sábado, 24 de mayo de 2008

Memoria roja

Fue circunstancial. El día de mi cumpleaños no sabía que autoregalarme y terminé donde siempre inicio: la librería. Entre cimeros de libros me llamó la atención el título y la portada de uno de ellos. El autor era de nombre y apellido alemanes y en el diseño de la portada destacaba una escurriente mancha de sangre. Memoria roja. Historia de la guerrilla en México (1943-1968), de Fritz Glockner, es la ficha parcial. Fue un encuentro no deliberado.

Es coyuntural. Ahora que el Ejército Popular Revolucionario, el grupo guerrillero que se constituyó en 1994 e hizo su aparición pública en 1996, está ganando los espacios mediáticos a partir de su propuesta de diálogo con el gobierno federal, es interesante conocer algo de historia de los movimientos armados en México. Es oportuno leerlo y hablar del tema.

No es un libro único y que lo diga todo. Es claro que el escritor no tiene a la narrativa como su mejor aliada, muestra algunas dificultades: no es literato, es un historiador que curiosamente -salvo el primero de cinco capítulos-, no cita, no entrecomilla, a sus fuentes. “…aún cuando los tradicionales buscadores de éstas sugieran falta de verosimilitud, de rigor académico o seriedad de mi parte, les recuerdo que al final vienen las fuentes, la bibliografía, la hemerografía, los documentos, las entrevistas realizadas”, advierte el autor.

Lo anterior, me recordó otra lectura que de manera tangencial está relacionada con la motivación de Glockner por hacer este libro. La obra que recuerdo también está escrita por otro historiador que hace uso de la prosa literaria: La Guerra de Galio, de Héctor Aguilar Carmín.

En La Guerra de Galio -al margen de que el personaje Carlos García Vigil y sus amores no cuajan del todo y donde sobresale el papel de Octavio Sala, el férreo defensor del papel de la prensa y su lucha contra el burócrata Galio Bermúdez-, se detalla en un pasaje del libro el asesinato del guerrillero Julio Abrantes.

Lo interesante es que luego de unos dimes y diretes entre Aguilar Camín y Fritz Glockner, el primero reconoce implícitamente que la ficticia descripción de la muerte de Abrantes, corresponde a la real muerte de Napoleón Glockner, el padre de Fritz.

La muerte de Napoleón Glockner, miembro de las Fuerzas de Liberación Nacional, sucedida en 1974, fue el resorte que hizo investigar y escribir a Fritz Glockner Memoria roja: “...cuando la historia toca a tu puerta y se mete sin pedir permiso, te avasalla, te restriega un torbellino en plena cara y te obliga, de alguna manera, a involucrarte en el tema”.

El libro es una narración de hechos armados y movilizaciones políticas sucedidos en el país en un periodo de 25 años. Inicia con el levantamiento campesino de Rubén Jaramillo y la toma insurgente del poblado de Tlaquiltenago, en el estado de Morelos, y termina con la radicalización de grupos de estudiantes durante el movimiento de 1968, en la ciudad de México.

Entre esos dos eventos, el autor aborda, en desiguales niveles de profundidad, la incursión del ejército en las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional en 1956; la movilización magisterial y de telegrafistas en 1958 y la lucha sindical y salarial de los ferrocarrileros en 1958 y 1959. Con estos acontecimientos, el autor señala que se inicia la pérdida de vigencia de la Revolución Mexicana, ya que aquel movimiento “se estancó en retóricas de campaña, en actos oficialistas, en demagogia y lecciones de historia patria”. En el desarrollo de estos puntos, Glockner comienza a mostrar su postura ideológica como narrador de la historia.

En contexto, lo que era innegable es que la forma de responder a las demandas de los trabajadores correspondía a la actitud y al discurso de la Guerra Fría, donde el gobierno, los líderes “charros” y los empresarios llamaban a defender a la patria de las acechanzas comunistas. La triunfante revolución cubana animaba a la los líderes del Partido Comunista y del Partido Obrero Campesino de México a construir enlaces en los diferentes movimientos y, por otro lado, el gobierno y los empresarios se alertaban y endurecían sus respuestas. Se destaca que es en estos movimientos donde se inician como líderes Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, que posteriormente optarían por la lucha armada.

Iniciando la década de los 60s, se forma la Asociación Cívica Guerrerense, que originalmente abanderaba las demandas de campesinos arroceros, copreros y ajonjolineros, y, por otro lado, se suceden tomas de latifundios en Chihuahua con la subsecuente represión, la muerte de campesinos y la aparición de líderes como Arturo Gámiz y Pablo Gómez. En esos momentos, señala el autor, la palabra izquierda comienza a llenar los discursos en universidades, en gremios y políticos.

En 1961, luego de la adopción del socialismo como forma de gobierno en Cuba, en México se organiza la Asamblea Nacional de Fuerzas Democráticas que posteriormente da paso al Movimiento de Liberación Nacional. Concurren a la Asamblea figuras como Enrique González Pedrero, Víctor Flores Olea, Carlos Fuentes, Pablo González Casanova, Heberto Castillo, Rubén Jaramillo y Genaro Vázquez. Es la primera organización de izquierda no partidista, en el país.

En 1962 es asesinado en Xochicalco, Morelos, Rubén Jaramillo y su familia. El líder agrario había mantenido por casi veinte años una lucha por el cumplimiento de viejas demandas zapatistas y de cooperativismo obrero en el naciente ingenio de Zacatepec. Gradualmente, debido a una constante persecución, su postura se fue radicalizando políticamente y llega a proclamar el Plan de Cerro Prieto donde desconoce los poderes federales y el orden político, social y económico del país. El gobierno nunca cumple su palabra en las negociaciones con él, a pesar de las intervenciones de Lázaro Cárdenas, viejo amigo de Jaramillo.

La obra de Fritz Glockner muestra que las represiones sucedidas en Chihuahua y en Guerrero con la muerte de campesinos y el encarcelamiento de sus líderes, crea las condiciones para el surgimiento de los primeros grupos guerrilleros rurales. Son los primeros años del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

En Chihuahua, luego de varios años de lucha por derechos agrarios, Arturo Gámiz y varios seguidores deciden iniciar la lucha armada. El 23 de septiembre de 1965 atacan el cuartel militar de Madera, Chihuahua. El asalto es un fracaso y Gámiz y otros siete atacantes mueren.

En 1966, el periodista Víctor Rico Galán organiza el Movimiento Revolucionario del Pueblo. Es el primer grupo armado urbano. Nunca entra en acción pues pronto es infiltrado y desarticulado.

En 1968 Genaro Vázquez es liberado a sangre y fuego luego de varios meses de prisión. Él y su organización entran en la clandestinidad y crean la organización guerrillera Asociación Cívica Nacional Revolucionaria. Previamente, en 1967, Lucio Cabañas forma el Partido de los Pobres.

Durante el movimiento estudiantil de 1968, algunos grupos de estudiantes se radicalizan, según Fritz Glockner tomando testimonios de Jorge Poo. Un grupo, Comando Urbano Lacandones, siente la necesidad de tomar venganza por los actos represivos y se arma. Nunca actúan como grupo guerrillero, sino como grupo de autodefensa.

Sin embargo, según Glockner, para esas fechas, varios estudiantes inician contactos con universitarios de la Patricio Lumumba y logran viajar a Corea para adiestrarse en tácticas guerrilleras. Forman el Movimiento de Acción Revolucionaria. Pronto son infiltrados y la mayoría detenidos a su regreso a México en 1969.

Sergio Aguayo, en su libro La Charola, revela documentos desclasificados del CISEN y en uno de lo anexos transcribe un manuscrito de Mario Acosta Chaparro, donde para la década de los 60s menciona a 8 grupos guerrilleros con 661 integrantes. Agrega, a lo dicho por Glockner, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria Estudiantil y la Liga Leninista Espartaco.

La obra Memoria roja, es un intento por sistematizar una historia poco conocida. Un tema que los historiadores “borran u omiten los hechos no convenientes, condenados al olvido”. Es la “parte de la historia de los vencidos”, en un momento en donde la memoria de las nuevas generaciones no alcanza para recordar la década de los sesentas, mucho menos para conocer los antecedentes de los grupos que desde entonces eligieron la lucha armada para resolver los problemas de México.

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