y la consecuente desacreditación de la política” y en la economía se presentaba la pérdida de competitividad, poca generación de empleo y una renta petrolera dilapidada.

Ante ese escenario, el maestro por el CIDE se preguntó cómo se podía dialogar y hacer que los actores discutieran sobre el país cuando los términos y mecanismos de interlocución entre los poderes estaban confrontados. Se requería una reforma constitucional que “innovara los mecanismos de interacción” y que permitiera revisar el sistema de frenos y contrapesos.

Se propone entonces una agenda con tres ejes: la reforma del régimen político, la reforma económica y la reforma social. Los actores se sentaron a dialogar y a acordar.

Alamilla se centró en la Reforma Política. Desarrolló puntos como la ratificación de integrantes del gabinete o de la reducción del tamaño de las cámaras, de la reelección de legisladores federales y locales, del referéndum, la revocación del mandato, la rendición de cuentas y de las candidaturas independientes. El joven académico concluyó mencionando que la agenda superó aquella fractura del 2006, pero que aún se sigue trabajando el tema del régimen presidencialista y de la competencia electoral y que esta agenda, no debilita a un poder, es en realidad un “toma y daca”, ya que permite transitar a un régimen presidencialista moderno con matices parlamentarios.

Alfredo Fernández fue el que cerró la tarde. El egresado de la Universidad de Salamanca trabajó el tema Las élites legislativas en Quintana Roo. Más formal en su esquema expositivo, Fernández mencionó las preguntas que estimulan su investigación: ¿cómo se desarrollan las trayectorias de los legisladores quintanarroenses?, ¿cuáles son los canales formales (institucionales) e informales que determinan quién puede ser legislador? y ¿qué importancia tiene ser legislador para el desarrollo de su trayectoria dentro de la élite política?

Apoyándose en los teóricos de la formación de élites, el asesor del IAPQROO se interesa en saber quién gobierna, cómo acceden al poder y cuáles son las condicionantes sociales de ese acceso y el cómo se recluta y circulan en la élite sus integrantes. Evidencia que el estudio de las élites es una ocupación para entender la democracia, es decir, la representatividad del liderazgo, así como el origen social de sus miembros. Agrega que el tema permite saber las diferentes maneras que la vida pública ofrece para una movilidad social vertical.

El licenciado en Relaciones Internacionales de la UQROO presentó un estudio histórico y comparativo de los gobernantes del Territorio hasta la creación del Estado de Quintana Roo; desde José María de la Vega, hasta David Gustavo Gutiérrez. Posteriormente analiza a los diputados locales, desde los Constituyentes del 74 hasta la actual legislatura. En el análisis integra las variables de género, edad, lugar de origen, apellido, nivel educativo, compañeros de generación, escala ideológica, cargos públicos y las formas de su reclutamiento. Los resultados resultan interesantes para conocer cómo se ha ido integrando la élite legislativa en Quintana Roo.

Complace reseñar los pensamientos de estos jóvenes, de estos buenos muchachos, que con discreción hacen su tarea aplicando una ética casi aristotélica que suma conocimiento y praxis y que nos muestran que la política y la academia, bien conjuntadas, pueden tener futuro y darnos a los ciudadanos ideas, acciones y resultados inteligentes y de bienestar.

La pertinencia de conocer lo que piensan y hacen algunos jóvenes académicos en el ámbito de la vida pública es también un punto de referencia que puede resultar comparativo para otros jóvenes que ya ocupan posiciones de poder, para esos miembros de una generación que incursionan en el ejercicio del poder. Es necesario tenerlo presente, pues en una de esas, la academia y la política se separan -o simplemente no existen esos lazos- y entonces los resultados pueden ser frustrantes para unos y desastrosos para los otros.

domingo, 4 de octubre de 2009

Darwin

Hace dos semanas, el Colegio de la Frontera Sur-Chetumal organizó un panel con distinguidos investigadores para hablar de Charles Darwin. Eso motivó para escribir lo siguiente.

En noviembre de 1974, los paleoantropólogos norteamericanos Donald Johanson y Tom Gray descubrieron en Hadar, Etiopía, los restos fósiles de Lucy, un homínido de tres millones y medio de años, el más remoto antecedente del Hombre.

Lucy le llamaron a los restos de aquella hembra que apenas pasaba del metro de estatura y de treinta años de edad. Su nombre surgió en el campamento, en aquella noche de euforia de los científicos, luego de saber de la importancia de su descubrimiento, de las innumerables cervezas y de no dejar de escuchar
Lucy in the sky with diamonds, de John Lennon.

Lucy no caminaba encorvada, ni en cuatro patas; era un primate que caminaba erguida y esa es la principal característica de un homínido. Se trata de un remoto antepasado ya
extinto del Hombre, de algún pariente colateral o de un hombre auténtico. “Todos los hombres son homínidos, pero no todos los homínidos son hombres”, señala Donald Johanson en su libro El primer antepasado del hombre.

Para entender mejor aquel hallazgo, hay que mencionar que esos fósiles provienen del plioceno, época que va de los dos a los cinco millones de años atrás. Eran huesos viejos. Nuestro género actual es el Homo sapiens, el Hombre que piensa, que surgió hace un centenar de miles de años, más o menos cuando se clasificó al Hombre de Neanderthal. Ejemplifica Johanson que si hoy vistiéramos al de Neandethal y lo dejáramos en el Metro, no habría mayor problema, pasaría inadvertido. Tendría rasgos faciales más primitivos, evidentemente no sería un Brat Pitt, pero gracias a su cerebro podría reconocer los billetes y cambiar su boleto en la taquilla.

Antes que el Homo Sapiens estaba el Homo erectus, el cual marcó su huella bípeda en la hoy Asia, África y Europa hace dos millones de años y dejó de andar hace 300 mil años. Era un antepasado humano que ya domesticaba el fuego, y que en el Metro, a pesar de ir bien vestido, la gente lo miraría con mucha desconfianza: era alto, trompudo y cabezón. A finales del siglo XIX, cuando los restos del erectus fueron descubiertos en Java, se consideró que era el eslabón perdido: ya habían leído a Charles Darwin.

En 1962 se conoció la noticia de que en Olduvai, Tanzania, fueron encontrados los fósiles de un ser con un cerebro mayor que los australopitecos. La edad de este nuevo Homo era de 1750000 años. Se trataba del Homo habilis, el que fabricaba sus herramientas. Este personaje era seguramente poco agraciado, pues siguiendo con la convivencia en el Metro, todos los pasajeros se correrían al extremo del vagón en el momento que aquello entrara.

Por eso Lucy era importante, pues antes que el Homo habilis no había un esqueleto, una evidencia, que nos mostrara la anterior parada en la evolución.

Sin embargo, el pasado viernes la revista Science publica que se ha descubierto un nuevo antepasado del Hombre: se llama Ardi. Con ese hallazgo Lucy queda superada, pues la nueva primate etíope tiene 4.4 millones de años, un millón más que Lucy. El artículo menciona que Ardi tenía la “habilidad de trepar en cuatro patas por las ramas de los árboles, al igual que los simios, pero al mismo tiempo la facultad de caminar erguido, como el Homo sapiens”. Sin duda se trata de la transición entre los monos y los humanos. Aquí es donde se desarrolla el dedo pulgar prensil y los músculos lumbares y de los glúteos ya permiten caminar erguido, cambios surgidos por estrategias de supervivencia.

Esa tarde de septiembre, Jacobo Schmitter, Juan Pablo Carricart y Yann Hénaut, investigadores de El Colegio de la Frontera Sur en Chetumal, hicieron un homenaje a Charles Darwin por el aniversario 200 de su nacimiento y por los 150 años de la publicación de la obra que revolucionó el pensamiento: El origen de las especies.

Schimitter habló de “Darwin, el indigerible”. Brillante y crítico, el investigador puso a Darwin junto a Carlos Marx y a Sigmund Freud como los grandes del pensamiento humano del siglo XIX. Mencionó que el hecho evolutivo es obvio para aquel que considere la evidencia: “¿Por qué nosotros mismos tenemos branquias cuando somos embriones?, ¿por qué tenemos el vestigio de una cola, nuestro coxis?, ¿por qué somos 98.4% idénticos genéticamente a los chimpancés?, ¿por qué todos los seres vivos tenemos el mismo código genético?... la explicación es simple: esas similitudes fueron heredadas de un antepasado común”.

El científico distinguió que mientras la ciencia se apoya en pruebas sin certeza absoluta, la religión se basa en certeza absoluta sin pruebas. “No caben dogmas en la ciencia, igual que no cabe hacer experimentos en materia religiosa”. Y eso vino a colación cuando señaló que las religiones no han aplicado el dar al César lo que es del César y a dios lo que es de dios, cuando desde el lado moral y espiritual se sigue confundiendo el Génesis de la Biblia como libro científico. Por eso, los fanáticos siguen “sin digerir, sin tragar a Darwin”.

El investigador Carricart expuso “El Punto de Darwin”. Destacó que fueron varias las aportaciones científicas del naturalista inglés, una de ellas es el estudio de los corales y los arrecifes de coral. Tema que debería de ser de gran interés para los empresarios y a los que toman decisiones, pues de ello vive en gran medida el turismo en Quintana Roo. Carricart se apoyó en el estudio La estructura y distribución de los arrecifes de coral, publicado en 1842, para explicar la construcción de los arrecifes y los atolones, de su crecimiento vertical y de su distribución en las aguas tropicales de entre los 18 y 20 grados centígrados y que este limite térmico se ubica en los 28 grados de latitud norte-sur, “poco más allá de los trópicos de Cáncer y Capricornio”. Ese es el Punto de Darwin.

Yann Hénaut disertó sobre “El hombre: animal entre animales”. De manera fresca y provocativa, el científico habló de las actitudes de los seres humanos que el nacido en Sherewsbury planteó en su obra La expresión de las emociones en el hombre y los animales. Darwin “caracterizó algunas actitudes de los seres humanos, comparándolas con expresiones de animales…, y concluyó que unos y otros mantienen el mismo comportamiento, en el sentido de que usan las mismas expresiones para expresar sentimientos similares”. La risa es una de ellas. Darwin “abrió la caja de Pandora de las cuestiones modernas sobre comportamiento animal y biología en general”.

A Charles Darwin hay que rendirle un homenaje, no sólo por el aniversario de su obra o nacimiento, sino por que ha sido el científico que, al igual que Copérnico, se atrevió a ir contra el dogma, contra “la vanidad humana” -como mencionó Schmitter-, y por que con él la historia evolutiva del Hombre se empezó a contar: nos dijo que descendíamos de los antropoides, en lugar de haber sido creados en el año 4004 antes de nuestra era, como aseguraban los creacionistas.

¿Por qué negar o tener repulsión de reconocer que venimos de las bacterias, de los gusanos, de los peces, de los reptiles y de los monos?
Feliz cumpleaños, Carlitos.