domingo, 30 de marzo de 2008

CANACO

No tuvo inconveniente en recibirme a pesar de las interrupciones por llamadas telefónicas de embajadores y empresarios. Si no fuera porque Yvette me había pedido el favor de platicar con él, nunca me hubiese imaginado que el líder de un importante sector de la economía de Quintana Roo ligara ideas y conceptos de la economía global y ubicara perfectamente a Chetumal como una ciudad que depende de las formas de su articulación a esa economía. Es lo que Manuel Castells explica cuando habla de cómo una ciudad debe integrar y estructurar a su sociedad en condiciones de supervivencia y en un marco competitivo: una glolocalidad.

Pronto me di cuenta que no escucharía un léxico compuesto por términos como “aduana”, “bodega”, “crédito”, “declaración”, “embalaje”, “importación” o “mercancías”. A su preparación se sumaba un afinado sentido común. Graduado como ingeniero químico en el IPN, con una maestría en administración por la Universidad Autónoma de Puebla y con estudios en alta dirección de empresas en la Universidad de Berkeley, el Presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Chetumal (Canaco), Luis Ortiz Cardín, fue mi interlocutor en estos días.

Mientras se mesaba suavemente la barba, el representante de 10 mil comerciantes esperaba cada pregunta y la escribía rápidamente: mostraba que quería ser preciso, no divagar. Le pregunté sobre un diagnóstico del comercio en Quintana Roo y sintetizó su respuesta:

El comercio en la zona centro y sur del estado tuvo su auge en el pasado, donde las condiciones en el ámbito internacional y nacional facilitaban que la actividad comercial fuese dinámica económicamente, tal vez no sustentablemente como se demostró con el paso del tiempo. En su momento se hicieron grandes cosas en el comercio, a pesar de no tener mayores preparaciones y visiones, pero con mucha intuición: el carácter fenicio de la actividad comercial en la capital permitió que, a pesar de desconocer el lenguaje del comercio exterior, hubiera una práctica intuitiva. Las cartas de crédito y el comercio con Asia y Europa y la utilización de las vías de comunicación marítima y aérea permitieron que un buen número de esa masa crítica de empresarios -que aún tenemos-, se manejara con mucho dinamismo”.

Pero tanto el sector público y el privado tienen sus luces y sus sombras en el fenómeno comercial. Con los 70s, cuando se comienza a respirar la independencia como estado soberano, se crean al vapor cuadros de políticos y entonces buena parte de los comerciantes se mueven como ellos y así es como nace nuestra clase política estatal. Todas las ventajas y debilidades que tenían como empresarios se las llevan al servicio público y las aplican igual: con buenas intenciones, pero con baja preparación. Así es como comienza a caminar nuestro joven estado, con una visión donde el cortoplacismo era la pauta a seguir. Ni el sector público, ni el privado, se preocupó por formar cuadros: no se crean estadios de sustentabilidad económica, ni turística. Nace Cancún y con ello viene una vorágine de inversiones foráneas y de un cosmopolitismo que contrastan tremendamente con la zona sur del estado”.

Luego llega el asunto del GATT y la OMC, con toda esa fenomenología de carácter internacional, y arriba la apertura de mercados y el acentuamiento de políticas de alta corrupción que se dan en el país y que posibilitan la creación de centros de importadores de comercio ilegal: Chetumal deja de ser el punto de oportunidad, el paraíso de compradores, y llega un Chetumal donde la masa crítica económica del comercio y de la burocracia no está preparada para la diversificación, ni para responder a los embates del mundo exterior”.

Sobre la posible renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, el Ing. Ortiz Cardín tiene una cuestionable postura, pero entendible y válida a partir de sus intereses.

Revisar un Tratado no debe responder a la presión de algún grupo, al margen de que la petición pudiera o no ser justa. Los números hoy nos señalan que México ha ido a la alza en términos de la balanza comercial. Es cierto, hay elementos fundamentales como el campo -el maíz específicamente-, que hace que la polémica se dé, pero también es cierto que como todo negocio se debe entender que al margen de los diálogos en materia social, nunca se perderá de vista que son negocios, aun aceptando que sean empresas o instituciones socialmente responsables. En las mesas de negociación cada quien defiende sus intereses, esa es una realidad, aun bajo las premisas de ganar-ganar y toda esa retórica teórica que luego tenemos. El problema que tuvimos con el Tratado de Libre Comercio fue de irresponsabilidad social al saber lo que venía y que inexorablemente llegaría, y no nos preparamos adecuadamente”.

Quien representa los intereses de los comerciantes de Playa del Carmen, Tulum, Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Bacalar, Mahahual, Nicolás Bravo, Javier Rojo Gómez y Chetumal, tiene una franca interpretación sobre el fenómeno de las nuevas inversiones y el arribo de las plazas comerciales.

Esta situación en Chetumal no es algo que escape a lo que sucede en otras partes de México. Acá, sin embargo, es algo más caótico por ciertas características: la masa crítica de empresarios es pequeña y no se ha movido mucho; si se afecta al grupo se afecta a un buen porcentaje de la actividad comercial”.

Las plazas comerciales le vinieron a dar una nueva imagen a Chetumal, a pesar de la necesaria evaluación del costo-beneficio. Las plazas empujaron y reorientaron mucha de la inversión pública y eso modificó la imagen de la ciudad”.

Sin embargo, nuevamente surge el tema de las preparaciones y de las negociaciones. A diferencia de otros estados, aquí no se negoció que se le comprara a los productores locales, ni mantener cierto nivel de sueldos, ni reportar algunos impuestos locales..., tenemos una Plaza que disfrutamos, pero el gobierno debe cuidar y no olvidar que la sociedad debe estar apoyada y protegida, sin entender que sea paternalismo, sino como facilitador del desarrollo y de la sociedad local”.

Finalmente, al que participa en la iniciativa privada como propietario de la purificadora de agua “La Cascada”, se anima a opinar sobre el desarrollo y el medio ambiente.

El medio ambiente es tan importante y atractivo en nuestro estado, que es lo que ha permitido el desarrollo económico que tenemos, eso no se debe perder de vista. En ese sentido, me manifiesto responsablemente en señalar que no estoy de acuerdo con la petición que hacen algunos ciudadanos en borrar drásticamente el artículo 60 ter de la Ley General de Vida Silvestre: las cosas no son en blanco o negro. Restarle importancia a los manglares es no tener idea de lo que es el medio ambiente”.

Hoy por hoy, esas 10 o 12 líneas del artículo no deben alejar la inversión, somos mucho más que eso. El desarrollo no debe estar divorciado del medio ambiente, ni el medio ambiento puede ser enemigo del medio ambiente”.

De esta forma, con esas palabras, Luis Ortíz dejó que su conocimiento y expectativas sobre el comercio, su postura de intereses sobre la actual situación del TLC, su visión sobre las nuevas inversiones en Chetumal y una toma de posición en la polémica respecto a los maglares y el desarrollo, mostraran que el comercio organizado ha dejado de ser simplemente una institución apática y alejada de temas que ahora son fundamentales para la glolocalidad chetumaleña. Eso, bien entendido, puede traducirse en protagonismo y en equilibrios que todo sector debería buscar en una sociedad que se estructura en las condiciones de estos tiempos.

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