Me despertó y me puse a pensar en la ausencia. Goyo me recordaba esas mañanas cuando el humo de la leña entraba por el tejado. Su canto me evocaba la luz primera que se filtraba y que era acompañada por su tul aromático. La madera que ardía en aquellas hornillas era tanta como el deseo que ella avivaba en mi, sediento núbil amoroso. Y aquella boca.., que besaba, que reía, que separaba y cerraba abismos y que era dulce. Era María, la mañanera. Ahora Goyo, el gallo, ya no me recuerda sólo aquellos ojos negros y aquellas trémulas carnes, ahora me anuncia la lentitud y la calladez del tiempo que llega y el que se fue.
Los que escriben, los expertos, recomiendan tener una historia previa -una preescritura-, los personajes, saber manejar la voz del narrador, el tiempo y el espacio. Así, parece fácil.
Hay que vivir las historias que se cuentan y agregarle esos elementos literarios más un estilo y una técnica particular que puede ser divergente, simple, convergente... Lo importante es que el relato, sea cuento o novela, nunca pierda la almendra: sea un sueño, un recuerdo o un personaje, esa es la fuente inconciente que luego conectará a ríos profundos. Es un reto trabajar la imaginación para hacer verdades.
Revisar papeles y ordenar libros sirve para quitar polvo y matar termitas. También para encontrar llaves que no siempre sabemos para qué se hicieron y cuando utilizarlas. Cada quien tiene historias, pero pocos sabemos contarlas. Les tengo envidia de la buena a apellidos como Cortazar, Fonseca, Poe, García Márquez, Cardoso, Valadés, Chejov, Monterroso, Quiroga…, ellos saben contar las palabras de un suceso.
Ahora les comento de las llaves encontradas que sirven para narrar historias. Si le sirven, tómelas, pero “no olviden que lo importante es practicar para que se domine la técnica”. Así aconsejó Eduardo Casar.
Primero determine una técnica: subjetivo u objetivo o también definido como hermético o figurativo, pero siempre aplique un estilo individual, personal. Juan Bosch recomienda que no tratemos de innovar la estructura del género cuando se hacen los primeros pininos. Eso se hará cuando ya se le domine. Sin embargo, el dominicano recomienda no ser muy cuadrados: el cuento no siempre tendrá un final sorprendente, lo fundamental es mantener vivo el interés del lector, que no se caiga la tensión. El cuento “A la deriva” de Horacio Quiroga, es un buen ejemplo.
No se preocupe por la extensión, puede ser desde una sola línea hasta diez cuartillas. Eso sí, no se prolongue. El cuento, dice Onelio Jorge Cardoso, es una novela en síntesis. Nunca compare esas diez cuartillas con las 250 de la novela. La primera es intensa y la segunda extensa.
Una observación importante que nos ofrece el cubano. En la novela se crean caracteres de los personajes que pueden rebelarse contra el autor; pero en el cuento el autor es el padre y el dictador de sus criaturas: “no puede dejarlas libres, ni tolerarles rebeliones”.
Trate de atrapar al lector desde el primer párrafo, esto es independiente del estilo del escritor. Luego, agárrelo de la mano y no lo suelte, llévelo sin miramientos al camino que ya tiene trazado. Quiroga afirma que un cuento “es como una flecha disparada hacia un blanco y ya se sabe que la flecha que se desvía no llega al blanco”. A este punto, Bosch agrega que un cuentista es como un aviador, nunca levanta el vuelo sin saber a dónde conducirá su máquina.
Para lograr lo anterior, todos los expertos recomiendan hacer una cuidadosa selección y depuración del tema. Si se selecciona bien se estará en condiciones de hacer un cuento que cumpla con las siguientes características que nos ofrece Manuel Cofiño: brevedad, dinamismo, intensidad y tensión, estructura sintética, unidad, economía de medios, lenguaje y personajes. Se estará en condiciones de “presentar al lector un fruto de numerosas cáscaras que van siendo desprendidas a los ojos de un niño goloso”.
Cofiño, el cuentista que también fuera asesor del Ministerio de Cultura de Cuba, nos actualiza en las tendencias narrativas para el cuento. Nos recuerda que: 1. El cine ha influido en las formas narrativas: yuxtaposición de planos, entremezcla de secuencias temporales y juegos con espacio. Se escribe diferente ahora que antes de que surgiera el arte cinematográfico, 2. La técnica narrativa tiene actualmente un deliberado desorden cronológico que rompe la tradicional tendencia lineal, 3. El narrador ha dejado de ser omnisciente y ya no ve todo ni lo sabe todo, no conoce el pasado, el presente o pasado de los personajes. El escritor se democratiza: ya no ve a sus personajes desde arriba, ahora están a su nivel, 4. Se estudia más la psicología de los personajes, se pone más énfasis en lo social y cobra importancia el dialogo incisivo y funcional, 5. La descripción ha perdido importancia y hay una mayor síntesis donde se valora el lenguaje con rigor poético: se busca la belleza expresiva y 6. El escritor ya no entrega todo “masticado” al lector, lo deja participar ahora como ente activo.
Para finalizar, el uruguayo Horacio Quiroga nos obsequia un “Decálogo del perfecto cuentista”, tal vez un poco envejecido, pero útil en muchos aspectos. Se enlistan algunos. I. Cree en un maestro (llámese Allan Poe, Anton Chéjov…), II. Cree que tu arte es una cima inaccesible (esfuérzate), III. Resiste cuanto puedas la imitación, IV. Ten fe ciega no en tu capacidad, sino en el ardor con el que deseas, V. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas adhieras a un sustantivo débil, VI. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego y VII. No pienses en los amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si el relato no tuviera más interés que para el ambiente de tus personajes…
Se observa que ser buen cuentista es todo un reto. Cofiño se atreve a decir que “cuesta mucho más trabajo elaborar una página de un cuento que todo el capítulo de una novela”. Pueden estar o no de acuerdo, pero también es importante ser un buen lector de cuentos, nosotros somos los que le otorgamos los premios y los laureles.
Atrévase a escribir el primer párrafo de su historia, de su cuento. Pero no olvide que éste puede ser producto de un estado de semiinconsciencia, donde los personajes y las circunstancias lo arrastraron. Yo ya me atreví. Algún día dejaré el desorden; abandonaré el caos. Duro reto y serio compromiso.
domingo, 20 de diciembre de 2009
domingo, 22 de noviembre de 2009
A un año
En 1993 Herman Konrad escribió sobre la Revolución mexicana en Quintana Roo. Me propuse releerlo para entender a los 8 mil estudiantes, deportistas y cuerpos policíacos que desfilaron frente a una Bahía y que con ello tropicalizan la historia nacional.
Debido a la proximidad del Centenario de la Revolución, los historiadores se han puesto a trabajar sobre el tema. Nos quieren dar finos detalles de aquel acontecimiento para que la oportunidad registre una radiografía actualizada y que no todo se reduzca a un ilustrativo y sintético texto de nuestra educación laica y científica.
Si existieran estadísticas que midieran los fervores patrios, estoy seguro que veríamos que la mayoría de los mexicanos conocen lo que sucedió aquella madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando inició la lucha por la Independencia; pero pocos saben lo que pasó en aquel 20 de noviembre de 1910, cuando oficialmente inicia la Revolución mexicana. Como que somos más independentistas que revolucionarios y eso le da diferente sustento emocional a un grito en la plaza cívica, que a caminar por las soleadas calles con un rifle de palo o con trenzas y mostachos artificiales.
No estoy para contarles, pero la Revolución inició por un descontento entre grupos políticos y sociales. No fue algo así como que de pronto el pueblo anónimo se puso de acuerdo y dijera: "ya estoy hasta la coronilla de los impuestos, del autoritarismo o de la inequidad en la distribución de la riqueza y mejor voy a tomar los fierros para ver de qué cuero salen más correas". Para nada.
Todo se dio por la sucesión presidencial de 1910. Porfirio Díaz decidió sacrificarse nuevamente por sus gobernados y propone reelegirse nombrando a Ramón Corral como el candidato a la vicepresidencia; eso molestó a los seguidores de Bernardo Reyes: no querían al “científico” Corral. Díaz unió a toda la clase política en su contra y acordaron derrocar su gobierno.
Porfirio decide mandar a Bernardo de embajador a Europa, pero sus seguidores no se quedaron tranquilos. Pos que se creía, faltaba menos.
Los reyistas pronto se unieron al proyecto “antirreeleccionista” de Francisco Indalecio Madero, un señor rico que estudió derecho y administración de empresas en Estados Unidos y Francia, que además de aprender técnicas nuevas para que su hacienda produjera mejor, traiba ideas democráticas como el de sufragio efectivo, libertad de prensa, libertad de asociación y respeto a derechos sindicales (de los campesinos nada decía, eso despuecito lo hizo Emiliano Zapata). Todo lo contario de lo que desde endenantes practicaba el nacido en Oaxaca.
Madero funda el Partido Nacional Antirreeleccionista y logra, además de los reyistas, el apoyo del Partido Liberal Mexicano y de los anarquistas. Y ya con eso pues se postuló para la Presidencia de la República de 1910.
Nomás que Díaz era malora y no se dejó fácil. Encarceló a Madero y realizó las elecciones, las cuales ganó limpiamente junto con Ramón Corral. Ya ganada la contienda electoral, Porfirio deja libre a Francisco y éste se va para Texas. Desde allá, Don Francisco redacta el Plan de San Luis, donde llama al pueblo mexicano a levantarse en armas el 20 de noviembre de aquel año de 1910. Así fue como comenzó la bola.
En 1910 México tenía 15 millones de habitantes y, según la historiadora Aurora Gómez, 1.4 millones murieron por combates o por la hambruna y enfermedades: fue la novena guerra con mayor cantidad de muertos de los siglos XIX y XX.
…
En aquella revista de estudios regionales llamada Eslabones, el canadiense Herman Konrad afirmaba con toda razón que nada de Revolución se dio en Quintana Roo: “como experiencia histórica, las primeras dos décadas del siglo XX tuvieron visos revolucionarios, pero no se puede afirmar que ésta haya sido producto de la Revolución”.
A excepción de las poblaciones de Isla Mujeres y Cozumel, las tradiciones locales eran incipientes y “no tenían la experiencia histórica común que poseían la mayor parte de las entidades de la República”, señala Konrad. Quintana Roo era la excepción en el esquema evolutivo político de México de esos años.
Tal vez, si forzamos los hechos, podríamos retomar como la parte histórica-revolucionaria de Quintana Roo en aquel periodo comprendido entre junio de 1913 y junio de 1915, cuando el Territorio fue reintegrado a Yucatán por órdenes de Venustiano Carranza. “Este movimiento propició que Quintana Roo se viera envuelto en la resistencia yucateca contra Carranza, que terminó bajo la fuerza de Salvador Alvarado”.
Realmente Quintana Roo era en esos años una zona que ya estaba controlada por los militares y que lo continuaron haciendo hasta la década de los 30s, ellos fueron los que institucionalizaron la Revolución en este territorio, tal y como lo detalla Teresa Ramayo en otro artículo de esa revista.
En este caso, la historia nos llega de rebote. Quintana Roo era una frontera semidespoblada, controlada por empresas forestales y una incipiente clase política subordinada al centro del país. La Revolución nos permea por aquello de ser parte de una federación de estados y por el compromiso nacional de construir un proyecto de identidad histórica y cultural.
Acá no aportamos a la Revolución ni un gramo de plomo, ni un muerto. Ya los mayas se habían adelantado 60 años atrás y habían hecho su propia revolución y para los años de la Revolución mexicana estaban siendo “pacificados”.
La Revolución mexicana tuvo enormes costos, pero su saldo fue positivo. Después de ella, la voz y las organizaciones de muchos mexicanos ya no podían ser ignoradas, culturalmente se perdió en el campo el respeto al patrón, se crearon las condiciones para la reforma agraria y la expropiación de recursos naturales de patrimonio nacional. Pero sobre todo, se acaba con el antiguo régimen que frenaba la modernidad social y que ya habían trazado los liberales del siglo XIX: se termina con el caudillismo y se crea la Constitución Política de 1917.
A un año de las grandes celebraciones por su Centenario, está la tarea pendiente de revisar qué queda de aquellos saldos revolucionarios, en dónde terminaron los pedazos de esos ideales maderistas, zapatistas y villistas que movieron a miles de personas. Y sobre todo, llevar a contraluz de un siglo las realidades de una nación que ahora se encuentra en una seria crisis económica, pero que socialmente ya no es la misma de hace cien años.
Debido a la proximidad del Centenario de la Revolución, los historiadores se han puesto a trabajar sobre el tema. Nos quieren dar finos detalles de aquel acontecimiento para que la oportunidad registre una radiografía actualizada y que no todo se reduzca a un ilustrativo y sintético texto de nuestra educación laica y científica.
Si existieran estadísticas que midieran los fervores patrios, estoy seguro que veríamos que la mayoría de los mexicanos conocen lo que sucedió aquella madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando inició la lucha por la Independencia; pero pocos saben lo que pasó en aquel 20 de noviembre de 1910, cuando oficialmente inicia la Revolución mexicana. Como que somos más independentistas que revolucionarios y eso le da diferente sustento emocional a un grito en la plaza cívica, que a caminar por las soleadas calles con un rifle de palo o con trenzas y mostachos artificiales.
No estoy para contarles, pero la Revolución inició por un descontento entre grupos políticos y sociales. No fue algo así como que de pronto el pueblo anónimo se puso de acuerdo y dijera: "ya estoy hasta la coronilla de los impuestos, del autoritarismo o de la inequidad en la distribución de la riqueza y mejor voy a tomar los fierros para ver de qué cuero salen más correas". Para nada.
Todo se dio por la sucesión presidencial de 1910. Porfirio Díaz decidió sacrificarse nuevamente por sus gobernados y propone reelegirse nombrando a Ramón Corral como el candidato a la vicepresidencia; eso molestó a los seguidores de Bernardo Reyes: no querían al “científico” Corral. Díaz unió a toda la clase política en su contra y acordaron derrocar su gobierno.
Porfirio decide mandar a Bernardo de embajador a Europa, pero sus seguidores no se quedaron tranquilos. Pos que se creía, faltaba menos.
Los reyistas pronto se unieron al proyecto “antirreeleccionista” de Francisco Indalecio Madero, un señor rico que estudió derecho y administración de empresas en Estados Unidos y Francia, que además de aprender técnicas nuevas para que su hacienda produjera mejor, traiba ideas democráticas como el de sufragio efectivo, libertad de prensa, libertad de asociación y respeto a derechos sindicales (de los campesinos nada decía, eso despuecito lo hizo Emiliano Zapata). Todo lo contario de lo que desde endenantes practicaba el nacido en Oaxaca.
Madero funda el Partido Nacional Antirreeleccionista y logra, además de los reyistas, el apoyo del Partido Liberal Mexicano y de los anarquistas. Y ya con eso pues se postuló para la Presidencia de la República de 1910.
Nomás que Díaz era malora y no se dejó fácil. Encarceló a Madero y realizó las elecciones, las cuales ganó limpiamente junto con Ramón Corral. Ya ganada la contienda electoral, Porfirio deja libre a Francisco y éste se va para Texas. Desde allá, Don Francisco redacta el Plan de San Luis, donde llama al pueblo mexicano a levantarse en armas el 20 de noviembre de aquel año de 1910. Así fue como comenzó la bola.
En 1910 México tenía 15 millones de habitantes y, según la historiadora Aurora Gómez, 1.4 millones murieron por combates o por la hambruna y enfermedades: fue la novena guerra con mayor cantidad de muertos de los siglos XIX y XX.
…
En aquella revista de estudios regionales llamada Eslabones, el canadiense Herman Konrad afirmaba con toda razón que nada de Revolución se dio en Quintana Roo: “como experiencia histórica, las primeras dos décadas del siglo XX tuvieron visos revolucionarios, pero no se puede afirmar que ésta haya sido producto de la Revolución”.
A excepción de las poblaciones de Isla Mujeres y Cozumel, las tradiciones locales eran incipientes y “no tenían la experiencia histórica común que poseían la mayor parte de las entidades de la República”, señala Konrad. Quintana Roo era la excepción en el esquema evolutivo político de México de esos años.
Tal vez, si forzamos los hechos, podríamos retomar como la parte histórica-revolucionaria de Quintana Roo en aquel periodo comprendido entre junio de 1913 y junio de 1915, cuando el Territorio fue reintegrado a Yucatán por órdenes de Venustiano Carranza. “Este movimiento propició que Quintana Roo se viera envuelto en la resistencia yucateca contra Carranza, que terminó bajo la fuerza de Salvador Alvarado”.
Realmente Quintana Roo era en esos años una zona que ya estaba controlada por los militares y que lo continuaron haciendo hasta la década de los 30s, ellos fueron los que institucionalizaron la Revolución en este territorio, tal y como lo detalla Teresa Ramayo en otro artículo de esa revista.
En este caso, la historia nos llega de rebote. Quintana Roo era una frontera semidespoblada, controlada por empresas forestales y una incipiente clase política subordinada al centro del país. La Revolución nos permea por aquello de ser parte de una federación de estados y por el compromiso nacional de construir un proyecto de identidad histórica y cultural.
Acá no aportamos a la Revolución ni un gramo de plomo, ni un muerto. Ya los mayas se habían adelantado 60 años atrás y habían hecho su propia revolución y para los años de la Revolución mexicana estaban siendo “pacificados”.
La Revolución mexicana tuvo enormes costos, pero su saldo fue positivo. Después de ella, la voz y las organizaciones de muchos mexicanos ya no podían ser ignoradas, culturalmente se perdió en el campo el respeto al patrón, se crearon las condiciones para la reforma agraria y la expropiación de recursos naturales de patrimonio nacional. Pero sobre todo, se acaba con el antiguo régimen que frenaba la modernidad social y que ya habían trazado los liberales del siglo XIX: se termina con el caudillismo y se crea la Constitución Política de 1917.
A un año de las grandes celebraciones por su Centenario, está la tarea pendiente de revisar qué queda de aquellos saldos revolucionarios, en dónde terminaron los pedazos de esos ideales maderistas, zapatistas y villistas que movieron a miles de personas. Y sobre todo, llevar a contraluz de un siglo las realidades de una nación que ahora se encuentra en una seria crisis económica, pero que socialmente ya no es la misma de hace cien años.
domingo, 8 de noviembre de 2009
El Maestro
Parecían conejillos de indias. Nadie sabía que había pasado años atrás, pero todo el grupo experimentó que, por ser nueva la carrera y para marcar una diferencia con los antropólogos sociales que se formaban en el mismo claustro, se les cargaba la mano con lecturas: 60 páginas al día. Se les insistía que la fuente del saber estaba en los clásicos y no en los refritos; del barbudo de Tréveris sólo lo esencial y fundamental: Das Kapital, y se ofrecían seminarios a granel de semiología y psicoanálisis y otras cosas. Muchos no aguantaron el paso, prefirieron la bohemia.
El que encabezaba ese proyecto experimental era un nayarita, un barbón exjesuita, de palabra sabia y directa, de pocos pero sinceros y capaces amigos. A este maestro le seguían en la aventura de enseñar de manera diferente un par de catalanes, un castellano, un panameño, un brasileño y un chilango. Era un cóctel mortífero, tremendamente capaz, que ponía en ridículo a la mayoría de sus competidores académicos. Eran polémicos y no pocos les profesaban sentimientos de aversión.
Ambos grupos, el de los maestros y el de los conejillos, se llevaban bien, había fraternidad. La mayor parte de los alumnos seguían a la maestra catalana; era la más alivianada, la que mezclaba la política y la academia, la que ofrecía poemas y música de Lluis Llach, la que asistía todos los viernes al reventón para discutir los temas coyunturales y la que les hablaba de sus amores. Los otros eran como seminaristas que seguían al hijo de Ignacio de Loyola para que les facilitara las novedades literarias llagadas de París, Madrid o Barcelona o para escucharle anécdotas increíbles de sus poderes sexuales.
En esa idea de leer a los clásicos, el maestro tenía como obsesión, como obstinada fe, el conocimiento y la enseñanza de la escuela estructuralista. Él negaba que fuese una moda pasajera y que “las verdades que pone en relieve sobre la conciencia, el ser y la libertad”, ya eran parte del saber de la humanidad. En ocasiones, al grupo le llegaba la duda sobre ese entusiasmo al ver alrededor y observar que el estructuralismo no era una escuela grata en aquellos tiempos: la moda era ser marxista.
Michael Foucault, el historiador, y Louis Althusser, el filósofo, eran los únicos cabos que unían al grupo con el resto de la escuela. A Roland Barthes, el semiólogo, a Jacques Lacan, el psicoanalista, y a Claude Lévi-Strauss, el etnólogo, pocos los conocían fuera de aquel grupo de conejillos y de maestros.
Encima de todo eso, los jóvenes tenían que leer a los alemanes, a los ingleses y a los norteamericanos que habían formado escuelas; pero sobre todo, a los franceses. En algún momento el grupo notó que de los mexicanos poco se leía, como si fuesen de relleno. Algún maestro explicó que los nuestros básicamente habían hecho historia y etnografía de rescate y que de teoría nada había, salvo los fundamentos nacionalistas y las nacientes propuestas de construcción de la identidad. “En todo caso, se tendría que hacer una nueva etnografía de México vinculándola a la teoría”. Como que no agradaba mucho esa explicación, pero así estaba escrito en el diseño curricular.
A lo largo de meses y años, los jóvenes leyeron y leyeron a Claude Lévi-Strauss. Era la biblia que el exjesuita en ocasiones les entregó acompañada de tamales de camarones, del mejor vino que se conseguía en ese entonces o del obsequio de pares de borceguíes para cuando se hacia trabajo de campo. Se conjuntaba el afecto con el saber.
…
El último sábado de octubre de este año, un día antes que llegaran los muertos-niños, falleció en París Claude Lévi-Strauss. Tenía 100 años de edad y fue uno de los más influyentes intelectuales de la segunda mitad del siglo XX e icono de la cultura francesa contemporánea. La muerte del maestro fue tan discreta, que el mundo se enteró dos días después, como queriendo evitar con ello la foto que buscaría Sarkozy en estos tiempos en que Francia ha olvidado algunos derechos del hombre y del ciudadano al discriminar y poner en la cesantía a millones de personas por motivos raciales. Murió seguramente como un gentil justo, sin escuchar el Shemá Israel Ad-onai Elo-einu, Ad-onai Ejad.
Al principio fue Tristes trópicos. Fue la obra que inició a Lévi-Strauss en la etnografía. Con en buen estilo narrativo, novelesco, describe su viaje al Mato Grosso brasileño, donde trabaja con los bororo y los nambikwara. Fue la lectura que supuestamente permitiría conocer una obra etnográfica y distinguirla de los libros de viajes y de los aventureros exploradores de siglos atrás.
El que encabezaba ese proyecto experimental era un nayarita, un barbón exjesuita, de palabra sabia y directa, de pocos pero sinceros y capaces amigos. A este maestro le seguían en la aventura de enseñar de manera diferente un par de catalanes, un castellano, un panameño, un brasileño y un chilango. Era un cóctel mortífero, tremendamente capaz, que ponía en ridículo a la mayoría de sus competidores académicos. Eran polémicos y no pocos les profesaban sentimientos de aversión.
Ambos grupos, el de los maestros y el de los conejillos, se llevaban bien, había fraternidad. La mayor parte de los alumnos seguían a la maestra catalana; era la más alivianada, la que mezclaba la política y la academia, la que ofrecía poemas y música de Lluis Llach, la que asistía todos los viernes al reventón para discutir los temas coyunturales y la que les hablaba de sus amores. Los otros eran como seminaristas que seguían al hijo de Ignacio de Loyola para que les facilitara las novedades literarias llagadas de París, Madrid o Barcelona o para escucharle anécdotas increíbles de sus poderes sexuales.
En esa idea de leer a los clásicos, el maestro tenía como obsesión, como obstinada fe, el conocimiento y la enseñanza de la escuela estructuralista. Él negaba que fuese una moda pasajera y que “las verdades que pone en relieve sobre la conciencia, el ser y la libertad”, ya eran parte del saber de la humanidad. En ocasiones, al grupo le llegaba la duda sobre ese entusiasmo al ver alrededor y observar que el estructuralismo no era una escuela grata en aquellos tiempos: la moda era ser marxista.
Michael Foucault, el historiador, y Louis Althusser, el filósofo, eran los únicos cabos que unían al grupo con el resto de la escuela. A Roland Barthes, el semiólogo, a Jacques Lacan, el psicoanalista, y a Claude Lévi-Strauss, el etnólogo, pocos los conocían fuera de aquel grupo de conejillos y de maestros.
Encima de todo eso, los jóvenes tenían que leer a los alemanes, a los ingleses y a los norteamericanos que habían formado escuelas; pero sobre todo, a los franceses. En algún momento el grupo notó que de los mexicanos poco se leía, como si fuesen de relleno. Algún maestro explicó que los nuestros básicamente habían hecho historia y etnografía de rescate y que de teoría nada había, salvo los fundamentos nacionalistas y las nacientes propuestas de construcción de la identidad. “En todo caso, se tendría que hacer una nueva etnografía de México vinculándola a la teoría”. Como que no agradaba mucho esa explicación, pero así estaba escrito en el diseño curricular.
A lo largo de meses y años, los jóvenes leyeron y leyeron a Claude Lévi-Strauss. Era la biblia que el exjesuita en ocasiones les entregó acompañada de tamales de camarones, del mejor vino que se conseguía en ese entonces o del obsequio de pares de borceguíes para cuando se hacia trabajo de campo. Se conjuntaba el afecto con el saber.
…
El último sábado de octubre de este año, un día antes que llegaran los muertos-niños, falleció en París Claude Lévi-Strauss. Tenía 100 años de edad y fue uno de los más influyentes intelectuales de la segunda mitad del siglo XX e icono de la cultura francesa contemporánea. La muerte del maestro fue tan discreta, que el mundo se enteró dos días después, como queriendo evitar con ello la foto que buscaría Sarkozy en estos tiempos en que Francia ha olvidado algunos derechos del hombre y del ciudadano al discriminar y poner en la cesantía a millones de personas por motivos raciales. Murió seguramente como un gentil justo, sin escuchar el Shemá Israel Ad-onai Elo-einu, Ad-onai Ejad.
Al principio fue Tristes trópicos. Fue la obra que inició a Lévi-Strauss en la etnografía. Con en buen estilo narrativo, novelesco, describe su viaje al Mato Grosso brasileño, donde trabaja con los bororo y los nambikwara. Fue la lectura que supuestamente permitiría conocer una obra etnográfica y distinguirla de los libros de viajes y de los aventureros exploradores de siglos atrás.
Le siguió Las estructuras elementales del parentesco, para que se entendieran las nomenclaturas de los sistemas que definen a nuestros parientes por descendencia y a los aliados. También indicaba lo que estaba prohibido y lo que se permitía a través de la regla de la prohibición del incesto como norma universal. ¡Oh, Edipo, tu ceguera nos dió la luz!. Ahí se supo que la naturaleza es la transformación de lo social en lo orgánico y que la cultura era la transformación de lo orgánico en social.
Luego vinieron en fila india los dos volúmenes de Antropología estructural. Una colección de ensayos de gran calado que hacían sudar al más fresco de los lectores: se trata de la exposición del método estructuralista en antropología. Se quedan grabadas algunas ideas: “Los hombres hacen que las cosas hablen, que simbolicen; para ello disponen de una ciencia común: el lenguaje. Y las leyes de esta ciencia residen en el inconciente” o “La conciencia de un individuo introduce variantes dentro de un sistema simbólico que sólo puede ser colectivo. Ya que la sociedad es la poseedora del sistema simbólico, el individuo adquiere valor simbólico por su presencia en la sociedad…” .
A continuación otro tambache: los cuatro deliciosos volúmenes de Mitológicas. De manera fascinante, el etnólogo ordenó cientos de mitos para explicar su estructura universal a partir de un aparato lógico-matemático de pares binarios de oposición y haces de relación de mitemas. Hermenéutica y racionalismo puro basado en la teoría lingüística. Lo crudo y lo cocido, De la miel a las cenizas…, ordenados como obras musicales: sonata, canto, rondó…
Y llegó El pensamiento salvaje, donde cuestiona viejos prejuicios sobre la mentalidad prelógica de los llamados pueblos primitivos y por el contario, explica el rigor interno de sus estructuras donde existe la lógica de lo sensible.
Y así siguió la lectura de La vía de las máscaras, La mirada distante y Palabra dada. Pero sus últimas dos o tres obras ya no se leyeron, el tiempo escaseaba y las distancias eran otras.
Ha muerto el Maestro. Su obra es amplia y toca diversos temas donde destacan el parentesco, el mito y lo simbólico. Todas ellas, como cultura, funcionan bajo un sistema de reglas lógicas y de matriz universal. Las diferencias culturales, como señala Pierre Centlivres, son traducibles unas a otras impidiendo con ello que cada cultura fuera una especie de islote inaccesible. Lévi-Strauss nos amplió el mundo.
Luego vinieron en fila india los dos volúmenes de Antropología estructural. Una colección de ensayos de gran calado que hacían sudar al más fresco de los lectores: se trata de la exposición del método estructuralista en antropología. Se quedan grabadas algunas ideas: “Los hombres hacen que las cosas hablen, que simbolicen; para ello disponen de una ciencia común: el lenguaje. Y las leyes de esta ciencia residen en el inconciente” o “La conciencia de un individuo introduce variantes dentro de un sistema simbólico que sólo puede ser colectivo. Ya que la sociedad es la poseedora del sistema simbólico, el individuo adquiere valor simbólico por su presencia en la sociedad…” .
A continuación otro tambache: los cuatro deliciosos volúmenes de Mitológicas. De manera fascinante, el etnólogo ordenó cientos de mitos para explicar su estructura universal a partir de un aparato lógico-matemático de pares binarios de oposición y haces de relación de mitemas. Hermenéutica y racionalismo puro basado en la teoría lingüística. Lo crudo y lo cocido, De la miel a las cenizas…, ordenados como obras musicales: sonata, canto, rondó…
Y llegó El pensamiento salvaje, donde cuestiona viejos prejuicios sobre la mentalidad prelógica de los llamados pueblos primitivos y por el contario, explica el rigor interno de sus estructuras donde existe la lógica de lo sensible.
Y así siguió la lectura de La vía de las máscaras, La mirada distante y Palabra dada. Pero sus últimas dos o tres obras ya no se leyeron, el tiempo escaseaba y las distancias eran otras.
Ha muerto el Maestro. Su obra es amplia y toca diversos temas donde destacan el parentesco, el mito y lo simbólico. Todas ellas, como cultura, funcionan bajo un sistema de reglas lógicas y de matriz universal. Las diferencias culturales, como señala Pierre Centlivres, son traducibles unas a otras impidiendo con ello que cada cultura fuera una especie de islote inaccesible. Lévi-Strauss nos amplió el mundo.
domingo, 25 de octubre de 2009
El santuario
Muy molesto salió Sergio Pérez Erales de aquella reunión con Gabriel Quadri, quien era Presidente del Instituto Nacional de Ecología (INE): le querían tomar el pelo. El entonces titular de la SEDUMA había acudido a convencer a las autoridades federales de las bondades de declarar a la Bahía de Chetumal como Área Natural Protegida. “Acabo de hablar con el Gobernador Villanueva, él ya aceptó que jurídicamente las aguas de la Bahía son de jurisdicción federal, por lo tanto no se justifica la creación del área protegida por parte del Estado”, le lanzó de manera poco amable el educado en la Universidad de Texas. Pérez sabía que lo de la llamada telefónica nunca había existido, estaba en perfecta coordinación con el que deseaba crear el Santuario Maya del Manatí.
A pesar de la postura del INE, el Gobernador Mario Villanueva tenía otros canales y otras formas de hacer las cosas. Al poco tiempo, el Presidente de la República, Ernesto Zedillo y Julia Carabias, titular de la Secretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, se plantaron en la rambla que bordea la Bahía y atestiguaron la creación del Área Natural Protegida “Santuario del Manatí”. Eso sucedió el 24 de octubre de 1996.
No fue un nacimiento fácil; desde su origen se complicó la creación del Área Natural Protegida (ANP). A pesar del convencimiento que tenían las autoridades locales, los académicos y los representantes de la sociedad civil, de los beneficios que podría aportar al sur del Estado la aplicación de este instrumento de conservación, la expectativa se redujo cuando no existió una compatibilidad jurídica y mucho menos un acuerdo de colaboración con el INE.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, un ANP “es un instrumento de política ambiental con mayor definición jurídica para la conservación de la biodiversidad. Éstas son porciones terrestres o acuáticas del territorio nacional representativas de los diversos ecosistemas, en donde el ambiente original no ha sido esencialmente alterado y que producen beneficios ecológicos cada vez más reconocidos y valorados. Se crean mediante un decreto presidencial y las actividades que pueden llevarse a cabo en ellas se establecen de acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, su reglamento, el programa de manejo y los programas de ordenamiento ecológico. Están sujetas a regímenes especiales de protección, conservación, restauración y desarrollo, según categorías establecidas en la Ley”. Las categorías de las ANP son: las reservas de la biosfera, los parques nacionales, las áreas de protección de recursos naturales, los monumentos naturales, las áreas de protección de flora y fauna y los santuarios.
Al principio el gobierno estatal pretendía que el proyecto fuese asumido por las instancias federales, que ellos decretaran la creación del ANP de la Bahía de Chetumal. Los federales no aceptaron. Para estos no se cumplían con tres condiciones: 1. No se justificaba la conservación de una especie (el manatí) para un área de enorme dimensiones, 2. No existía el trabajo suficiente para tener el consenso social que llevara a constituir el Área, y 3. Tampoco quedaba claro el nivel de afectación de los intereses estatales con la creación del ANP.
A pesar de que los especialistas del Centro de Investigaciones de Quintana Roo (hoy El Colegio de la Frontera Sur), funcionarios y representantes de la sociedad argumentaron lo contrario: 1. El manatí es una especie carismática y “sombrilla”, bajo la cual se protegía una diversidad faunística y 2. De haber realizado una amplio trabajo con el sector educativo para difundir la iniciativa -pero reconociendo que faltaba labor con los ejidatarios de los espacios circundantes a la Bahía y del Río Hondo-, los directivos del INE no cedieron.
No quedó de otra. El gobierno estatal tomó la decisión de crear el ANP- Santuario del Manatí y mantenerlo bajo su responsabilidad. Innegablemente nació con problemas: estaba cojo jurídicamente, pues las aguas eran federales –además de ser fronterizas-, no son aguas interiores de jurisdicción estatal. Actualmente la Zona Sujeta a Conservación Ecológica, Santuario del Manatí (su nombre oficial) es, junto con Xcacel-Xcacelito, Laguna Colombia, Chacmochuch, Laguna Manatí y Parque Kabah, son parte integral de la política de protección ambiental del Gobierno de Quintana Roo.
A trece años de su creación el Santuario del manatí está a la deriva. Este también es el caso de Daniel, el joven Trichechus manatus que vive en un corral en Laguna Guerrero y que a sus seis años de edad se ha transformado en el emblema del Santuario, pero al mismo tiempo se ha convertido en un dilema: o dejarlo encerrado eternamente, o dejarle abierta la puerta para entrar y salir bajo el riesgo de volver a ser arponeado por andar mostrando el estilete a cualquier bañista o encontrar un lejano acuario que lo quiera en adopción. Esa es la realidad tangible de un animal, no un conmovedor dibujo de un niño escolar.
Para entender la Bahía y sus animalitos, es necesario tener un análisis actualizado de la experiencia del ANP- Santuario del Manatí. Y es Benjamín Morales Vela el indicado para hacerlo. Generoso, me ofrece sus ideas.
“Fue en 1992 cuando se vio la necesidad de buscar protección jurídica a la Bahía de Chetumal. Era resultado de una reunión entre expertos beliceños, estadounidenses y mexicanos que trabajábamos el manejo costero y que teníamos experiencias de investigación con el manatí. De esa reunión surgieron propuestas regionales sobre diversas estrategias de investigación y se concluyó que la Bahía de Chetumal era una de las áreas más importante de manatíes de toda la Península de Yucatán y Belice que necesitaba protegerse ambientalmente”.
El doctor en ciencias biológicas de El Colegio de la Frontera Sur habla de diferentes fases en la experiencia del Santuario, que tiene 281 mil hectáreas, entre medio marino y humedales: su creación, sus objetivos y su actual funcionamiento.
“El objetivo central, era conservar la biodiversidad y el ecosistema por ser único, diverso y de gran impacto para el manatí y otras especies acuáticas. Como objetivo implícito o específico estaba, entre otros, el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de las zonas rurales dentro o circundantes a la reserva. Esto debe quedar claro para entender lo que motiva la creación de un área de protección ambiental. Su primer programa de manejo –publicado en agosto de 1999- nunca fue probado, no se le permitió probar sus bondades, simplemente se le señaló como totalmente restrictivo. Seguramente el nuevo programa de manejo es mejor pues ya parte de una experiencia. Lo importante es que opere, que de él se desprendan acciones claras, con metas definidas y presupuesto para operar”.
Morales Vela advierte que actualmente existe una “creciente presión para dar a las áreas protegidas una justificación económica, sobre todo en países en desarrollo donde la demanda por la tierra y recursos naturales es alta”. Para el experto, el área destinada a la protección ambiental, a trece años de su creación, “ha sufrido cambios en la tenencia de la tierra, deforestación, fragmentación de áreas, incremento de la infraestructura urbana e incremento de desechos urbanos a sus aguas y, además, existe apatía en la participación social y una total descoordinación binacional”.
El que fuera director del ECOSUR-Chetumal y apasionado investigador de los aproximadamente 150 manatíes que deambulan por las someras aguas de la Bahía, señala que aquel programa de manejo y la estructura administrativa de la reserva “nunca puso a prueba su capacidad de negociación con los usuarios de los recursos, con las comunidades. En gran medida, el Santuario del Manatí ha significado un gran reto para la estructura administrativa, no existe presupuesto para operar y eso nos hace preguntar sobre la existencia de una política pública ambiental para sostener su sistema de áreas protegidas”. Es evidente que el actual Programa de Manejo no opera.
Ahora, con esa claridad del académico, ya no me queda duda de algo. No es suficiente declarar oficialmente a un extraño animal como símbolo ecológico del Estado, ni tampoco recurrir a aquel pasaje donde aquellos necesitados marineros que acompañaban a Cristóforo Colombo confundían a esos sirenios con aquellas míticas mujeres, para entender el gran el trecho que hay entre una buena intención, una decisión política y una planeación a largo plazo. Lo romántico que inspira la Bahía de Chetumal, sin mayor tamiz de razón, nos puede llevar al ocaso de las sirenas.
A pesar de la postura del INE, el Gobernador Mario Villanueva tenía otros canales y otras formas de hacer las cosas. Al poco tiempo, el Presidente de la República, Ernesto Zedillo y Julia Carabias, titular de la Secretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, se plantaron en la rambla que bordea la Bahía y atestiguaron la creación del Área Natural Protegida “Santuario del Manatí”. Eso sucedió el 24 de octubre de 1996.
No fue un nacimiento fácil; desde su origen se complicó la creación del Área Natural Protegida (ANP). A pesar del convencimiento que tenían las autoridades locales, los académicos y los representantes de la sociedad civil, de los beneficios que podría aportar al sur del Estado la aplicación de este instrumento de conservación, la expectativa se redujo cuando no existió una compatibilidad jurídica y mucho menos un acuerdo de colaboración con el INE.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, un ANP “es un instrumento de política ambiental con mayor definición jurídica para la conservación de la biodiversidad. Éstas son porciones terrestres o acuáticas del territorio nacional representativas de los diversos ecosistemas, en donde el ambiente original no ha sido esencialmente alterado y que producen beneficios ecológicos cada vez más reconocidos y valorados. Se crean mediante un decreto presidencial y las actividades que pueden llevarse a cabo en ellas se establecen de acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, su reglamento, el programa de manejo y los programas de ordenamiento ecológico. Están sujetas a regímenes especiales de protección, conservación, restauración y desarrollo, según categorías establecidas en la Ley”. Las categorías de las ANP son: las reservas de la biosfera, los parques nacionales, las áreas de protección de recursos naturales, los monumentos naturales, las áreas de protección de flora y fauna y los santuarios.
Al principio el gobierno estatal pretendía que el proyecto fuese asumido por las instancias federales, que ellos decretaran la creación del ANP de la Bahía de Chetumal. Los federales no aceptaron. Para estos no se cumplían con tres condiciones: 1. No se justificaba la conservación de una especie (el manatí) para un área de enorme dimensiones, 2. No existía el trabajo suficiente para tener el consenso social que llevara a constituir el Área, y 3. Tampoco quedaba claro el nivel de afectación de los intereses estatales con la creación del ANP.
A pesar de que los especialistas del Centro de Investigaciones de Quintana Roo (hoy El Colegio de la Frontera Sur), funcionarios y representantes de la sociedad argumentaron lo contrario: 1. El manatí es una especie carismática y “sombrilla”, bajo la cual se protegía una diversidad faunística y 2. De haber realizado una amplio trabajo con el sector educativo para difundir la iniciativa -pero reconociendo que faltaba labor con los ejidatarios de los espacios circundantes a la Bahía y del Río Hondo-, los directivos del INE no cedieron.
No quedó de otra. El gobierno estatal tomó la decisión de crear el ANP- Santuario del Manatí y mantenerlo bajo su responsabilidad. Innegablemente nació con problemas: estaba cojo jurídicamente, pues las aguas eran federales –además de ser fronterizas-, no son aguas interiores de jurisdicción estatal. Actualmente la Zona Sujeta a Conservación Ecológica, Santuario del Manatí (su nombre oficial) es, junto con Xcacel-Xcacelito, Laguna Colombia, Chacmochuch, Laguna Manatí y Parque Kabah, son parte integral de la política de protección ambiental del Gobierno de Quintana Roo.
A trece años de su creación el Santuario del manatí está a la deriva. Este también es el caso de Daniel, el joven Trichechus manatus que vive en un corral en Laguna Guerrero y que a sus seis años de edad se ha transformado en el emblema del Santuario, pero al mismo tiempo se ha convertido en un dilema: o dejarlo encerrado eternamente, o dejarle abierta la puerta para entrar y salir bajo el riesgo de volver a ser arponeado por andar mostrando el estilete a cualquier bañista o encontrar un lejano acuario que lo quiera en adopción. Esa es la realidad tangible de un animal, no un conmovedor dibujo de un niño escolar.
Para entender la Bahía y sus animalitos, es necesario tener un análisis actualizado de la experiencia del ANP- Santuario del Manatí. Y es Benjamín Morales Vela el indicado para hacerlo. Generoso, me ofrece sus ideas.
“Fue en 1992 cuando se vio la necesidad de buscar protección jurídica a la Bahía de Chetumal. Era resultado de una reunión entre expertos beliceños, estadounidenses y mexicanos que trabajábamos el manejo costero y que teníamos experiencias de investigación con el manatí. De esa reunión surgieron propuestas regionales sobre diversas estrategias de investigación y se concluyó que la Bahía de Chetumal era una de las áreas más importante de manatíes de toda la Península de Yucatán y Belice que necesitaba protegerse ambientalmente”.
El doctor en ciencias biológicas de El Colegio de la Frontera Sur habla de diferentes fases en la experiencia del Santuario, que tiene 281 mil hectáreas, entre medio marino y humedales: su creación, sus objetivos y su actual funcionamiento.
“El objetivo central, era conservar la biodiversidad y el ecosistema por ser único, diverso y de gran impacto para el manatí y otras especies acuáticas. Como objetivo implícito o específico estaba, entre otros, el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de las zonas rurales dentro o circundantes a la reserva. Esto debe quedar claro para entender lo que motiva la creación de un área de protección ambiental. Su primer programa de manejo –publicado en agosto de 1999- nunca fue probado, no se le permitió probar sus bondades, simplemente se le señaló como totalmente restrictivo. Seguramente el nuevo programa de manejo es mejor pues ya parte de una experiencia. Lo importante es que opere, que de él se desprendan acciones claras, con metas definidas y presupuesto para operar”.
Morales Vela advierte que actualmente existe una “creciente presión para dar a las áreas protegidas una justificación económica, sobre todo en países en desarrollo donde la demanda por la tierra y recursos naturales es alta”. Para el experto, el área destinada a la protección ambiental, a trece años de su creación, “ha sufrido cambios en la tenencia de la tierra, deforestación, fragmentación de áreas, incremento de la infraestructura urbana e incremento de desechos urbanos a sus aguas y, además, existe apatía en la participación social y una total descoordinación binacional”.
El que fuera director del ECOSUR-Chetumal y apasionado investigador de los aproximadamente 150 manatíes que deambulan por las someras aguas de la Bahía, señala que aquel programa de manejo y la estructura administrativa de la reserva “nunca puso a prueba su capacidad de negociación con los usuarios de los recursos, con las comunidades. En gran medida, el Santuario del Manatí ha significado un gran reto para la estructura administrativa, no existe presupuesto para operar y eso nos hace preguntar sobre la existencia de una política pública ambiental para sostener su sistema de áreas protegidas”. Es evidente que el actual Programa de Manejo no opera.
Ahora, con esa claridad del académico, ya no me queda duda de algo. No es suficiente declarar oficialmente a un extraño animal como símbolo ecológico del Estado, ni tampoco recurrir a aquel pasaje donde aquellos necesitados marineros que acompañaban a Cristóforo Colombo confundían a esos sirenios con aquellas míticas mujeres, para entender el gran el trecho que hay entre una buena intención, una decisión política y una planeación a largo plazo. Lo romántico que inspira la Bahía de Chetumal, sin mayor tamiz de razón, nos puede llevar al ocaso de las sirenas.
domingo, 18 de octubre de 2009
Buenos muchachos
Es en esos momentos cuando se confirma que la nueva generación ya esta aquí, pensando y actuando. También es cuando se percibe que existe una nueva situación, un nuevo ciclo y se presentan los primeros prospectos de la vida académica para el análisis y la praxis política.
No son la generalidad, pues afirmarlo sería ingenuo y demasiado generoso: son apenas algunos de los que persiguieron con mucha disciplina objetivos y metas académicas y que lo están logrando. Con becas y mucho estudio, estos jóvenes representan buenos ejemplos de lo que ha dado la Universidad de Quintana Roo en lo que va de este siglo XXI y que ya tienen sus primeros papeles en actividad pública. El Colegio de México, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, la Universidad de Nueva York o de Salamanca, entre otras, son las instituciones que les han dado los primeros posgrados.
No son unos improvisados, ni ocurrentes; no dan señales de frivolidad, mucho menos de perversidad. No son economistas hijos de Friedman, ni los veo vinculados a un sector o grupo neoliberal, pero se ven tan serios y cohesionados que definirlos como los tropicales Chetumal boys no les quedaría mal.
Son la generación que está en la perfecta medida de los 30 años, esa cifra que marca un ciclo generacional y una distancia contigua con los que ya estamos iniciando la década de los 50 años. No nacieron en los sesentas, ni en los setentas, estimo que son del 82 o del 84. Así de jóvenes son y así de talentosos se muestran. Pertenecen a la generación de la llamada década perdida, pero traen en el bolsillo un GPS.
La oportunidad de conocer a esos talentosos jóvenes se dio en una de las sesiones del coloquio “Quintana Roo ante los dilemas de su desarrollo”, que organizó el IAPQROO. En esa ocasión se trataba de hablar de Los Retos del Poder Legislativo ante el avance del pluralismo político, un tema que era abordado por el estudio y la experiencia y eso lo hacía tan interesante como en aquel momento cuando descubrimos las propuestas teóricas de Sartori, de Bobbio o de Pasquino. Aquellos jóvenes siguen siendo los discípulos, debo aclarar, pero tienen la riqueza de analizar los temas de democracia, partidos políticos y sistemas electorales, la gestión pública, las élites y el poder político desde la realidad mexicana o local.
Con el tema Gobiernos Divididos en México: cambios en las relaciones ejecutivo-legislativo, Paloma López expuso el cómo las relaciones entre ambos poderes pasaron de la sumisión al conflicto, el factor inexperiencia política y/o administrativa de los miembros del gabinete para lograr los acuerdos políticos, el cómo se debilitó el poder ejecutivo y con ello se perdió el control sobre los gobiernos estatales y también evidenció los factores de disciplina de los partidos políticos y la presión de los grupos de interés para que esa relación se conflictuara.
La maestra por El Colegio de México explicó que el gobierno dividido se presenta cuando el partido del Presidente carece de una mayoría legislativa y a este tipo de gobierno se le atribuye la causa de conflictos, de parálisis legislativa, del letargo en la toma de decisiones, de “reducir la cohesión de la élite” y de hacer frecuente el uso del veto.
Sin embargo, la joven coordinadora académica del Instituto de Administración Pública de Quintana Roo, matizó que esa visión del gobierno dividido carece de investigaciones concretas, empíricas, que “demuestren las distintas condiciones bajo las cuales el gobierno dividido puede tener problemas”, como son los factores de la inexistencia de un equilibrio de poderes, que las iniciativas o leyes que se presentan polarizan las diferencias partidistas o el nivel de habilidad y experiencia de la clase política.
Luego de mostrar cuadros y estadísticas históricas de las relaciones ejecutivo-legislativo, especialmente del periodo de 1997 al 2006, Paloma López concluyó que no serán los cambios en el diseño institucional como se solucionarán esos problemas en el sistema político, sino que se tiene que romper con los intereses creados y modificar los incentivos de los legisladores.
Tocó el turno a Manuel Alamilla con el tema Agenda legislativa: balance y perspectivas. La exposición toma como punto de arranque el 2006, año de gran “vulnerabilidad y de signos de ingobernabilidad”. El que es secretario particular del senador Pedro Joaquín Coldwell enlistó las condiciones políticas en aquel momento: escaso diálogo entre el Ejecutivo y el Congreso, intromisión del Ejecutivo en el proceso electoral del 2006, la incertidumbre ante la presencia de un presidente constitucional, un presidente electo y un presidente legítimo, una evidente confrontación social, una “desconfianza en el árbitro electoral y la consecuente desacreditación de la política” y en la economía se presentaba la pérdida de competitividad, poca generación de empleo y una renta petrolera dilapidada.
Ante ese escenario, el maestro por el CIDE se preguntó cómo se podía dialogar y hacer que los actores discutieran sobre el país cuando los términos y mecanismos de interlocución entre los poderes estaban confrontados. Se requería una reforma constitucional que “innovara los mecanismos de interacción” y que permitiera revisar el sistema de frenos y contrapesos.
Se propone entonces una agenda con tres ejes: la reforma del régimen político, la reforma económica y la reforma social. Los actores se sentaron a dialogar y a acordar.
Alamilla se centró en la Reforma Política. Desarrolló puntos como la ratificación de integrantes del gabinete o de la reducción del tamaño de las cámaras, de la reelección de legisladores federales y locales, del referéndum, la revocación del mandato, la rendición de cuentas y de las candidaturas independientes. El joven académico concluyó mencionando que la agenda superó aquella fractura del 2006, pero que aún se sigue trabajando el tema del régimen presidencialista y de la competencia electoral y que esta agenda, no debilita a un poder, es en realidad un “toma y daca”, ya que permite transitar a un régimen presidencialista moderno con matices parlamentarios.
Alfredo Fernández fue el que cerró la tarde. El egresado de la Universidad de Salamanca trabajó el tema Las élites legislativas en Quintana Roo. Más formal en su esquema expositivo, Fernández mencionó las preguntas que estimulan su investigación: ¿cómo se desarrollan las trayectorias de los legisladores quintanarroenses?, ¿cuáles son los canales formales (institucionales) e informales que determinan quién puede ser legislador? y ¿qué importancia tiene ser legislador para el desarrollo de su trayectoria dentro de la élite política?
Apoyándose en los teóricos de la formación de élites, el asesor del IAPQROO se interesa en saber quién gobierna, cómo acceden al poder y cuáles son las condicionantes sociales de ese acceso y el cómo se recluta y circulan en la élite sus integrantes. Evidencia que el estudio de las élites es una ocupación para entender la democracia, es decir, la representatividad del liderazgo, así como el origen social de sus miembros. Agrega que el tema permite saber las diferentes maneras que la vida pública ofrece para una movilidad social vertical.
El licenciado en Relaciones Internacionales de la UQROO presentó un estudio histórico y comparativo de los gobernantes del Territorio hasta la creación del Estado de Quintana Roo; desde José María de la Vega, hasta David Gustavo Gutiérrez. Posteriormente analiza a los diputados locales, desde los Constituyentes del 74 hasta la actual legislatura. En el análisis integra las variables de género, edad, lugar de origen, apellido, nivel educativo, compañeros de generación, escala ideológica, cargos públicos y las formas de su reclutamiento. Los resultados resultan interesantes para conocer cómo se ha ido integrando la élite legislativa en Quintana Roo.
Complace reseñar los pensamientos de estos jóvenes, de estos buenos muchachos, que con discreción hacen su tarea aplicando una ética casi aristotélica que suma conocimiento y praxis y que nos muestran que la política y la academia, bien conjuntadas, pueden tener futuro y darnos a los ciudadanos ideas, acciones y resultados inteligentes y de bienestar.
La pertinencia de conocer lo que piensan y hacen algunos jóvenes académicos en el ámbito de la vida pública es también un punto de referencia que puede resultar comparativo para otros jóvenes que ya ocupan posiciones de poder, para esos miembros de una generación que incursionan en el ejercicio del poder. Es necesario tenerlo presente, pues en una de esas, la academia y la política se separan -o simplemente no existen esos lazos- y entonces los resultados pueden ser frustrantes para unos y desastrosos para los otros.
No son la generalidad, pues afirmarlo sería ingenuo y demasiado generoso: son apenas algunos de los que persiguieron con mucha disciplina objetivos y metas académicas y que lo están logrando. Con becas y mucho estudio, estos jóvenes representan buenos ejemplos de lo que ha dado la Universidad de Quintana Roo en lo que va de este siglo XXI y que ya tienen sus primeros papeles en actividad pública. El Colegio de México, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, la Universidad de Nueva York o de Salamanca, entre otras, son las instituciones que les han dado los primeros posgrados.
No son unos improvisados, ni ocurrentes; no dan señales de frivolidad, mucho menos de perversidad. No son economistas hijos de Friedman, ni los veo vinculados a un sector o grupo neoliberal, pero se ven tan serios y cohesionados que definirlos como los tropicales Chetumal boys no les quedaría mal.
Son la generación que está en la perfecta medida de los 30 años, esa cifra que marca un ciclo generacional y una distancia contigua con los que ya estamos iniciando la década de los 50 años. No nacieron en los sesentas, ni en los setentas, estimo que son del 82 o del 84. Así de jóvenes son y así de talentosos se muestran. Pertenecen a la generación de la llamada década perdida, pero traen en el bolsillo un GPS.
La oportunidad de conocer a esos talentosos jóvenes se dio en una de las sesiones del coloquio “Quintana Roo ante los dilemas de su desarrollo”, que organizó el IAPQROO. En esa ocasión se trataba de hablar de Los Retos del Poder Legislativo ante el avance del pluralismo político, un tema que era abordado por el estudio y la experiencia y eso lo hacía tan interesante como en aquel momento cuando descubrimos las propuestas teóricas de Sartori, de Bobbio o de Pasquino. Aquellos jóvenes siguen siendo los discípulos, debo aclarar, pero tienen la riqueza de analizar los temas de democracia, partidos políticos y sistemas electorales, la gestión pública, las élites y el poder político desde la realidad mexicana o local.
Con el tema Gobiernos Divididos en México: cambios en las relaciones ejecutivo-legislativo, Paloma López expuso el cómo las relaciones entre ambos poderes pasaron de la sumisión al conflicto, el factor inexperiencia política y/o administrativa de los miembros del gabinete para lograr los acuerdos políticos, el cómo se debilitó el poder ejecutivo y con ello se perdió el control sobre los gobiernos estatales y también evidenció los factores de disciplina de los partidos políticos y la presión de los grupos de interés para que esa relación se conflictuara.
La maestra por El Colegio de México explicó que el gobierno dividido se presenta cuando el partido del Presidente carece de una mayoría legislativa y a este tipo de gobierno se le atribuye la causa de conflictos, de parálisis legislativa, del letargo en la toma de decisiones, de “reducir la cohesión de la élite” y de hacer frecuente el uso del veto.
Sin embargo, la joven coordinadora académica del Instituto de Administración Pública de Quintana Roo, matizó que esa visión del gobierno dividido carece de investigaciones concretas, empíricas, que “demuestren las distintas condiciones bajo las cuales el gobierno dividido puede tener problemas”, como son los factores de la inexistencia de un equilibrio de poderes, que las iniciativas o leyes que se presentan polarizan las diferencias partidistas o el nivel de habilidad y experiencia de la clase política.
Luego de mostrar cuadros y estadísticas históricas de las relaciones ejecutivo-legislativo, especialmente del periodo de 1997 al 2006, Paloma López concluyó que no serán los cambios en el diseño institucional como se solucionarán esos problemas en el sistema político, sino que se tiene que romper con los intereses creados y modificar los incentivos de los legisladores.
Tocó el turno a Manuel Alamilla con el tema Agenda legislativa: balance y perspectivas. La exposición toma como punto de arranque el 2006, año de gran “vulnerabilidad y de signos de ingobernabilidad”. El que es secretario particular del senador Pedro Joaquín Coldwell enlistó las condiciones políticas en aquel momento: escaso diálogo entre el Ejecutivo y el Congreso, intromisión del Ejecutivo en el proceso electoral del 2006, la incertidumbre ante la presencia de un presidente constitucional, un presidente electo y un presidente legítimo, una evidente confrontación social, una “desconfianza en el árbitro electoral y la consecuente desacreditación de la política” y en la economía se presentaba la pérdida de competitividad, poca generación de empleo y una renta petrolera dilapidada.
Ante ese escenario, el maestro por el CIDE se preguntó cómo se podía dialogar y hacer que los actores discutieran sobre el país cuando los términos y mecanismos de interlocución entre los poderes estaban confrontados. Se requería una reforma constitucional que “innovara los mecanismos de interacción” y que permitiera revisar el sistema de frenos y contrapesos.
Se propone entonces una agenda con tres ejes: la reforma del régimen político, la reforma económica y la reforma social. Los actores se sentaron a dialogar y a acordar.
Alamilla se centró en la Reforma Política. Desarrolló puntos como la ratificación de integrantes del gabinete o de la reducción del tamaño de las cámaras, de la reelección de legisladores federales y locales, del referéndum, la revocación del mandato, la rendición de cuentas y de las candidaturas independientes. El joven académico concluyó mencionando que la agenda superó aquella fractura del 2006, pero que aún se sigue trabajando el tema del régimen presidencialista y de la competencia electoral y que esta agenda, no debilita a un poder, es en realidad un “toma y daca”, ya que permite transitar a un régimen presidencialista moderno con matices parlamentarios.
Alfredo Fernández fue el que cerró la tarde. El egresado de la Universidad de Salamanca trabajó el tema Las élites legislativas en Quintana Roo. Más formal en su esquema expositivo, Fernández mencionó las preguntas que estimulan su investigación: ¿cómo se desarrollan las trayectorias de los legisladores quintanarroenses?, ¿cuáles son los canales formales (institucionales) e informales que determinan quién puede ser legislador? y ¿qué importancia tiene ser legislador para el desarrollo de su trayectoria dentro de la élite política?
Apoyándose en los teóricos de la formación de élites, el asesor del IAPQROO se interesa en saber quién gobierna, cómo acceden al poder y cuáles son las condicionantes sociales de ese acceso y el cómo se recluta y circulan en la élite sus integrantes. Evidencia que el estudio de las élites es una ocupación para entender la democracia, es decir, la representatividad del liderazgo, así como el origen social de sus miembros. Agrega que el tema permite saber las diferentes maneras que la vida pública ofrece para una movilidad social vertical.
El licenciado en Relaciones Internacionales de la UQROO presentó un estudio histórico y comparativo de los gobernantes del Territorio hasta la creación del Estado de Quintana Roo; desde José María de la Vega, hasta David Gustavo Gutiérrez. Posteriormente analiza a los diputados locales, desde los Constituyentes del 74 hasta la actual legislatura. En el análisis integra las variables de género, edad, lugar de origen, apellido, nivel educativo, compañeros de generación, escala ideológica, cargos públicos y las formas de su reclutamiento. Los resultados resultan interesantes para conocer cómo se ha ido integrando la élite legislativa en Quintana Roo.
Complace reseñar los pensamientos de estos jóvenes, de estos buenos muchachos, que con discreción hacen su tarea aplicando una ética casi aristotélica que suma conocimiento y praxis y que nos muestran que la política y la academia, bien conjuntadas, pueden tener futuro y darnos a los ciudadanos ideas, acciones y resultados inteligentes y de bienestar.
La pertinencia de conocer lo que piensan y hacen algunos jóvenes académicos en el ámbito de la vida pública es también un punto de referencia que puede resultar comparativo para otros jóvenes que ya ocupan posiciones de poder, para esos miembros de una generación que incursionan en el ejercicio del poder. Es necesario tenerlo presente, pues en una de esas, la academia y la política se separan -o simplemente no existen esos lazos- y entonces los resultados pueden ser frustrantes para unos y desastrosos para los otros.
domingo, 4 de octubre de 2009
Darwin
Hace dos semanas, el Colegio de la Frontera Sur-Chetumal organizó un panel con distinguidos investigadores para hablar de Charles Darwin. Eso motivó para escribir lo siguiente.
En noviembre de 1974, los paleoantropólogos norteamericanos Donald Johanson y Tom Gray descubrieron en Hadar, Etiopía, los restos fósiles de Lucy, un homínido de tres millones y medio de años, el más remoto antecedente del Hombre.
Lucy le llamaron a los restos de aquella hembra que apenas pasaba del metro de estatura y de treinta años de edad. Su nombre surgió en el campamento, en aquella noche de euforia de los científicos, luego de saber de la importancia de su descubrimiento, de las innumerables cervezas y de no dejar de escuchar Lucy in the sky with diamonds, de John Lennon.
Lucy no caminaba encorvada, ni en cuatro patas; era un primate que caminaba erguida y esa es la principal característica de un homínido. Se trata de un remoto antepasado ya extinto del Hombre, de algún pariente colateral o de un hombre auténtico. “Todos los hombres son homínidos, pero no todos los homínidos son hombres”, señala Donald Johanson en su libro El primer antepasado del hombre.
Para entender mejor aquel hallazgo, hay que mencionar que esos fósiles provienen del plioceno, época que va de los dos a los cinco millones de años atrás. Eran huesos viejos. Nuestro género actual es el Homo sapiens, el Hombre que piensa, que surgió hace un centenar de miles de años, más o menos cuando se clasificó al Hombre de Neanderthal. Ejemplifica Johanson que si hoy vistiéramos al de Neandethal y lo dejáramos en el Metro, no habría mayor problema, pasaría inadvertido. Tendría rasgos faciales más primitivos, evidentemente no sería un Brat Pitt, pero gracias a su cerebro podría reconocer los billetes y cambiar su boleto en la taquilla.
Antes que el Homo Sapiens estaba el Homo erectus, el cual marcó su huella bípeda en la hoy Asia, África y Europa hace dos millones de años y dejó de andar hace 300 mil años. Era un antepasado humano que ya domesticaba el fuego, y que en el Metro, a pesar de ir bien vestido, la gente lo miraría con mucha desconfianza: era alto, trompudo y cabezón. A finales del siglo XIX, cuando los restos del erectus fueron descubiertos en Java, se consideró que era el eslabón perdido: ya habían leído a Charles Darwin.
En 1962 se conoció la noticia de que en Olduvai, Tanzania, fueron encontrados los fósiles de un ser con un cerebro mayor que los australopitecos. La edad de este nuevo Homo era de 1750000 años. Se trataba del Homo habilis, el que fabricaba sus herramientas. Este personaje era seguramente poco agraciado, pues siguiendo con la convivencia en el Metro, todos los pasajeros se correrían al extremo del vagón en el momento que aquello entrara.
Por eso Lucy era importante, pues antes que el Homo habilis no había un esqueleto, una evidencia, que nos mostrara la anterior parada en la evolución.
Sin embargo, el pasado viernes la revista Science publica que se ha descubierto un nuevo antepasado del Hombre: se llama Ardi. Con ese hallazgo Lucy queda superada, pues la nueva primate etíope tiene 4.4 millones de años, un millón más que Lucy. El artículo menciona que Ardi tenía la “habilidad de trepar en cuatro patas por las ramas de los árboles, al igual que los simios, pero al mismo tiempo la facultad de caminar erguido, como el Homo sapiens”. Sin duda se trata de la transición entre los monos y los humanos. Aquí es donde se desarrolla el dedo pulgar prensil y los músculos lumbares y de los glúteos ya permiten caminar erguido, cambios surgidos por estrategias de supervivencia.
En noviembre de 1974, los paleoantropólogos norteamericanos Donald Johanson y Tom Gray descubrieron en Hadar, Etiopía, los restos fósiles de Lucy, un homínido de tres millones y medio de años, el más remoto antecedente del Hombre.
Lucy le llamaron a los restos de aquella hembra que apenas pasaba del metro de estatura y de treinta años de edad. Su nombre surgió en el campamento, en aquella noche de euforia de los científicos, luego de saber de la importancia de su descubrimiento, de las innumerables cervezas y de no dejar de escuchar Lucy in the sky with diamonds, de John Lennon.
Lucy no caminaba encorvada, ni en cuatro patas; era un primate que caminaba erguida y esa es la principal característica de un homínido. Se trata de un remoto antepasado ya extinto del Hombre, de algún pariente colateral o de un hombre auténtico. “Todos los hombres son homínidos, pero no todos los homínidos son hombres”, señala Donald Johanson en su libro El primer antepasado del hombre.
Para entender mejor aquel hallazgo, hay que mencionar que esos fósiles provienen del plioceno, época que va de los dos a los cinco millones de años atrás. Eran huesos viejos. Nuestro género actual es el Homo sapiens, el Hombre que piensa, que surgió hace un centenar de miles de años, más o menos cuando se clasificó al Hombre de Neanderthal. Ejemplifica Johanson que si hoy vistiéramos al de Neandethal y lo dejáramos en el Metro, no habría mayor problema, pasaría inadvertido. Tendría rasgos faciales más primitivos, evidentemente no sería un Brat Pitt, pero gracias a su cerebro podría reconocer los billetes y cambiar su boleto en la taquilla.
Antes que el Homo Sapiens estaba el Homo erectus, el cual marcó su huella bípeda en la hoy Asia, África y Europa hace dos millones de años y dejó de andar hace 300 mil años. Era un antepasado humano que ya domesticaba el fuego, y que en el Metro, a pesar de ir bien vestido, la gente lo miraría con mucha desconfianza: era alto, trompudo y cabezón. A finales del siglo XIX, cuando los restos del erectus fueron descubiertos en Java, se consideró que era el eslabón perdido: ya habían leído a Charles Darwin.
En 1962 se conoció la noticia de que en Olduvai, Tanzania, fueron encontrados los fósiles de un ser con un cerebro mayor que los australopitecos. La edad de este nuevo Homo era de 1750000 años. Se trataba del Homo habilis, el que fabricaba sus herramientas. Este personaje era seguramente poco agraciado, pues siguiendo con la convivencia en el Metro, todos los pasajeros se correrían al extremo del vagón en el momento que aquello entrara.
Por eso Lucy era importante, pues antes que el Homo habilis no había un esqueleto, una evidencia, que nos mostrara la anterior parada en la evolución.
Sin embargo, el pasado viernes la revista Science publica que se ha descubierto un nuevo antepasado del Hombre: se llama Ardi. Con ese hallazgo Lucy queda superada, pues la nueva primate etíope tiene 4.4 millones de años, un millón más que Lucy. El artículo menciona que Ardi tenía la “habilidad de trepar en cuatro patas por las ramas de los árboles, al igual que los simios, pero al mismo tiempo la facultad de caminar erguido, como el Homo sapiens”. Sin duda se trata de la transición entre los monos y los humanos. Aquí es donde se desarrolla el dedo pulgar prensil y los músculos lumbares y de los glúteos ya permiten caminar erguido, cambios surgidos por estrategias de supervivencia.
Esa tarde de septiembre, Jacobo Schmitter, Juan Pablo Carricart y Yann Hénaut, investigadores de El Colegio de la Frontera Sur en Chetumal, hicieron un homenaje a Charles Darwin por el aniversario 200 de su nacimiento y por los 150 años de la publicación de la obra que revolucionó el pensamiento: El origen de las especies.
Schimitter habló de “Darwin, el indigerible”. Brillante y crítico, el investigador puso a Darwin junto a Carlos Marx y a Sigmund Freud como los grandes del pensamiento humano del siglo XIX. Mencionó que el hecho evolutivo es obvio para aquel que considere la evidencia: “¿Por qué nosotros mismos tenemos branquias cuando somos embriones?, ¿por qué tenemos el vestigio de una cola, nuestro coxis?, ¿por qué somos 98.4% idénticos genéticamente a los chimpancés?, ¿por qué todos los seres vivos tenemos el mismo código genético?... la explicación es simple: esas similitudes fueron heredadas de un antepasado común”.
El científico distinguió que mientras la ciencia se apoya en pruebas sin certeza absoluta, la religión se basa en certeza absoluta sin pruebas. “No caben dogmas en la ciencia, igual que no cabe hacer experimentos en materia religiosa”. Y eso vino a colación cuando señaló que las religiones no han aplicado el dar al César lo que es del César y a dios lo que es de dios, cuando desde el lado moral y espiritual se sigue confundiendo el Génesis de la Biblia como libro científico. Por eso, los fanáticos siguen “sin digerir, sin tragar a Darwin”.
El investigador Carricart expuso “El Punto de Darwin”. Destacó que fueron varias las aportaciones científicas del naturalista inglés, una de ellas es el estudio de los corales y los arrecifes de coral. Tema que debería de ser de gran interés para los empresarios y a los que toman decisiones, pues de ello vive en gran medida el turismo en Quintana Roo. Carricart se apoyó en el estudio La estructura y distribución de los arrecifes de coral, publicado en 1842, para explicar la construcción de los arrecifes y los atolones, de su crecimiento vertical y de su distribución en las aguas tropicales de entre los 18 y 20 grados centígrados y que este limite térmico se ubica en los 28 grados de latitud norte-sur, “poco más allá de los trópicos de Cáncer y Capricornio”. Ese es el Punto de Darwin.
Yann Hénaut disertó sobre “El hombre: animal entre animales”. De manera fresca y provocativa, el científico habló de las actitudes de los seres humanos que el nacido en Sherewsbury planteó en su obra La expresión de las emociones en el hombre y los animales. Darwin “caracterizó algunas actitudes de los seres humanos, comparándolas con expresiones de animales…, y concluyó que unos y otros mantienen el mismo comportamiento, en el sentido de que usan las mismas expresiones para expresar sentimientos similares”. La risa es una de ellas. Darwin “abrió la caja de Pandora de las cuestiones modernas sobre comportamiento animal y biología en general”.
A Charles Darwin hay que rendirle un homenaje, no sólo por el aniversario de su obra o nacimiento, sino por que ha sido el científico que, al igual que Copérnico, se atrevió a ir contra el dogma, contra “la vanidad humana” -como mencionó Schmitter-, y por que con él la historia evolutiva del Hombre se empezó a contar: nos dijo que descendíamos de los antropoides, en lugar de haber sido creados en el año 4004 antes de nuestra era, como aseguraban los creacionistas.
¿Por qué negar o tener repulsión de reconocer que venimos de las bacterias, de los gusanos, de los peces, de los reptiles y de los monos?
Feliz cumpleaños, Carlitos.
domingo, 27 de septiembre de 2009
Orfebre de la palabra
Aquella tarde llegó con su hermano Juan en un Volkswagen safari. Iba como “cuentero”, a hablar sobre la historia oral maya y a cantar algunas canciones en el idioma de los primeros hombres que habitaron la Península. Fue en Felipe Carrillo Puerto, en 1989, cuando conocí al maestro Javier Gómez Navarrete.
En aquel entonces desconocía que Javier había nacido en Akil, Yucatán; que era uno de nueve hermanos; que estudió la primaria y secundaria en Mérida y que esa etapa de su vida fue de mucho trabajo para ayudar a la magra economía familiar: cortador de leña y boleador de zapatos. También desconocía que era un egresado de la normal rural de San Diego, Tekax y mucho menos me imaginaba de su licenciatura en historia, lograda en la Universidad Autónoma de Guerrero.
Mientras observaba esa figura relativamente alta, delgada, como la de un basquetbolista, y escuchaba su potente voz y articulado discurso, como la de un orador del ágora, me preguntaba: ¿de dónde salió?, ¿quién es esta persona que habla con tanto orgullo de su origen y cultura?
Por lo que decía aquella tarde, era evidente que él ya sabía que no existía “gente sin historia” y que el “antihistoricismo” del siglo XIX era un discurso en desuso. Era un historiador que trabajaba como fuente principal la tradición oral para reconstruir, a través del mito o la leyenda, un pasado que se transmitía de voz en voz y de generación en generación. Javier lo hacía tan bien, con tanto entusiasmo, que parecía que encarnaba a uno de aquellos nohoch mak de hace mil años.
Tiempo después compartimos en Chetumal el espacio laboral en el entonces Instituto Quintanarroense de la Cultura. Si no mal recuerdo, en esos días el investigador revisaba los dos libros que había escrito y publicado en la primera mitad de los años 80s. Eran los volúmenes del Método para el aprendizaje de la lengua maya. El maestro Gómez Navarrete sabía de la enorme importancia de generar materiales que permitieran enseñar y, con ello, preservar la lengua que él conoce, habla y escribe bien. Él no se instalaba en el discurso político de rescatar la lengua maya, él lo hacía, lo ponía en práctica. Como buen orfebre de la palabra y del discurso maya, él ya conocía los diccionarios, calepinos y cartillas habidos y por haber. Sumaba al conocimiento de los gramemas y mitemas mayas una postura intelectual que se le reconoce a nivel peninsular y nacional.
Así pasaban los días. Una mañana, el gobernador Miguel Borge nos comunica que existía el proyecto de construir el Museo de la Guerra de Castas, en el poblado de Tihosuco. Me piden que coordine la tarea. En el equipo de investigadores estaban Armando Escobar Nava, Renée Petrich, Berenice Keer y Javier Gómez. Ninguno de nosotros había hecho un museo. Con una breve capacitación de Cristina Payán, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y sobre la marcha, ese equipo supo lo que era escribir los guiones museológicos y museográficos y formar una colección. Recuerdo que la participación de Javier Gómez fue fundamental en ese proyecto. Pronto noté que se apasionó por personajes y acontecimientos de aquella lucha, que no dudo que esa experiencia fue el impulso inicial para que escribiera años después la novela histórica Cecilio Chí. En esas jornadas conocí al investigador de la historia regional y percibí su sensibilidad y compromiso por las luchas sociales.
Tiempo después, Javier y Armando Escobar encabezaron un grupo de trabajo para escribir el libro de texto Historia y Geografía de Quintana Roo. Ramón Iván Suárez, Suemy McLiberty, Juan Gómez y quien escribe, participamos. Javier se probó como líder, como pedagogo y como historiador y el resultado fue exitoso, ganamos el concurso nacional.
Posteriormente el maestro Gómez Navarrete emigra a la Universidad de Quintana Roo. Es el maestro de lengua maya de la máxima casa de estudios. Sin duda alguna, es aquí donde desarrolla todas sus capacidades como académico y cualidades como literato.
Siendo profesor-investigador de la UQROO escribe los libros de cuentos Voces sin tiempo y Relatos mágicos del Mayab y donde elabora un nuevo Método para el Aprendizaje de la Lengua Maya, en cuatro cursos.
Además de la licenciatura en historia, el que ha sido campeón en oratoria tiene una licenciatura en educación cívica y social por la Escuela Normal Superior de México y una maestría en ciencias sociales por la Escuela Normal Superior de Yucatán. Es también diplomado por la Sociedad General de Escritores de México y ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes como creador indígena en el género de novela.
Como promotor cultural, Gómez Navarrete es miembro fundador de la Academia de la Lengua y Cultura Maya de Quintana Roo, ha sido consejero del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas e integrante de la Comisión Dictaminadora del Programa de Escritores Indígenas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
Evocar y describir a la persona tiene una razón. En abril pasado, luego de la firma de un convenio de colaboración entre la Secretaría de Cultura y la Universidad de Quintana Roo, hablamos de las futuras acciones conjuntas: el necesario servicio social de los estudiantes, un ciclo de conferencias que arbitrariamente llamamos “Pensamiento y Obra” con la presencia de Enrique Krauze, Carlos Monsivaís, Rubén Bonifaz Nuño e intelectuales locales y regionales y un homenaje a Javier Gómez Navarrete.
El pasado jueves, el Auditorio de la Cultura Maya de Chetumal no permitía dar cabida a una persona más. Académicos, intelectuales, amigos, estudiantes, políticos y familiares se reunieron para rendirle un homenaje a Javier Gómez Navarrete. Fue un acto muy emotivo.
Así se cumplía con uno de los primeros acuerdos interinstitucionales y se reconocía a un hombre sabio y de bien. Se dice que en la antigua Grecia, los sabios eran coronados y puestos junto a los dioses y a las nueve hermanas musas, se tocaban con liras y siringas los mejores conciertos, se declamaban perfectos poemas y los coros entonaban himnos.
Esa noche, sencillamente la sociedad local le rindió un reconocimiento a una persona que comenzó caminando por las comunidades mayas, por la selva, huamiles, ramonales, sabanas, lagunas y cenotes, húmedos amaneceres de neblina, días de sol calcinante o de torrenciales aguaceros. Que conoció “el sonido crotálico de ajau kaan y el rugido del sol nocturno convertido en jaguar”, para luego transformarlo en poesía.
En aquel entonces desconocía que Javier había nacido en Akil, Yucatán; que era uno de nueve hermanos; que estudió la primaria y secundaria en Mérida y que esa etapa de su vida fue de mucho trabajo para ayudar a la magra economía familiar: cortador de leña y boleador de zapatos. También desconocía que era un egresado de la normal rural de San Diego, Tekax y mucho menos me imaginaba de su licenciatura en historia, lograda en la Universidad Autónoma de Guerrero.
Mientras observaba esa figura relativamente alta, delgada, como la de un basquetbolista, y escuchaba su potente voz y articulado discurso, como la de un orador del ágora, me preguntaba: ¿de dónde salió?, ¿quién es esta persona que habla con tanto orgullo de su origen y cultura?
Por lo que decía aquella tarde, era evidente que él ya sabía que no existía “gente sin historia” y que el “antihistoricismo” del siglo XIX era un discurso en desuso. Era un historiador que trabajaba como fuente principal la tradición oral para reconstruir, a través del mito o la leyenda, un pasado que se transmitía de voz en voz y de generación en generación. Javier lo hacía tan bien, con tanto entusiasmo, que parecía que encarnaba a uno de aquellos nohoch mak de hace mil años.
Tiempo después compartimos en Chetumal el espacio laboral en el entonces Instituto Quintanarroense de la Cultura. Si no mal recuerdo, en esos días el investigador revisaba los dos libros que había escrito y publicado en la primera mitad de los años 80s. Eran los volúmenes del Método para el aprendizaje de la lengua maya. El maestro Gómez Navarrete sabía de la enorme importancia de generar materiales que permitieran enseñar y, con ello, preservar la lengua que él conoce, habla y escribe bien. Él no se instalaba en el discurso político de rescatar la lengua maya, él lo hacía, lo ponía en práctica. Como buen orfebre de la palabra y del discurso maya, él ya conocía los diccionarios, calepinos y cartillas habidos y por haber. Sumaba al conocimiento de los gramemas y mitemas mayas una postura intelectual que se le reconoce a nivel peninsular y nacional.
Así pasaban los días. Una mañana, el gobernador Miguel Borge nos comunica que existía el proyecto de construir el Museo de la Guerra de Castas, en el poblado de Tihosuco. Me piden que coordine la tarea. En el equipo de investigadores estaban Armando Escobar Nava, Renée Petrich, Berenice Keer y Javier Gómez. Ninguno de nosotros había hecho un museo. Con una breve capacitación de Cristina Payán, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y sobre la marcha, ese equipo supo lo que era escribir los guiones museológicos y museográficos y formar una colección. Recuerdo que la participación de Javier Gómez fue fundamental en ese proyecto. Pronto noté que se apasionó por personajes y acontecimientos de aquella lucha, que no dudo que esa experiencia fue el impulso inicial para que escribiera años después la novela histórica Cecilio Chí. En esas jornadas conocí al investigador de la historia regional y percibí su sensibilidad y compromiso por las luchas sociales.
Tiempo después, Javier y Armando Escobar encabezaron un grupo de trabajo para escribir el libro de texto Historia y Geografía de Quintana Roo. Ramón Iván Suárez, Suemy McLiberty, Juan Gómez y quien escribe, participamos. Javier se probó como líder, como pedagogo y como historiador y el resultado fue exitoso, ganamos el concurso nacional.
Posteriormente el maestro Gómez Navarrete emigra a la Universidad de Quintana Roo. Es el maestro de lengua maya de la máxima casa de estudios. Sin duda alguna, es aquí donde desarrolla todas sus capacidades como académico y cualidades como literato.
Siendo profesor-investigador de la UQROO escribe los libros de cuentos Voces sin tiempo y Relatos mágicos del Mayab y donde elabora un nuevo Método para el Aprendizaje de la Lengua Maya, en cuatro cursos.
Además de la licenciatura en historia, el que ha sido campeón en oratoria tiene una licenciatura en educación cívica y social por la Escuela Normal Superior de México y una maestría en ciencias sociales por la Escuela Normal Superior de Yucatán. Es también diplomado por la Sociedad General de Escritores de México y ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes como creador indígena en el género de novela.
Como promotor cultural, Gómez Navarrete es miembro fundador de la Academia de la Lengua y Cultura Maya de Quintana Roo, ha sido consejero del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas e integrante de la Comisión Dictaminadora del Programa de Escritores Indígenas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
Evocar y describir a la persona tiene una razón. En abril pasado, luego de la firma de un convenio de colaboración entre la Secretaría de Cultura y la Universidad de Quintana Roo, hablamos de las futuras acciones conjuntas: el necesario servicio social de los estudiantes, un ciclo de conferencias que arbitrariamente llamamos “Pensamiento y Obra” con la presencia de Enrique Krauze, Carlos Monsivaís, Rubén Bonifaz Nuño e intelectuales locales y regionales y un homenaje a Javier Gómez Navarrete.
El pasado jueves, el Auditorio de la Cultura Maya de Chetumal no permitía dar cabida a una persona más. Académicos, intelectuales, amigos, estudiantes, políticos y familiares se reunieron para rendirle un homenaje a Javier Gómez Navarrete. Fue un acto muy emotivo.
Así se cumplía con uno de los primeros acuerdos interinstitucionales y se reconocía a un hombre sabio y de bien. Se dice que en la antigua Grecia, los sabios eran coronados y puestos junto a los dioses y a las nueve hermanas musas, se tocaban con liras y siringas los mejores conciertos, se declamaban perfectos poemas y los coros entonaban himnos.
Esa noche, sencillamente la sociedad local le rindió un reconocimiento a una persona que comenzó caminando por las comunidades mayas, por la selva, huamiles, ramonales, sabanas, lagunas y cenotes, húmedos amaneceres de neblina, días de sol calcinante o de torrenciales aguaceros. Que conoció “el sonido crotálico de ajau kaan y el rugido del sol nocturno convertido en jaguar”, para luego transformarlo en poesía.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Los afanes, la crisis y lo inminente: Félix González Canto II
Sobre la crisis económica internacional y nacional que ya ha dejado una resaca en Quintana Roo en el empleo, la ocupación hotelera, los presupuestos y en la posible desaparición de la Secretaría de Turismo federal, así como el tema de lo que muchos dan como una inminente elección adelantada y los posibles candidatos a la gubernatura, son los otros tópicos que se tocaron en aquel diálogo sostenido con el Gobernador Félix González Canto.
En Quintana Roo el modelo de desarrollo turístico desplazó al agropecuario, al forestal y al pesquero, que en otros tiempos fueron importantes. Anteriormente, el desarrollo se medía por metros cúbicos de madera, quintales de chicle o toneladas de langosta y escama; ahora es con número de cuartos de hotel. En todo el estado tenemos 74 mil 900 cuartos y en la Riviera Maya y Cancún 507 hoteles concentran el 85% de esas habitaciones.
Este año, la influenza y la crisis económica han afectado el modelo de desarrollo que se ha elegido. Actualmente los niveles de ocupación en la zona norte anda en el 39% y también se escuchan voces que aseguran que la tendencia de crecimiento en Cancún llegó a su tope y se inició el descenso. ¿Cómo ve el futuro de la actividad turística en Quintana Roo, en el contexto actual?
“Veo un futuro promisorio en la actividad turística. Se ha demostrado que Cancún es el destino más sólido. Antes de la influenza estábamos acostumbrados al 80% de ocupación, se experimentó un bajón. Pero con respecto a otros destinos del país, un 55% después de una semana de terminada la contingencia es muy bueno”.
“Cancún se va a ir renovando, relanzando. Es parte del escenario cotidiano ver un hotel viejo cayéndose y levantándose; así está pasando con Cancún; aquellos hoteles muy antiguos ya están siendo remodelados, unos por el paso de los huracanes que obligan a la renovación, y otros de manera natural, pero no se ha llegado al tope. Quizás ya se llegó al tope de cuartos”.
“Isla Mujeres y la Riviera Maya son únicas en el mundo en su relación con el medio ambiente. No hay otro lugar donde un desarrollo sea tan respetuoso del medio natural, de la selva. Podemos presumir que no hay un solo hotel que rebase las copas de los árboles, un solo hotel que esté construido sobre las dunas…, se aprendió del caso Cancún”.
Como que Félix González intuyó por donde iría la segunda pregunta. A la par con ese desarrollo, ha crecido la participación de grupos ambientalistas que tratan de ser un contrapeso con algunos proyectos turísticos: el argumento es que la voracidad del inversionista afecta el medio ambiente. ¿Cómo percibe y como ve el estado de salud de los recursos naturales en el contexto de nuestro desarrollo?
“Quintana Roo es vanguardia en armonía entre desarrollo y medio ambiente. Hemos logrado aterrizar políticas de crecimiento en las áreas autorizadas para ello y que protegen una superficie enorme que no es sólo de los mexicanos, sino de todos. Tenemos más de la tercera parte de Quintana Roo con un sello de protección ambiental”.
“Todas sus ciudades costeras tienen un Plan de Ordenamiento Ecológico Territorial que está aterrizado a detalle. Los municipales, estatales y federales ya saben manzana por manzana, zona por zona, qué se puede hacer y con ello eliminamos la corrupción, porque al haber tres niveles de gobierno inmersos, entre todos nos cuidamos para garantizar que el desarrollo se pueda dar en armonía con la naturaleza”.
Sin embargo, esa visión positiva del Gobernador sobre el turismo tiene algunos inconvenientes administrativos. ¿Está de acuerdo con la desaparición de la Secretaría de Turismo?
“Yo espero que no, no deseo que suceda. Yo considero que sí debe adelgazarse la burocracia, porque los tiempos obligan a hacerlo. Pero sí requerimos de un titular del área turística, porque es un gestor, porque es un negociador, porque es el que opera para el país con los actores de la economía turística. En las emergencias es la cara de México. Por otro lado, hacer acuerdos siempre al nivel de Secretario le da mayor seriedad”.
¿Usted cree que se pueda diversificar la economía?
“Quintana Roo puede ser en un futuro como la Florida, la cual es de vocación fundamentalmente turística, pero también tiene un centro de compras, no solamente compra de turismo, sino de productos de la región. Quintana Roo puede ser eso para la zona del Caribe, para esta parte de México. El turismo seguirá siendo el motor principal, habrá que generar clusters económicos en torno al turismo”.
La crisis económica mundial, la baja en la producción y en los precios del petróleo, entre otros, tiene prácticamente en la bancarrota al país. En la reciente Reforma Fiscal 2010 presentada por el presidente Felipe Calderón se anuncia un nuevo impuesto del 2% al consumo que estaría enfocado a combatir la pobreza y desaparece la Secretaría de Turismo. ¿Siente que la reforma fiscal presentada retoma el rumbo del país o se necesitan otro tipo de cambios?
“La situación es compleja, muy compleja, porque los ingresos mermaron de un momento a otro. Por ejemplo, en este 2009 se tuvo que ajustar sobre la marcha. Nosotros traíamos, los estados de la República, una proyección de presupuesto; de pronto, mes a mes se dieron los ajustes, ajustes que empezaron con el 15% en los primeros meses del año y que, ya a la mitad de éste, eran del 35, 40%. Esto nos dejó a todos no en bancarrota, más bajo que la bancarrota, en lo básico”.
“Creo que este paquete fiscal pueden llenar estos hoyos que están en el presupuesto ante la caída de los ingresos petroleros y la caída de la recaudación nacional, ese es el problema. Espero que tenga éxito el paquete fiscal por el bien de México, pero si no tiene éxito pudiera reducir más la demanda agregada (el consumo) de México y obviamente impactarnos en la producción”.
¿La población va a soportar estas medidas, o cree, como dicen algunos analistas, que se pueden presentar estallidos sociales?
“Creo que no llegaremos a los estallidos sociales, pero sí vamos a tener en estos meses sectores de la población muy afectados. Además habrá sectores, como el turístico, que ya tiene problemas por los efectos durísimos de la influenza, que tendrán el reto de recuperar lo perdido. Perdimos 20 mil empleos que teníamos hace ocho meses y hoy la construcción es el sector con más parálisis en el estado. Nos tenemos que recuperar”.
Con la reciente victoria del PRI, todo indica que el Legislativo se puede convertir en el contrapeso al poder Ejecutivo o tal vez se convierta en una plataforma para el retorno del PRI a Los Pinos. ¿Usted qué espera que hagan los legisladores por responder a los intereses populares, como es el paquete contenido en la reforma fiscal y la cauda de impuestos, o el impulso a la inversión a la forma de los legisladores?
“El PRI tiene un buen acervo de gente preparada con trayectoria política, y estoy seguro que los legisladores van a lograr el equilibrio que necesita México para avanzar. Me refiero a que el PRI está consciente de que no puede paralizar, ni ir en contra de todo manera sistemática; tiene que proponer junto con el Ejecutivo, por el bien de México”.
“Si se logra este equilibrio, se va a hacer con mucha política con el Presidente de la República, con una gran disposición al acuerdo político, no estar cerrado a la negociación… El Presidente ha sido legislador y esto le va a dar la capacidad para llegar a buenos acuerdos con el Congreso dominado por el PRI en la LXI legislatura. Para nosotros los priístas eso será una gran responsabilidad, porque también estaremos en el aparador, observados por la ciudadanía, viendo nuestro comportamiento. Si el Congreso hace un buen trabajo, significará un avance para el país y sin duda tendremos un premio ciudadano en las siguientes elecciones”.
Si la Suprema Corte de Justicia de la Nación decide actuar como sucedió en otros estados, y determina que los artículos transitorios aplicados a la reforma electoral de Quintana Roo son inconstitucionales, se contempla la inminencia de adelantar el proceso electoral para elegir gobernador, congreso local y ayuntamientos., La elección se realizaría en julio del 2010. Dando por hecho que así fuera, ¿cómo visualiza esos nueve meses de convivencia con el gobernador electo?
“México ha cambiado. Lo que era tabú hace algunos años, ya no es así. De existir un gobernador electo conviviendo nueve meses con un gobernador en funciones, nos permitiría empatar con el futuro gobernador o gobernadora del Estado”.
“Quizá esto nos permita facilitar la transición de gobierno. Es bastante lo que tiene que conocer el nuevo gobernante…, los dos meses, que normalmente existen después de una elección, origina que en las prisas y en los movimientos de última hora se den los roces…; viéndole el lado positivo, es la oportunidad de poder hacer que el nuevo gobierno, la nueva administración, conozca a fondo el Estado y que pueda empatarse, que pueda arrancar bien, arrancar fuerte, sobre todo por esta situación económica muy seria que está viviendo el mundo”.
Gobernador, ¿está preparado anímicamente para saber que ese poder en términos reales pasaría a otra persona antes de tiempo?
“El poder de un gobernador se ejerce, de acuerdo a las instituciones y a la ley, hasta el último minuto del 4 de abril de 2011, cuando se da el cambio. Por supuesto hay una expectativa, pues algunos estarán ya viendo quién va a ser el próximo gobernador, pero yo siento que eso no afecta la tarea, que no afecta el manejo y funcionamiento: la administración seguirá bajo el cargo del gobernador”.
“En términos prácticos, el estar buscando al gobernador, al que ya esté electo, es seguramente para plantearle los problemas más difíciles, los más complicados, y estoy seguro de que quien quede, o esté en ese papel, va a esperar hasta que llegue su turno para atenderlos”.
Usted seguramente ha valorado detenidamente esta inédita situación, incómoda incluso. Como responsable de la estabilidad política en el estado, de las condiciones favorables para su transición, ¿qué desearía que tuviese ese candidato, que características debe tener?
“El requisito básico es amar a Quintana Roo, eso es lo más importante. Las otras cuestiones, bueno…, pues algunos tienen más o menos virtudes, o de las condiciones que la propia ciudadanía espera de sus gobernantes. Le tocará a cada quien, a cada mujer o cada hombre que aspira, demostrar qué es lo que tiene, qué es lo que haría por Quintana Roo…; lo esencial es que se tienen cuadros muy buenos con la posibilidad de ser gobernador o gobernadora de Quintana Roo”.
Evitando dar nombres, pues teme “omitir alguno y con ello lastimar a todo aquel que aspire”, el Gobernador, el que fue paciente en la entrevista, termina diciendo que hay hombres y mujeres talentosas. Al final, Félix González Canto se cuidó de no echar a perder el proceso más delicado de la sucesión. No logré jalar el velo y conocer el color de piel, los ojos, el cabello…; el velo es amplio, cubre hasta los pies, como las imágenes en cuaresma que caminan bajo palios y ornamentos.
En Quintana Roo el modelo de desarrollo turístico desplazó al agropecuario, al forestal y al pesquero, que en otros tiempos fueron importantes. Anteriormente, el desarrollo se medía por metros cúbicos de madera, quintales de chicle o toneladas de langosta y escama; ahora es con número de cuartos de hotel. En todo el estado tenemos 74 mil 900 cuartos y en la Riviera Maya y Cancún 507 hoteles concentran el 85% de esas habitaciones.
Este año, la influenza y la crisis económica han afectado el modelo de desarrollo que se ha elegido. Actualmente los niveles de ocupación en la zona norte anda en el 39% y también se escuchan voces que aseguran que la tendencia de crecimiento en Cancún llegó a su tope y se inició el descenso. ¿Cómo ve el futuro de la actividad turística en Quintana Roo, en el contexto actual?
“Veo un futuro promisorio en la actividad turística. Se ha demostrado que Cancún es el destino más sólido. Antes de la influenza estábamos acostumbrados al 80% de ocupación, se experimentó un bajón. Pero con respecto a otros destinos del país, un 55% después de una semana de terminada la contingencia es muy bueno”.
“Cancún se va a ir renovando, relanzando. Es parte del escenario cotidiano ver un hotel viejo cayéndose y levantándose; así está pasando con Cancún; aquellos hoteles muy antiguos ya están siendo remodelados, unos por el paso de los huracanes que obligan a la renovación, y otros de manera natural, pero no se ha llegado al tope. Quizás ya se llegó al tope de cuartos”.
“Isla Mujeres y la Riviera Maya son únicas en el mundo en su relación con el medio ambiente. No hay otro lugar donde un desarrollo sea tan respetuoso del medio natural, de la selva. Podemos presumir que no hay un solo hotel que rebase las copas de los árboles, un solo hotel que esté construido sobre las dunas…, se aprendió del caso Cancún”.
Como que Félix González intuyó por donde iría la segunda pregunta. A la par con ese desarrollo, ha crecido la participación de grupos ambientalistas que tratan de ser un contrapeso con algunos proyectos turísticos: el argumento es que la voracidad del inversionista afecta el medio ambiente. ¿Cómo percibe y como ve el estado de salud de los recursos naturales en el contexto de nuestro desarrollo?
“Quintana Roo es vanguardia en armonía entre desarrollo y medio ambiente. Hemos logrado aterrizar políticas de crecimiento en las áreas autorizadas para ello y que protegen una superficie enorme que no es sólo de los mexicanos, sino de todos. Tenemos más de la tercera parte de Quintana Roo con un sello de protección ambiental”.
“Todas sus ciudades costeras tienen un Plan de Ordenamiento Ecológico Territorial que está aterrizado a detalle. Los municipales, estatales y federales ya saben manzana por manzana, zona por zona, qué se puede hacer y con ello eliminamos la corrupción, porque al haber tres niveles de gobierno inmersos, entre todos nos cuidamos para garantizar que el desarrollo se pueda dar en armonía con la naturaleza”.
Sin embargo, esa visión positiva del Gobernador sobre el turismo tiene algunos inconvenientes administrativos. ¿Está de acuerdo con la desaparición de la Secretaría de Turismo?
“Yo espero que no, no deseo que suceda. Yo considero que sí debe adelgazarse la burocracia, porque los tiempos obligan a hacerlo. Pero sí requerimos de un titular del área turística, porque es un gestor, porque es un negociador, porque es el que opera para el país con los actores de la economía turística. En las emergencias es la cara de México. Por otro lado, hacer acuerdos siempre al nivel de Secretario le da mayor seriedad”.
¿Usted cree que se pueda diversificar la economía?
“Quintana Roo puede ser en un futuro como la Florida, la cual es de vocación fundamentalmente turística, pero también tiene un centro de compras, no solamente compra de turismo, sino de productos de la región. Quintana Roo puede ser eso para la zona del Caribe, para esta parte de México. El turismo seguirá siendo el motor principal, habrá que generar clusters económicos en torno al turismo”.
La crisis económica mundial, la baja en la producción y en los precios del petróleo, entre otros, tiene prácticamente en la bancarrota al país. En la reciente Reforma Fiscal 2010 presentada por el presidente Felipe Calderón se anuncia un nuevo impuesto del 2% al consumo que estaría enfocado a combatir la pobreza y desaparece la Secretaría de Turismo. ¿Siente que la reforma fiscal presentada retoma el rumbo del país o se necesitan otro tipo de cambios?
“La situación es compleja, muy compleja, porque los ingresos mermaron de un momento a otro. Por ejemplo, en este 2009 se tuvo que ajustar sobre la marcha. Nosotros traíamos, los estados de la República, una proyección de presupuesto; de pronto, mes a mes se dieron los ajustes, ajustes que empezaron con el 15% en los primeros meses del año y que, ya a la mitad de éste, eran del 35, 40%. Esto nos dejó a todos no en bancarrota, más bajo que la bancarrota, en lo básico”.
“Creo que este paquete fiscal pueden llenar estos hoyos que están en el presupuesto ante la caída de los ingresos petroleros y la caída de la recaudación nacional, ese es el problema. Espero que tenga éxito el paquete fiscal por el bien de México, pero si no tiene éxito pudiera reducir más la demanda agregada (el consumo) de México y obviamente impactarnos en la producción”.
¿La población va a soportar estas medidas, o cree, como dicen algunos analistas, que se pueden presentar estallidos sociales?
“Creo que no llegaremos a los estallidos sociales, pero sí vamos a tener en estos meses sectores de la población muy afectados. Además habrá sectores, como el turístico, que ya tiene problemas por los efectos durísimos de la influenza, que tendrán el reto de recuperar lo perdido. Perdimos 20 mil empleos que teníamos hace ocho meses y hoy la construcción es el sector con más parálisis en el estado. Nos tenemos que recuperar”.
Con la reciente victoria del PRI, todo indica que el Legislativo se puede convertir en el contrapeso al poder Ejecutivo o tal vez se convierta en una plataforma para el retorno del PRI a Los Pinos. ¿Usted qué espera que hagan los legisladores por responder a los intereses populares, como es el paquete contenido en la reforma fiscal y la cauda de impuestos, o el impulso a la inversión a la forma de los legisladores?
“El PRI tiene un buen acervo de gente preparada con trayectoria política, y estoy seguro que los legisladores van a lograr el equilibrio que necesita México para avanzar. Me refiero a que el PRI está consciente de que no puede paralizar, ni ir en contra de todo manera sistemática; tiene que proponer junto con el Ejecutivo, por el bien de México”.
“Si se logra este equilibrio, se va a hacer con mucha política con el Presidente de la República, con una gran disposición al acuerdo político, no estar cerrado a la negociación… El Presidente ha sido legislador y esto le va a dar la capacidad para llegar a buenos acuerdos con el Congreso dominado por el PRI en la LXI legislatura. Para nosotros los priístas eso será una gran responsabilidad, porque también estaremos en el aparador, observados por la ciudadanía, viendo nuestro comportamiento. Si el Congreso hace un buen trabajo, significará un avance para el país y sin duda tendremos un premio ciudadano en las siguientes elecciones”.
Si la Suprema Corte de Justicia de la Nación decide actuar como sucedió en otros estados, y determina que los artículos transitorios aplicados a la reforma electoral de Quintana Roo son inconstitucionales, se contempla la inminencia de adelantar el proceso electoral para elegir gobernador, congreso local y ayuntamientos., La elección se realizaría en julio del 2010. Dando por hecho que así fuera, ¿cómo visualiza esos nueve meses de convivencia con el gobernador electo?
“México ha cambiado. Lo que era tabú hace algunos años, ya no es así. De existir un gobernador electo conviviendo nueve meses con un gobernador en funciones, nos permitiría empatar con el futuro gobernador o gobernadora del Estado”.
“Quizá esto nos permita facilitar la transición de gobierno. Es bastante lo que tiene que conocer el nuevo gobernante…, los dos meses, que normalmente existen después de una elección, origina que en las prisas y en los movimientos de última hora se den los roces…; viéndole el lado positivo, es la oportunidad de poder hacer que el nuevo gobierno, la nueva administración, conozca a fondo el Estado y que pueda empatarse, que pueda arrancar bien, arrancar fuerte, sobre todo por esta situación económica muy seria que está viviendo el mundo”.
Gobernador, ¿está preparado anímicamente para saber que ese poder en términos reales pasaría a otra persona antes de tiempo?
“El poder de un gobernador se ejerce, de acuerdo a las instituciones y a la ley, hasta el último minuto del 4 de abril de 2011, cuando se da el cambio. Por supuesto hay una expectativa, pues algunos estarán ya viendo quién va a ser el próximo gobernador, pero yo siento que eso no afecta la tarea, que no afecta el manejo y funcionamiento: la administración seguirá bajo el cargo del gobernador”.
“En términos prácticos, el estar buscando al gobernador, al que ya esté electo, es seguramente para plantearle los problemas más difíciles, los más complicados, y estoy seguro de que quien quede, o esté en ese papel, va a esperar hasta que llegue su turno para atenderlos”.
Usted seguramente ha valorado detenidamente esta inédita situación, incómoda incluso. Como responsable de la estabilidad política en el estado, de las condiciones favorables para su transición, ¿qué desearía que tuviese ese candidato, que características debe tener?
“El requisito básico es amar a Quintana Roo, eso es lo más importante. Las otras cuestiones, bueno…, pues algunos tienen más o menos virtudes, o de las condiciones que la propia ciudadanía espera de sus gobernantes. Le tocará a cada quien, a cada mujer o cada hombre que aspira, demostrar qué es lo que tiene, qué es lo que haría por Quintana Roo…; lo esencial es que se tienen cuadros muy buenos con la posibilidad de ser gobernador o gobernadora de Quintana Roo”.
Evitando dar nombres, pues teme “omitir alguno y con ello lastimar a todo aquel que aspire”, el Gobernador, el que fue paciente en la entrevista, termina diciendo que hay hombres y mujeres talentosas. Al final, Félix González Canto se cuidó de no echar a perder el proceso más delicado de la sucesión. No logré jalar el velo y conocer el color de piel, los ojos, el cabello…; el velo es amplio, cubre hasta los pies, como las imágenes en cuaresma que caminan bajo palios y ornamentos.
domingo, 13 de septiembre de 2009
Los afanes, la crisis y lo inminente: Félix González Canto
La idea original era entrevistarlo y publicar las notas en el mes de octubre, cuando se celebran 35 años de la creación del estado: era el contexto adecuado para hacer algunas proyecciones. Sin embargo, el Gobernador respondió pronto a la invitación y, por la temática abordada, me di cuenta que no tenia que esperar. Los tiempos envejecen rápidamente cualquier argumento político. La oportunidad terminaría en obsolescencia. Sociedad, economía y política son los tres bloques temáticos que guiaron ese diálogo. En ese orden, se presentarán en dos entregas.
Quintana Roo crece poblacionalmente a un ritmo del 15.4% anual, concentra al 72% de su millón 135 mil personas en los seis municipios del norte, pero ahora, debido a la crisis económica, tiene el reto de evitar la “acapulquización” que se muestra por el incesante flujo migratorio y los primeros números en desempleo. La posible pauperización social de los centros turísticos, era la primera y pertinente interrogación. ¿Qué planes y proyecciones existen para abatir los rezagos?
Sentado en el mullido sofá rojo de Casa de Gobierno, Félix González inclina hacia adelante el cuerpo. Se prepara y responde. “Necesitamos incrementar año con año el flujo turístico, pero no solamente en volumen, sino con nuevas propuestas. Por ejemplo, los campos de golf, que además de atraer a un turismo de alto poder adquisitivo, que se hospeda en hoteles caros y compra en centros comerciales, adquiere una segunda vivienda. Eso genera inversión, construcción y empleo. Necesitamos que la economía siga creciendo junto con el impulso del flujo turístico, pues el día que dejemos de crecer tendremos un desfase que se va a convertir en un caos”.
Ahora deja a los golfistas y habla de la satisfacción de necesidades de los quintanarroenses. “También tenemos la tarea de dotar de servicios a todos, a los que ya estaban aquí y a los recién llegados. En el pasado nos ganó este crecimiento y teníamos en muchas zonas, en los diferentes municipios turísticos, donde ocurría ese rezago social; pero esa brecha la hemos acortado enormemente en los últimos años. Existe un exitoso programa nacional de vivienda con una cantidad impresionante de créditos para casi todos los niveles sociales, salvo el segmento de muy bajo ingreso que requiere comprar un lote con servicios porque no le alcanza para más. Pero eso se ha desahogado enormemente”.
“Hoy se puede observar que hay un trazo urbano nuevo, distinto al que existía hace 10 años. Las periferias han dejado de ser un montón de asentamientos de terracería, sin alumbrado, sin drenaje, ni agua potable. El gobierno, a través del INFOVIR …, los desarrolladores que entregan con los servicios, algunos ya hasta con parques o escuelas…, y el INFONAVIT y el FOVISSSTE que han crecido en los últimos años, ya nos dejan menos a los que hay que atender y que son los de muy bajos recursos. Si antes teníamos una demanda de 12 mil familias al año, hoy de esa demanda 10 mil u 8 mil la atiende el INFONAVIT, FOVISSSTE y a nosotros nos quedan por atender a mil o a dos mil”. En este punto, el sexto gobernante de la entidad afirma que andamos bien, pero reconoce que existen dificultades con algunos asentamientos irregulares donde no hay servicios, pero que ahí el problema principal es la tenencia de la tierra.
La educación es el mejor instrumento para abatir la pobreza. Sin embargo, según indicadores de la SEP, Quintana Roo se encuentra en el penúltimo lugar de las entidades con cobertura en educación superior. Tenemos cubierta la demanda del 80% en nivel primaria-secundaria, 45% en bachillerato y sólo el 12.5% en el nivel superior. ¿Cómo piensa atender o dejar las bases para ese rezago en el tiempo que le queda a su administración?
El Gobernador se acomoda en el sillón carmín, pero responde con rapidez.
“Quintana Roo tiene el reto más grande de todo México en infraestructura educativa: somos el estado que más crece en México, y que año con año tenemos que construir, proporcionalmente hablando, mucho más aulas que cualquier otro lugar…; con todo y lo que se construye cada año, no alcanza, y prueba de ello es que somos el único estado que prácticamente todos sus planteles de primaria, secundaria y preparatoria operan en doble turno, el 88% de los planteles tienen esta característica. Imagínate cuántas escuelas necesitamos para equilibrar”.
Por otro lado, Félix González menciona que mientras en Quintana Roo los recursos se destinan básicamente para construir infraestructura, hay estados, como Yucatán, donde ese dinero lo utilizan básicamente para renovar, mantener y modernizar aulas y laboratorios. “El recurso que nos llega, completito se va para crecimiento…, eso nos deja un rezago para mantenerlas y modernizarlas y entonces es tremendo transferir de otros presupuestos para reparar, desde los baños hasta sus equipamientos. Ya hay lugares como Chetumal y Cozumel, el propio Cancún, con escuelas con mas de 20 años y ya hay que modernizarlas”.
Respecto a la cobertura en la educación superior señala que “vamos a crecer un poco más en esos indicadores, estamos dejando bases muy sólidas. La creación del campus Playa del Carmen y la Escuela de Medicina de la UQROO, la Universidad Intercultural, las inversiones que se han hecho en la Universidad del Caribe, el crecimiento de los Tecnológicos y la futura Universidad Politécnica en Cancún son fundamentales. Considero que llegaremos al 20% en la cobertura en el nivel superior, similar a la media nacional”.
Sin embargo, en el corto plazo el gobierno no se tiene contemplado un campus Cancún de la UQROO. “Creo que con el campus Playa del Carmen se tendrá la presencia de la UQROO, y quizás en el largo plazo crezca hacia Cancún. El campus en Playa del Carmen tendrá 20 hectáreas, es un proyecto tremendo, tendrá capacidad de mayor personal y mayor crecimiento y quizás supere incluso al campus principal”.
El tema de la seguridad y el narcotráfico se encuentra en la palestra nacional y en Quintana Roo no es la excepción. La violencia de la lucha del estado nacional contra los carteles de la droga ya arroja más de 14 mil muertos en tres años. La infiltración ha carcomido la estructura en los cuerpos policíacos. La reciente detención del Secretario Estatal de Seguridad ha cimbrado a la sociedad y al gobierno. ¿Existen nuevos planes conjuntos con la federación en contra del llamado crimen organizado, o se considera suficiente un relevo en los mandos operativos?
Reclinándose ahora en el sillón, pero con toda tranquilidad, el Gobernador responde:
“Tenemos varios frentes de batalla. Debemos corregir de fondo los problemas que traemos desde varios años. Por ejemplo, los sueldos; en todos los niveles se gana muy poco, eso hace vulnerable a la penetración, a que los policías se vuelvan parte de grupos delictivos, los hace proclives a caer en la tentación; no todos, por supuesto”.
“También se requiere de capacitación. Al haber sueldos bajos, hay una rotación tremenda de personal, y lo cotidiano es que se tiene a muchos policías con poco tiempo y experiencia y, desde lo más básico e inofensivo como no saber manejar, se vuelve un problema. Tenemos municipios donde se les entregaron 100 patrullas y son increíbles las razones por las que dejan de funcionar. Imagínate las demás situaciones como (manejo de) armamento o hacer una detención, que son cosas más complejas”.
“Ya hemos mejorado el salario a los policías judiciales y de los agentes del ministerio público. Eso permite tener al menos un mejor número de agentes preparados, capacitados para hacer un mejor trabajo, que cuidan mejor su trabajo; que se arraiguen en su fuente de trabajo nos genera gente más amable, gente que al cuidar su fuente de trabajo no cae en el narcotráfico”.
El tema no es fácil. ¿Usted está de acuerdo con la estrategia de guerra, de enfrentamiento total y frontal con el narcotráfico?
“No hay de otra forma. El estado mexicano no se puede sentar a que lleguen los delincuentes, no. Se tiene que salir a hacer lo que se tiene que hacer. México está en un periodo de ajuste. Precisamente por esta modalidad se da lo que comentabas sobre el Secretario de Seguridad Pública en Quintana Roo. Hay que recordar que hubo un operativo por parte de la SIEDO donde se llevaron al Delegado y al Subdelegado de la PGR y al Director de la Policía Turística de Benito Juárez. Por otro lado, es muy temprano para hablar de culpabilidad o de inocencia. Es asunto de la justicia y ahí veremos a los acusados que tendrán la oportunidad de defenderse. Es cierto, a todos nos cayó de sorpresa, porque de alguna forma se había mantenido limpia la competencia de la policía estatal”.
¿Cree que el turismo internacional perciba como un problema el asunto de la droga en Quintana Roo y ello prenda focos rojos para el estado?
“Cuando vamos a las ferias internacionales nos preguntan sobre las noticias de la violencia. Pero afortunadamente para Quintana Roo, no se relacionan estos asuntos con destinos de playa como Cozumel, Isla Mujeres y otros puntos turísticos. Sí existe la pregunta, pero siempre hemos dejado en claro que estamos muy lejos de los niveles de violencia alarmante de otras regiones del país”.
El Gobernador Feliz González Canto respondió a la primera batería de preguntas. Al final externa que el asunto de la drogas en la sociedad lo tiene turbado. Cree que también se debe combatir a la delincuencia con el deporte y la cultura, dándole información a la juventud. Busqué en el brillo de los ojos, en el entrecejo, en la modulación de la voz, en el movimiento de las manos, la sospecha de un discurso retórico, no la encontré: pareció realmente preocupado.
Quintana Roo crece poblacionalmente a un ritmo del 15.4% anual, concentra al 72% de su millón 135 mil personas en los seis municipios del norte, pero ahora, debido a la crisis económica, tiene el reto de evitar la “acapulquización” que se muestra por el incesante flujo migratorio y los primeros números en desempleo. La posible pauperización social de los centros turísticos, era la primera y pertinente interrogación. ¿Qué planes y proyecciones existen para abatir los rezagos?
Sentado en el mullido sofá rojo de Casa de Gobierno, Félix González inclina hacia adelante el cuerpo. Se prepara y responde. “Necesitamos incrementar año con año el flujo turístico, pero no solamente en volumen, sino con nuevas propuestas. Por ejemplo, los campos de golf, que además de atraer a un turismo de alto poder adquisitivo, que se hospeda en hoteles caros y compra en centros comerciales, adquiere una segunda vivienda. Eso genera inversión, construcción y empleo. Necesitamos que la economía siga creciendo junto con el impulso del flujo turístico, pues el día que dejemos de crecer tendremos un desfase que se va a convertir en un caos”.
Ahora deja a los golfistas y habla de la satisfacción de necesidades de los quintanarroenses. “También tenemos la tarea de dotar de servicios a todos, a los que ya estaban aquí y a los recién llegados. En el pasado nos ganó este crecimiento y teníamos en muchas zonas, en los diferentes municipios turísticos, donde ocurría ese rezago social; pero esa brecha la hemos acortado enormemente en los últimos años. Existe un exitoso programa nacional de vivienda con una cantidad impresionante de créditos para casi todos los niveles sociales, salvo el segmento de muy bajo ingreso que requiere comprar un lote con servicios porque no le alcanza para más. Pero eso se ha desahogado enormemente”.
“Hoy se puede observar que hay un trazo urbano nuevo, distinto al que existía hace 10 años. Las periferias han dejado de ser un montón de asentamientos de terracería, sin alumbrado, sin drenaje, ni agua potable. El gobierno, a través del INFOVIR …, los desarrolladores que entregan con los servicios, algunos ya hasta con parques o escuelas…, y el INFONAVIT y el FOVISSSTE que han crecido en los últimos años, ya nos dejan menos a los que hay que atender y que son los de muy bajos recursos. Si antes teníamos una demanda de 12 mil familias al año, hoy de esa demanda 10 mil u 8 mil la atiende el INFONAVIT, FOVISSSTE y a nosotros nos quedan por atender a mil o a dos mil”. En este punto, el sexto gobernante de la entidad afirma que andamos bien, pero reconoce que existen dificultades con algunos asentamientos irregulares donde no hay servicios, pero que ahí el problema principal es la tenencia de la tierra.
La educación es el mejor instrumento para abatir la pobreza. Sin embargo, según indicadores de la SEP, Quintana Roo se encuentra en el penúltimo lugar de las entidades con cobertura en educación superior. Tenemos cubierta la demanda del 80% en nivel primaria-secundaria, 45% en bachillerato y sólo el 12.5% en el nivel superior. ¿Cómo piensa atender o dejar las bases para ese rezago en el tiempo que le queda a su administración?
El Gobernador se acomoda en el sillón carmín, pero responde con rapidez.
“Quintana Roo tiene el reto más grande de todo México en infraestructura educativa: somos el estado que más crece en México, y que año con año tenemos que construir, proporcionalmente hablando, mucho más aulas que cualquier otro lugar…; con todo y lo que se construye cada año, no alcanza, y prueba de ello es que somos el único estado que prácticamente todos sus planteles de primaria, secundaria y preparatoria operan en doble turno, el 88% de los planteles tienen esta característica. Imagínate cuántas escuelas necesitamos para equilibrar”.
Por otro lado, Félix González menciona que mientras en Quintana Roo los recursos se destinan básicamente para construir infraestructura, hay estados, como Yucatán, donde ese dinero lo utilizan básicamente para renovar, mantener y modernizar aulas y laboratorios. “El recurso que nos llega, completito se va para crecimiento…, eso nos deja un rezago para mantenerlas y modernizarlas y entonces es tremendo transferir de otros presupuestos para reparar, desde los baños hasta sus equipamientos. Ya hay lugares como Chetumal y Cozumel, el propio Cancún, con escuelas con mas de 20 años y ya hay que modernizarlas”.
Respecto a la cobertura en la educación superior señala que “vamos a crecer un poco más en esos indicadores, estamos dejando bases muy sólidas. La creación del campus Playa del Carmen y la Escuela de Medicina de la UQROO, la Universidad Intercultural, las inversiones que se han hecho en la Universidad del Caribe, el crecimiento de los Tecnológicos y la futura Universidad Politécnica en Cancún son fundamentales. Considero que llegaremos al 20% en la cobertura en el nivel superior, similar a la media nacional”.
Sin embargo, en el corto plazo el gobierno no se tiene contemplado un campus Cancún de la UQROO. “Creo que con el campus Playa del Carmen se tendrá la presencia de la UQROO, y quizás en el largo plazo crezca hacia Cancún. El campus en Playa del Carmen tendrá 20 hectáreas, es un proyecto tremendo, tendrá capacidad de mayor personal y mayor crecimiento y quizás supere incluso al campus principal”.
El tema de la seguridad y el narcotráfico se encuentra en la palestra nacional y en Quintana Roo no es la excepción. La violencia de la lucha del estado nacional contra los carteles de la droga ya arroja más de 14 mil muertos en tres años. La infiltración ha carcomido la estructura en los cuerpos policíacos. La reciente detención del Secretario Estatal de Seguridad ha cimbrado a la sociedad y al gobierno. ¿Existen nuevos planes conjuntos con la federación en contra del llamado crimen organizado, o se considera suficiente un relevo en los mandos operativos?
Reclinándose ahora en el sillón, pero con toda tranquilidad, el Gobernador responde:
“Tenemos varios frentes de batalla. Debemos corregir de fondo los problemas que traemos desde varios años. Por ejemplo, los sueldos; en todos los niveles se gana muy poco, eso hace vulnerable a la penetración, a que los policías se vuelvan parte de grupos delictivos, los hace proclives a caer en la tentación; no todos, por supuesto”.
“También se requiere de capacitación. Al haber sueldos bajos, hay una rotación tremenda de personal, y lo cotidiano es que se tiene a muchos policías con poco tiempo y experiencia y, desde lo más básico e inofensivo como no saber manejar, se vuelve un problema. Tenemos municipios donde se les entregaron 100 patrullas y son increíbles las razones por las que dejan de funcionar. Imagínate las demás situaciones como (manejo de) armamento o hacer una detención, que son cosas más complejas”.
“Ya hemos mejorado el salario a los policías judiciales y de los agentes del ministerio público. Eso permite tener al menos un mejor número de agentes preparados, capacitados para hacer un mejor trabajo, que cuidan mejor su trabajo; que se arraiguen en su fuente de trabajo nos genera gente más amable, gente que al cuidar su fuente de trabajo no cae en el narcotráfico”.
El tema no es fácil. ¿Usted está de acuerdo con la estrategia de guerra, de enfrentamiento total y frontal con el narcotráfico?
“No hay de otra forma. El estado mexicano no se puede sentar a que lleguen los delincuentes, no. Se tiene que salir a hacer lo que se tiene que hacer. México está en un periodo de ajuste. Precisamente por esta modalidad se da lo que comentabas sobre el Secretario de Seguridad Pública en Quintana Roo. Hay que recordar que hubo un operativo por parte de la SIEDO donde se llevaron al Delegado y al Subdelegado de la PGR y al Director de la Policía Turística de Benito Juárez. Por otro lado, es muy temprano para hablar de culpabilidad o de inocencia. Es asunto de la justicia y ahí veremos a los acusados que tendrán la oportunidad de defenderse. Es cierto, a todos nos cayó de sorpresa, porque de alguna forma se había mantenido limpia la competencia de la policía estatal”.
¿Cree que el turismo internacional perciba como un problema el asunto de la droga en Quintana Roo y ello prenda focos rojos para el estado?
“Cuando vamos a las ferias internacionales nos preguntan sobre las noticias de la violencia. Pero afortunadamente para Quintana Roo, no se relacionan estos asuntos con destinos de playa como Cozumel, Isla Mujeres y otros puntos turísticos. Sí existe la pregunta, pero siempre hemos dejado en claro que estamos muy lejos de los niveles de violencia alarmante de otras regiones del país”.
El Gobernador Feliz González Canto respondió a la primera batería de preguntas. Al final externa que el asunto de la drogas en la sociedad lo tiene turbado. Cree que también se debe combatir a la delincuencia con el deporte y la cultura, dándole información a la juventud. Busqué en el brillo de los ojos, en el entrecejo, en la modulación de la voz, en el movimiento de las manos, la sospecha de un discurso retórico, no la encontré: pareció realmente preocupado.
domingo, 6 de septiembre de 2009
Península, Península
“¿Qué novela mexicana reciente se tiene que leer? Pues además de Noticias del Imperio de Fernando del Paso, se tienen que soplar obligadamente Charras, de Hernán Lara Zavala. Es un buen escritor de por acá y el tema les toca cerquita”. Así respondía Ricardo Garibay a la pregunta que un compañero le hizo en aquel Diplomado para Escritores en Bacalar.
Se equivocó parcialmente en el origen, pero no en la calidad y el tema. Hernán Lara Zavala es un escritor nacido en el DF, descendiente de familia peninsular, ¿campechana?, ¿yucateca? A inicios de los 90’s escribió la novela testimonial Charras, que trata del asesinato del líder sindical yucateco Efraín Calderón y de los mecanismos, juegos de poder y personajes que participaron en aquel atentado que se fraguó en alguna oficina de la Ciudad Blanca o de la ciudad de México y que se materializó en los montes de Xhazil, Quintana Roo, allá en la mitad de los años 70’s. Así nos enteramos de aquel escritor de cuentos y de su primera novela. La obra Península, Península es su segundo material de largo aliento.
En aquellos años de Bacalar la novela histórica ya había retomado gran impulso. Este género narrativo nacido en el romanticismo del siglo XIX, con autores como Walter Scott y Benito Pérez Galdós, abordaba originalmente el tema del hombre en la historia y se dejaban atrás la aventura, el juego y los aspectos intimistas. Aprendimos que la novela histórica había evolucionado en el siglo XX y que ahora se integraban nuevos tratamientos en el manejo de los tiempos, tejido de niveles de lenguaje, de narrador, ficcionalización de personajes y hasta técnicas del cine se habían tomado, como el flash back. ¿Quién puede negar que La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa, sea una moderna novela histórica?
La nueva obra de Lara Zavala, publicada en el 2008, es una novela histórica, aunque por momentos también tiene características de una historia novelada. Lo cierto es que no es un libro de historia, es una novela. Y es aquí donde se presenta un viejo dilema para algunos.
El dilema está en el asunto de la historia y la literatura, entre lo verosímil y lo fantasioso. Para los académicos es impensable que la historia pueda ser tratada con la imaginación, ser representada; para los novelistas la historia debe ser narrada, tratando de apegarse a los hechos, pero sin negar la imaginación. Se dirá que ya desde el siglo V antes de nuestra era ya se trataban algunos temas históricos con cierto sesgo literario. Los relatos etnográficos de Herodoto y La Ilíada de Homero, son algunos ejemplos.
Pero también algunos aseguran que la historia es una interpretación, que no puede ser entendida sin ser interpretada. En juego está el conocimiento, la imaginación y el escepticismo. Si quitamos la camisa de los objetivos, la racionalidad hegeliana y el método, lo que queda son dos textos narrativos: uno más apoyado en lo ficcional y otro en lo real. La línea finalmente es sutil, me dice Lorena Careaga, pues “la verdad histórica es la verdad de los historiadores, son interpretaciones”. La literatura y la historia son, finalmente, dos soluciones a un mismo hecho.
En Península, Península, se percibe que el autor sabe que se encuentra en un terreno de controversia y por ello en varias partes de la novela asume una postura al respecto, cuando en voz de José Turrisa (Justo Sierra O’Relly), dice: “la mejor razón para escribir era contar aquello que uno conoce o imagina para indagar sobre su propia vida como si fuera la de otros…”, “…dudo que el adjetivo ‘histórico’ logre superar al sustantivo novela, ¿cómo resolver el conflicto, si acaso existe, entre ficción e historia?”…, o cuando justificatoriamente admite el precepto de Horacio, “el quidlibet audendi, pues no hay duda que la ficción admite todo lo que resulte verosímil”…, “…en el terreno de la historia nadie puede ni debe arrogarse fueros ni inmunidades”.
La novela se apoya en hechos reales sucedidos en el siglo XIX en la Península de Yucatán. La imaginación del escritor se finca en la Guerra de Castas, movimiento social que mató a la mitad de la población peninsular entre 1847 y 1901. Varios de los personajes ya existían antes de la novela y algunos otros son creados, encarnados, por esas circunstancias históricas.
El autor estructura la obra en dos partes y veintiséis capítulos. Aunque no se entiende esa división en dos, la obra es un continuum en un espacio de 10 años: desde la salida temporal de Miguel Barbachano a La Habana, hasta el levantamiento campechano contra el gobernador Pantaleón Barrera.
En ese tramo histórico, Lara Zavala construye con mucho oficio a personajes que se traslapan o se relacionan para crear un detallado entramado de usos y costumbres, muy conocido para los que habitamos la Península y muy ilustrativo para los que no la conocen.
Así, aparecen José Turrisa, el abogado, la voz omnisciente, el seguidor de Santiago Méndez, el esposo de la supuesta viuda Lorenza Cervera, el crítico de la iglesia y el conductor reflexivo de toda la obra. Genaro Montore, un desafortunado comerciante víctima de la guerra que pierde a su esposa y adquiere en la aventura a Rosalía Encalada. El obispo Celestino Onésimo Arrigunaga (José María Guerra), el exacto personaje que no tiene empacho en negar los necesarios milagros de la iglesia, en confesarse como pecador, goloso, vanidoso, concupiscente y embustero. Miss Bell, la institutriz inglesa que no supo cómo llegó a Hopelchén, la otra voz narradora a través de un diario y que terminó casándose con José María Barrera; sí, aquel líder maya que fundó Noh Cah Santa Cruz (hoy Felipe Carrillo Puerto). El doctor irlandés Fitzpatrick, el que conoce la lealtad a través de un perro, el que cura las heridas de los mayas y atiende al moribundo Marcelo y el que cierra perfecta y sorprendentemente el mejor capítulo del libro. Cecilio Chí, el líder radical, el que sabe que la mejor arma para la conjura es la lengua y el filoso machete, el que hace su amante a la cachonda María, la mujer de breve cintura y nalgamen respingón, el que mata sin piedad y el que es asesinado por Anastacio Flores, su secretario. Jacinto Pat, el líder culto, el que lee a López de Cogolludo, el que acepta negociar la guerra para ser nombrado Gobernador de los mayas y que es asesinado por los suyos.
La obra utiliza muy bien los acontecimientos y las intrigas políticas de la época, hace gala de un detallado conocimiento de la historia, de la naturaleza y de la geografía. Aunque por ahí quedan dudas sobre el nombre del asentamiento que encuentra José María Barrera, que dice llamarse Kampocolché, cuando así se nombraba su rancho que trata de recuperar en la primera carta guerrera de la Santísima Cruz; o decir “pequeño rancho” a Ichmul, cuando dos iglesias y muralla artillada tenía en esos tiempos.
Península, Península es una obra muy recomendable. Ha merecido la lectura y el análisis de escritores como Carlos Fuentes, quien por cierto gracias a ello obtuvo el Premio González-Ruano de Periodismo, en Madrid, y por el cual logró 21 mil dólares. Esperemos que ahora Hernán Lara Zavala se anime a escribir sobre La voluntad y la fortuna y así la suerte y la reciprocidad le hagan justicia.
Península, Península es una novela que hoy puede funcionar para conocer algo de historia regional, cuando ésta, a nivel nacional, tiene problemas al ser mochada o suprimida de capítulos importantes de los textos de educación oficial. En un país, donde la historia puede escasear, la ficción bien contada, bien narrada, se puede acercar a la realidad, aunque nunca suplirla.
Se equivocó parcialmente en el origen, pero no en la calidad y el tema. Hernán Lara Zavala es un escritor nacido en el DF, descendiente de familia peninsular, ¿campechana?, ¿yucateca? A inicios de los 90’s escribió la novela testimonial Charras, que trata del asesinato del líder sindical yucateco Efraín Calderón y de los mecanismos, juegos de poder y personajes que participaron en aquel atentado que se fraguó en alguna oficina de la Ciudad Blanca o de la ciudad de México y que se materializó en los montes de Xhazil, Quintana Roo, allá en la mitad de los años 70’s. Así nos enteramos de aquel escritor de cuentos y de su primera novela. La obra Península, Península es su segundo material de largo aliento.
En aquellos años de Bacalar la novela histórica ya había retomado gran impulso. Este género narrativo nacido en el romanticismo del siglo XIX, con autores como Walter Scott y Benito Pérez Galdós, abordaba originalmente el tema del hombre en la historia y se dejaban atrás la aventura, el juego y los aspectos intimistas. Aprendimos que la novela histórica había evolucionado en el siglo XX y que ahora se integraban nuevos tratamientos en el manejo de los tiempos, tejido de niveles de lenguaje, de narrador, ficcionalización de personajes y hasta técnicas del cine se habían tomado, como el flash back. ¿Quién puede negar que La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa, sea una moderna novela histórica?
La nueva obra de Lara Zavala, publicada en el 2008, es una novela histórica, aunque por momentos también tiene características de una historia novelada. Lo cierto es que no es un libro de historia, es una novela. Y es aquí donde se presenta un viejo dilema para algunos.
El dilema está en el asunto de la historia y la literatura, entre lo verosímil y lo fantasioso. Para los académicos es impensable que la historia pueda ser tratada con la imaginación, ser representada; para los novelistas la historia debe ser narrada, tratando de apegarse a los hechos, pero sin negar la imaginación. Se dirá que ya desde el siglo V antes de nuestra era ya se trataban algunos temas históricos con cierto sesgo literario. Los relatos etnográficos de Herodoto y La Ilíada de Homero, son algunos ejemplos.
Pero también algunos aseguran que la historia es una interpretación, que no puede ser entendida sin ser interpretada. En juego está el conocimiento, la imaginación y el escepticismo. Si quitamos la camisa de los objetivos, la racionalidad hegeliana y el método, lo que queda son dos textos narrativos: uno más apoyado en lo ficcional y otro en lo real. La línea finalmente es sutil, me dice Lorena Careaga, pues “la verdad histórica es la verdad de los historiadores, son interpretaciones”. La literatura y la historia son, finalmente, dos soluciones a un mismo hecho.
En Península, Península, se percibe que el autor sabe que se encuentra en un terreno de controversia y por ello en varias partes de la novela asume una postura al respecto, cuando en voz de José Turrisa (Justo Sierra O’Relly), dice: “la mejor razón para escribir era contar aquello que uno conoce o imagina para indagar sobre su propia vida como si fuera la de otros…”, “…dudo que el adjetivo ‘histórico’ logre superar al sustantivo novela, ¿cómo resolver el conflicto, si acaso existe, entre ficción e historia?”…, o cuando justificatoriamente admite el precepto de Horacio, “el quidlibet audendi, pues no hay duda que la ficción admite todo lo que resulte verosímil”…, “…en el terreno de la historia nadie puede ni debe arrogarse fueros ni inmunidades”.
La novela se apoya en hechos reales sucedidos en el siglo XIX en la Península de Yucatán. La imaginación del escritor se finca en la Guerra de Castas, movimiento social que mató a la mitad de la población peninsular entre 1847 y 1901. Varios de los personajes ya existían antes de la novela y algunos otros son creados, encarnados, por esas circunstancias históricas.
El autor estructura la obra en dos partes y veintiséis capítulos. Aunque no se entiende esa división en dos, la obra es un continuum en un espacio de 10 años: desde la salida temporal de Miguel Barbachano a La Habana, hasta el levantamiento campechano contra el gobernador Pantaleón Barrera.
En ese tramo histórico, Lara Zavala construye con mucho oficio a personajes que se traslapan o se relacionan para crear un detallado entramado de usos y costumbres, muy conocido para los que habitamos la Península y muy ilustrativo para los que no la conocen.
Así, aparecen José Turrisa, el abogado, la voz omnisciente, el seguidor de Santiago Méndez, el esposo de la supuesta viuda Lorenza Cervera, el crítico de la iglesia y el conductor reflexivo de toda la obra. Genaro Montore, un desafortunado comerciante víctima de la guerra que pierde a su esposa y adquiere en la aventura a Rosalía Encalada. El obispo Celestino Onésimo Arrigunaga (José María Guerra), el exacto personaje que no tiene empacho en negar los necesarios milagros de la iglesia, en confesarse como pecador, goloso, vanidoso, concupiscente y embustero. Miss Bell, la institutriz inglesa que no supo cómo llegó a Hopelchén, la otra voz narradora a través de un diario y que terminó casándose con José María Barrera; sí, aquel líder maya que fundó Noh Cah Santa Cruz (hoy Felipe Carrillo Puerto). El doctor irlandés Fitzpatrick, el que conoce la lealtad a través de un perro, el que cura las heridas de los mayas y atiende al moribundo Marcelo y el que cierra perfecta y sorprendentemente el mejor capítulo del libro. Cecilio Chí, el líder radical, el que sabe que la mejor arma para la conjura es la lengua y el filoso machete, el que hace su amante a la cachonda María, la mujer de breve cintura y nalgamen respingón, el que mata sin piedad y el que es asesinado por Anastacio Flores, su secretario. Jacinto Pat, el líder culto, el que lee a López de Cogolludo, el que acepta negociar la guerra para ser nombrado Gobernador de los mayas y que es asesinado por los suyos.
La obra utiliza muy bien los acontecimientos y las intrigas políticas de la época, hace gala de un detallado conocimiento de la historia, de la naturaleza y de la geografía. Aunque por ahí quedan dudas sobre el nombre del asentamiento que encuentra José María Barrera, que dice llamarse Kampocolché, cuando así se nombraba su rancho que trata de recuperar en la primera carta guerrera de la Santísima Cruz; o decir “pequeño rancho” a Ichmul, cuando dos iglesias y muralla artillada tenía en esos tiempos.
Península, Península es una obra muy recomendable. Ha merecido la lectura y el análisis de escritores como Carlos Fuentes, quien por cierto gracias a ello obtuvo el Premio González-Ruano de Periodismo, en Madrid, y por el cual logró 21 mil dólares. Esperemos que ahora Hernán Lara Zavala se anime a escribir sobre La voluntad y la fortuna y así la suerte y la reciprocidad le hagan justicia.
Península, Península es una novela que hoy puede funcionar para conocer algo de historia regional, cuando ésta, a nivel nacional, tiene problemas al ser mochada o suprimida de capítulos importantes de los textos de educación oficial. En un país, donde la historia puede escasear, la ficción bien contada, bien narrada, se puede acercar a la realidad, aunque nunca suplirla.
domingo, 23 de agosto de 2009
Homenaje
A Raúl Molina Andraka
Andaba de capa caída. Mi breve viaje no era de placer, pues mezclaba algunos asuntos laborales y una rápida y urgente visita para atender la salud de mi padre que ya se anda yendo. Prácticamente me fui a despedir de él. Por eso la invitación que me hizo Dominique para asistir a un concierto en la Nezahualcóyotl fue oportuna: fue algo catártico y, al mismo tiempo, placentero con la muerte.
Volver a esa magnífica Sala en CU me llenó de recuerdos. Eran frecuentes los fines de semana en que, junto con Renée y otros melómanos, aprovechábamos que un bajista de la OFUNAM era nuestro amigo para que nos pasara el programa y los boletos. Así conocí en vivo la música que fue compuesta desde el Renacimiento, que es todo un fenómeno brillante de la humanidad pero que por sus características fue excluyente de lo que hacían en África y el Oriente: es un ejemplo del etnocentrismo europeo. Cuando la escucho me da la impresión que se privilegia la armonía polifónica sobre el ritmo. Por eso, Dollar Brand y Charlie Mariano eran para otro lugar donde abundaba el vino y la poesía.
La Sala sigue igual de bella. Era tan moderna cuando se inauguró en aquel 1976, que el paso de los años no le hacen mella a este espacio que mucho le tomó Arcadi Artis al diseño de la sala de la Berliner Philharmonie. Es una de las mejores de Latinoamérica. El único cambio que noté fue que ahora la Neza tiene como vecino al espectacular edificio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, el MUAC.
En esta ocasión el programa estaba dedicado in memoriam al violinista Erasmo Capilla. Un artista nacido en Xalapa que falleció hace un año. Los Capilla es una familia conocida en el ambiente musical. Le sobreviven a Erasmo seis hermanos: tres violinistas, una pianista, un chelista y un flautista-pintor. El padre es tambien un reconocido violinista. Es admirable.
Erasmo Capilla se formó en el Conservatorio Real de Música de Bruselas y su calidad artística fue reconocida en Alemania, España, Francia, Hungría y otros países europeos. El violinista ganó diversos concursos internacionales, fundó y dirigió la Orquesta de Cámara Mexicana y hasta un Festival Internacional en Xalapa lleva su nombre.
Para interpretar el programa se integró una orquesta especial que sumaba a músicos de la Filarmónica de la UNAM, de la Ópera de Bellas Artes y de la Filarmónica de la Ciudad de México. Bajo la batuta de Eduardo Diazmuñoz, la orquesta se oyó bien esa noche, se mostró segura y brillante.
La Obertura Festiva, op. 96, de Shostakovich; el Concierto para cuatro violines y violonchelo, de Vivaldi; el estremecedor Adagietto de la Sinfonía no. 5, de Mahler; el Concierto para violín no. 3 de Mozart y la rítmica Sensemayá, de Silvestre Revueltas, fueron las obras que esa noche, especialmente Mahler, me derrumbaron todas las defensas que había levantado contra los sentimientos. Los hombres no lloran, me habían dicho.
Erasmo Capilla murió producto de una depresión, comentan personas cercanas a la familia. Posiblemente los sentimientos encontrados que se le desataron al experimentar aquel proverbio de que “nadie es profeta en su tierra”, fueron la posible causa. En ocasiones de nada sirve el haber logrado ser de lo mejor en el extranjero, de tocar magistralmente un Guarnerius, de tener a los mejores maestros, de haber obtenido un doctorado con 100 puntos sobre 100…; tal vez por ello las declaraciones de Diazmuñoz son precisas: “Fue reconocido a escala internacional, pero desgraciadamente no sucedió así en su país”.
La noche del concierto, la Sala estaba al 80 % de la capacidad de su aforo; un sector lo integraban personas que notoriamente conocían la trayectoria de Erasmo y otras asistíamos simplemente por lo atractivo del programa.
Por ahí aparecían rostros de conocidos, algunos amigos de otros tiempos y hasta Porfirio Muñoz Ledo se dejaba acompañar -“prestigiar”, diría él-, de una alta y guapa morena, seguramente recordando aquel año cuando, siendo Secretario de Educación del gobierno de Echeverría, cortara junto con el Carlos Hank el listón inaugural del recinto cultural. Más tarde comentaría con Porfirio la belleza de Sensemayá, la obra de Silvestre Revueltas, y recordábamos que se inspiró en un canto de Nicolás Guillén para matar a la culebra y que comenzaba con las expresiones africanas ¡Mayombe, bombe, mayombe!
El concierto fue particular. Los hermanos del xalapeño tocaron las cuerdas en varias obras y uno más, el flautista, al ritmo de Vivaldi y Revueltas, pintó dos enormes lienzos en homenaje al hermano muerto. Fue conmovedor.
De regreso a la Del Valle, Ximena dejó por un momento a Jäger para fijarse que no había dicho palabra desde hacía rato. ¿Te sientes bien?, ¿sigues triste?, me preguntó. La verdad no sabía qué me pasaba. Ciertamente no se me quitaba de la cabeza el estado de salud de mi padre, pero también la incomprensión que sobre artistas como Erasmo existía, me tenía distraído.
Salí de Chetumal cuando el tenor Fernando de la Mora se presentaba en el Teatro Minerva. Me perdí el concierto. Ya habrá otra ocasión para escucharlo. Pero también, luego de conocer la experiencia del violinista Capilla, me daría gusto ver y apreciar lo que han logrado algunos chetumaleños que hace años se fueron y que ahora cosechan los primeros triunfos en el extranjero.
Volver a esa magnífica Sala en CU me llenó de recuerdos. Eran frecuentes los fines de semana en que, junto con Renée y otros melómanos, aprovechábamos que un bajista de la OFUNAM era nuestro amigo para que nos pasara el programa y los boletos. Así conocí en vivo la música que fue compuesta desde el Renacimiento, que es todo un fenómeno brillante de la humanidad pero que por sus características fue excluyente de lo que hacían en África y el Oriente: es un ejemplo del etnocentrismo europeo. Cuando la escucho me da la impresión que se privilegia la armonía polifónica sobre el ritmo. Por eso, Dollar Brand y Charlie Mariano eran para otro lugar donde abundaba el vino y la poesía.
La Sala sigue igual de bella. Era tan moderna cuando se inauguró en aquel 1976, que el paso de los años no le hacen mella a este espacio que mucho le tomó Arcadi Artis al diseño de la sala de la Berliner Philharmonie. Es una de las mejores de Latinoamérica. El único cambio que noté fue que ahora la Neza tiene como vecino al espectacular edificio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, el MUAC.
En esta ocasión el programa estaba dedicado in memoriam al violinista Erasmo Capilla. Un artista nacido en Xalapa que falleció hace un año. Los Capilla es una familia conocida en el ambiente musical. Le sobreviven a Erasmo seis hermanos: tres violinistas, una pianista, un chelista y un flautista-pintor. El padre es tambien un reconocido violinista. Es admirable.
Erasmo Capilla se formó en el Conservatorio Real de Música de Bruselas y su calidad artística fue reconocida en Alemania, España, Francia, Hungría y otros países europeos. El violinista ganó diversos concursos internacionales, fundó y dirigió la Orquesta de Cámara Mexicana y hasta un Festival Internacional en Xalapa lleva su nombre.
Para interpretar el programa se integró una orquesta especial que sumaba a músicos de la Filarmónica de la UNAM, de la Ópera de Bellas Artes y de la Filarmónica de la Ciudad de México. Bajo la batuta de Eduardo Diazmuñoz, la orquesta se oyó bien esa noche, se mostró segura y brillante.
La Obertura Festiva, op. 96, de Shostakovich; el Concierto para cuatro violines y violonchelo, de Vivaldi; el estremecedor Adagietto de la Sinfonía no. 5, de Mahler; el Concierto para violín no. 3 de Mozart y la rítmica Sensemayá, de Silvestre Revueltas, fueron las obras que esa noche, especialmente Mahler, me derrumbaron todas las defensas que había levantado contra los sentimientos. Los hombres no lloran, me habían dicho.
Erasmo Capilla murió producto de una depresión, comentan personas cercanas a la familia. Posiblemente los sentimientos encontrados que se le desataron al experimentar aquel proverbio de que “nadie es profeta en su tierra”, fueron la posible causa. En ocasiones de nada sirve el haber logrado ser de lo mejor en el extranjero, de tocar magistralmente un Guarnerius, de tener a los mejores maestros, de haber obtenido un doctorado con 100 puntos sobre 100…; tal vez por ello las declaraciones de Diazmuñoz son precisas: “Fue reconocido a escala internacional, pero desgraciadamente no sucedió así en su país”.
La noche del concierto, la Sala estaba al 80 % de la capacidad de su aforo; un sector lo integraban personas que notoriamente conocían la trayectoria de Erasmo y otras asistíamos simplemente por lo atractivo del programa.
Por ahí aparecían rostros de conocidos, algunos amigos de otros tiempos y hasta Porfirio Muñoz Ledo se dejaba acompañar -“prestigiar”, diría él-, de una alta y guapa morena, seguramente recordando aquel año cuando, siendo Secretario de Educación del gobierno de Echeverría, cortara junto con el Carlos Hank el listón inaugural del recinto cultural. Más tarde comentaría con Porfirio la belleza de Sensemayá, la obra de Silvestre Revueltas, y recordábamos que se inspiró en un canto de Nicolás Guillén para matar a la culebra y que comenzaba con las expresiones africanas ¡Mayombe, bombe, mayombe!
El concierto fue particular. Los hermanos del xalapeño tocaron las cuerdas en varias obras y uno más, el flautista, al ritmo de Vivaldi y Revueltas, pintó dos enormes lienzos en homenaje al hermano muerto. Fue conmovedor.
De regreso a la Del Valle, Ximena dejó por un momento a Jäger para fijarse que no había dicho palabra desde hacía rato. ¿Te sientes bien?, ¿sigues triste?, me preguntó. La verdad no sabía qué me pasaba. Ciertamente no se me quitaba de la cabeza el estado de salud de mi padre, pero también la incomprensión que sobre artistas como Erasmo existía, me tenía distraído.
Salí de Chetumal cuando el tenor Fernando de la Mora se presentaba en el Teatro Minerva. Me perdí el concierto. Ya habrá otra ocasión para escucharlo. Pero también, luego de conocer la experiencia del violinista Capilla, me daría gusto ver y apreciar lo que han logrado algunos chetumaleños que hace años se fueron y que ahora cosechan los primeros triunfos en el extranjero.
Joel Montero, es un tenor chetumaleño que esta considerado junto con Omar Garrido y Enrico Ambrosio como los nuevos valores en el canto mexicano. Alemania, Austria, e Italia ya conocen sus interpretaciones. Montero inició sus estudios en la Escuela Estatal de Música que creara Miguel Borge, posteriormente estudió Dirección de Orquesta en el DF y luego fue aceptado en la Universidad Mozarteum de Salzburgo, Austria, para estudiar ópera. Ha sido finalista en el Concurso Internacional Monserrat Caballé, ganó el premio Luiggi Infantino en Rumania. La Ópera de Studio de Zurich le ofreció una plaza de becario y actualmente forma parte del Ensamble Internacional de Solistas del Teatro de la Ópera de Meiningen, Alemania.
Javier Torres Maldonado es otro chetumaleño que pasó por la Estatal de Música. Lo recuerdo bien. Es, por lo que se ha escrito de él, un buen y refinado compositor. Luego de haber estudiado en el Conservatorio Nacional de Música y de ser becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, perfeccionó sus conocimientos estudiando Composición en el Conservatorio Giuseppe Verdi, en Milán, Italia. Se ha formado con los mejores y logrado múltiples premios, destacando entre ellos el Commande d’Etat, otorgada por el Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia, el Premio Internacional de Composición de Lyon, Francia y el Reine Elizabeth, de Bruselas, Bélgica. Su discografía ya es amplia y, según dicen los críticos, su obra es electro-acústica y compleja. Me llama la atención que, además de su obra De ignoto cantu, también ha compuesto a la memoria de los indígenas asesinados en Acteal y a la memoria de todos los hombres que han muerto en la esperanza de una América que pertenezca a todos los hombres que habitan en ella.
Esto último habla de cómo los artistas tienen muy sensibles los sentidos y muy delgada la piel, sienten el frío y el calor: no son ajenos al mundo que los rodea. Vamos aprendiendo de ellos.
domingo, 19 de julio de 2009
Violencia y adicciones
El pasado jueves se presentó en el Poliforum Rafael Melgar de Chetumal el libro Violencia familiar y adicciones. Todavía ignoro por qué los organizadores del evento me invitaron a comentar el libro, pues ya resolví el cuestionario de la página 79 del texto y en una escala del 0 al 4, apenas llego al 0 y de las adicciones pues nomás no, nada conozco. Yo creo que fue por la amistad.
Entre otras cosas, me tomé la libertad de mencionar que la Violencia se presenta en ocasiones callada, simulada o abierta; en otras se manifiesta de manera distante o cercana; queriéndose pasar como justificada o injustificada, pero siempre está latente o actuante. La violencia es y será per se lastimante para hombres y mujeres, entre los países, al interior de ellos o en las familias.
De la violencia resultan hechos traumáticos, pero también se manifiesta en actos de subordinación y dominación, en acciones de rebeldía y liberación. Ella, en el nivel de los países, en el nivel macro, asume la figura de la paradoja, ya que sin la violencia, en muchos casos no se podrían explicar diversos procesos.
La violencia es mucho más que una emoción humana, como el enojo y la ira: es una conducta aprendida. Está intrínsecamente relacionada con los conflictos, y la violencia está generada por intereses sectoriales, sociales, políticos, religiosos y, sobre todo, económicos, que se van desarrollando a través del tiempo.
Esta afirmación, que a primera vista parece demasiado obvia, no lo es si la enmarcamos como generadora de problemas de salud pública, tal y como lo son los temas de adicción y violencia familiar. La violencia no es un hecho accidental, ocasional: es intencional.
La violencia en el ser humano no es innata, se adquiere y se asume culturalmente. Advertí que mi postura era diferente a la que asume el Dr. Jesús Kumate en el prólogo del libro, cuando menciona que “los humanos con antecedentes de agresividad tienen menos serotonina”. No creo que la violencia o la agresividad estén condicionadas por la genética, por la cantidad de neurotransmisores. El individuo no nace siendo bueno o malo, ni violento o pacífico. La violencia es un concepto, un valor y una práctica que se adquiere en las relaciones sociales.
Estoy convencido que es la sociedad la que produce la violencia, pero no lo hace independiente del Estado. En gran medida éste es quien contribuye en las modalidades y frecuencias de la violencia. La inseguridad social y económica, la corrupción y el miedo, son algunos de los productos directos de la relación Estado-sociedad.
La violencia es social y se le localiza en formas diversas. Se le encuentra en el modelo educativo autoritario que inhibe la creatividad e impone significados; en la injusticia social como forma estructural; en la coerción y la corrupción como conducta institucional; en los sistemas simbólicos religiosos que diseñan roles y esquemas discriminatorios; en la desigual distribución de la riqueza, en la discriminación de clase, de género, de origen y edad como causantes de conflicto; en las relaciones de poder estereotipadas y roles familiares tradicionales que producen desigualdad y dominación doméstica y en la falta de oportunidades laborales que se traducen en migración y marginación.
En el libro se describe, en el primer capítulo, las diversas formas de violencia: de género, la familiar, la física, la psicológica, la sexual, la económica y cómo la violencia se liga, en muchas ocasiones, al consumo de las diversas drogas.
Además de lo anterior, existe la violencia estructural, que propicia la ausencia de reciprocidad y promueve la desigualdad y la intolerancia, y la violencia cultural, la que justifica y legitima todo tipo de ejercicio de poder; son las grandes áreas que hoy nos arrojan preguntas y situaciones lacerantes que se incrustan en la cotidianeidad social.
De estas áreas surgen, se tipifican y se expanden la violencia doméstica, los delitos sexuales, la violencia callejera o juvenil, el maltrato y el descuido a menores y ancianos, la violencia autoinflingida -como el suicidio-, y la violencia social o colectiva.
Aproveché la ocasión para colocar una provocación razonable. Todos sabemos, que en los últimos años se ha dado una masificación de la violencia en los medios de comunicación, especialmente la referida al narcotráfico. Sin negar los más de 11 mil muertos en los últimos dos y medio años, tampoco podemos negar que no conocemos el impacto que causan entre la población los efectos de las imágenes o las notas sobre ejecuciones y torturas entre bandas delictivas. Se ha creado en el imaginario la idea de que el mayor problema de violencia se centra en el narcotráfico, y que todos los esfuerzos gubernamentales y ciudadanos deben enfocarse en el ataque a este tipo de violencia. Con esta percepción, muchas otras formas de violencia han quedado minimizadas o sin una adecuada atención por parte de las instancias de gobierno.
El Instituto para la Seguridad y Democracia (INSyDE) comenta: “En México, el problema de la inseguridad y la violencia no se explica a través de la delincuencia organizada. Se tiene una imagen distorsionada de la realidad. Hay que entender el contexto”, y agrega: “lo que está pasando tiene dos características: la violencia asociada a la delincuencia organizada, que crea una imagen distorsionada, ya que no es una violencia generalizada contra objetivos indiscriminados, sino entre grupos involucrados en el crimen organizado, y la violencia común, intrafamiliar, esa sí ha crecido, principalmente contra mujeres y niños.”
De esta forma, no es raro que la violencia doméstica y de género, de sectores poblacionales altamente vulnerables, quede en un segundo plano. Después de todo, la violencia hacia estos grupos no es tan espectacular como la que ejercen los cárteles de la droga y su ataque frontal tampoco es motivo de grandes movilizaciones de las fuerzas de seguridad. Aunque en términos reales, la violencia que genera delitos y homicidios fuera del narcotráfico sea de magnitud mucho mayor.
Y es que la violencia que se ejerce hacia los grupos vulnerables, en muchas ocasiones no es tan espectacular, ni debe presentarse de esa forma. Simplemente debe combatirse y atender los efectos y daños que causan en esos sectores sociales.
La violencia hacia los grupos vulnerables, especialmente hacia las mujeres, no son etéreas impresiones. En el año 2003, en su Informe Mundial sobre Violencia y Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS), calificó a México como “uno de los países más violentos para las mujeres, y señaló el acoso sexual, la violencia familiar, la violencia psicológica y sexual como las principales agresiones a las que se enfrentan las mujeres mexicanas”.
Esta violencia va acompañada de una creciente desigualdad socioeconómica y marginación, lo que obstaculiza el desarrollo humano de las mujeres y sectores vulnerables.
Entre otras cosas, me tomé la libertad de mencionar que la Violencia se presenta en ocasiones callada, simulada o abierta; en otras se manifiesta de manera distante o cercana; queriéndose pasar como justificada o injustificada, pero siempre está latente o actuante. La violencia es y será per se lastimante para hombres y mujeres, entre los países, al interior de ellos o en las familias.
De la violencia resultan hechos traumáticos, pero también se manifiesta en actos de subordinación y dominación, en acciones de rebeldía y liberación. Ella, en el nivel de los países, en el nivel macro, asume la figura de la paradoja, ya que sin la violencia, en muchos casos no se podrían explicar diversos procesos.
La violencia es mucho más que una emoción humana, como el enojo y la ira: es una conducta aprendida. Está intrínsecamente relacionada con los conflictos, y la violencia está generada por intereses sectoriales, sociales, políticos, religiosos y, sobre todo, económicos, que se van desarrollando a través del tiempo.
Esta afirmación, que a primera vista parece demasiado obvia, no lo es si la enmarcamos como generadora de problemas de salud pública, tal y como lo son los temas de adicción y violencia familiar. La violencia no es un hecho accidental, ocasional: es intencional.
La violencia en el ser humano no es innata, se adquiere y se asume culturalmente. Advertí que mi postura era diferente a la que asume el Dr. Jesús Kumate en el prólogo del libro, cuando menciona que “los humanos con antecedentes de agresividad tienen menos serotonina”. No creo que la violencia o la agresividad estén condicionadas por la genética, por la cantidad de neurotransmisores. El individuo no nace siendo bueno o malo, ni violento o pacífico. La violencia es un concepto, un valor y una práctica que se adquiere en las relaciones sociales.
Estoy convencido que es la sociedad la que produce la violencia, pero no lo hace independiente del Estado. En gran medida éste es quien contribuye en las modalidades y frecuencias de la violencia. La inseguridad social y económica, la corrupción y el miedo, son algunos de los productos directos de la relación Estado-sociedad.
La violencia es social y se le localiza en formas diversas. Se le encuentra en el modelo educativo autoritario que inhibe la creatividad e impone significados; en la injusticia social como forma estructural; en la coerción y la corrupción como conducta institucional; en los sistemas simbólicos religiosos que diseñan roles y esquemas discriminatorios; en la desigual distribución de la riqueza, en la discriminación de clase, de género, de origen y edad como causantes de conflicto; en las relaciones de poder estereotipadas y roles familiares tradicionales que producen desigualdad y dominación doméstica y en la falta de oportunidades laborales que se traducen en migración y marginación.
En el libro se describe, en el primer capítulo, las diversas formas de violencia: de género, la familiar, la física, la psicológica, la sexual, la económica y cómo la violencia se liga, en muchas ocasiones, al consumo de las diversas drogas.
Además de lo anterior, existe la violencia estructural, que propicia la ausencia de reciprocidad y promueve la desigualdad y la intolerancia, y la violencia cultural, la que justifica y legitima todo tipo de ejercicio de poder; son las grandes áreas que hoy nos arrojan preguntas y situaciones lacerantes que se incrustan en la cotidianeidad social.
De estas áreas surgen, se tipifican y se expanden la violencia doméstica, los delitos sexuales, la violencia callejera o juvenil, el maltrato y el descuido a menores y ancianos, la violencia autoinflingida -como el suicidio-, y la violencia social o colectiva.
Aproveché la ocasión para colocar una provocación razonable. Todos sabemos, que en los últimos años se ha dado una masificación de la violencia en los medios de comunicación, especialmente la referida al narcotráfico. Sin negar los más de 11 mil muertos en los últimos dos y medio años, tampoco podemos negar que no conocemos el impacto que causan entre la población los efectos de las imágenes o las notas sobre ejecuciones y torturas entre bandas delictivas. Se ha creado en el imaginario la idea de que el mayor problema de violencia se centra en el narcotráfico, y que todos los esfuerzos gubernamentales y ciudadanos deben enfocarse en el ataque a este tipo de violencia. Con esta percepción, muchas otras formas de violencia han quedado minimizadas o sin una adecuada atención por parte de las instancias de gobierno.
El Instituto para la Seguridad y Democracia (INSyDE) comenta: “En México, el problema de la inseguridad y la violencia no se explica a través de la delincuencia organizada. Se tiene una imagen distorsionada de la realidad. Hay que entender el contexto”, y agrega: “lo que está pasando tiene dos características: la violencia asociada a la delincuencia organizada, que crea una imagen distorsionada, ya que no es una violencia generalizada contra objetivos indiscriminados, sino entre grupos involucrados en el crimen organizado, y la violencia común, intrafamiliar, esa sí ha crecido, principalmente contra mujeres y niños.”
De esta forma, no es raro que la violencia doméstica y de género, de sectores poblacionales altamente vulnerables, quede en un segundo plano. Después de todo, la violencia hacia estos grupos no es tan espectacular como la que ejercen los cárteles de la droga y su ataque frontal tampoco es motivo de grandes movilizaciones de las fuerzas de seguridad. Aunque en términos reales, la violencia que genera delitos y homicidios fuera del narcotráfico sea de magnitud mucho mayor.
Y es que la violencia que se ejerce hacia los grupos vulnerables, en muchas ocasiones no es tan espectacular, ni debe presentarse de esa forma. Simplemente debe combatirse y atender los efectos y daños que causan en esos sectores sociales.
La violencia hacia los grupos vulnerables, especialmente hacia las mujeres, no son etéreas impresiones. En el año 2003, en su Informe Mundial sobre Violencia y Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS), calificó a México como “uno de los países más violentos para las mujeres, y señaló el acoso sexual, la violencia familiar, la violencia psicológica y sexual como las principales agresiones a las que se enfrentan las mujeres mexicanas”.
Esta violencia va acompañada de una creciente desigualdad socioeconómica y marginación, lo que obstaculiza el desarrollo humano de las mujeres y sectores vulnerables.
El libro Violencia familiar y adicciones es un buen esfuerzo del DIF-Quintana Roo, de Centros de Integración Juvenil, A. C. y de la Secretaría de Salud Estatal. Instituciones nobles que, junto a organizaciones como el Observatorio de la Violencia Social y de Género, realizan el contrapeso necesario para que la salud social, y específicamente la familiar, esté en mejores condiciones.
domingo, 5 de julio de 2009
Un día después
El poder se presenta a través de una invisible decisión, por la subordinación de voluntades o por que así está escrito.
Decía Kautilya Chanakya, hace 2300 años, que “la flecha disparada por el arquero podrá matar o no a una única persona. Pero las estratagemas urdidas por el hombre sabio pueden matar incluso al niño en el vientre de su madre”. Podría ser una manera de definir lo que es el poder. O también podríamos recordar al sociólogo Talcott Parsons cuando dice que “el poder se usa para referirse a la capacidad de una persona o grupo, para imponer de forma recurrente su voluntad sobre otros”. O simplemente podemos recurrir al artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos cuando dice, en su inciso I, que “los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público”.
A pesar de que en la Roma de los césares ya existían organizaciones políticas vinculadas al poder, los partidos políticos se originaron en el siglo XVII, aunque es hasta el XIX donde adoptan plenamente el sentido y significado que hoy conocemos. Se dice que fue en Gran Bretaña donde los partidos políticos modernos surgieron.
Igual sucedió en México: en el siglo XIX se luchaba por el poder a través de dos partidos: el liberal y el conservador. Posteriormente vendría la Revolución de 1910, la Constitución Política de 1917, la formación del proscrito Partido Comunista Mexicano en 1919 (viejo antecedente del Partido de la Revolución Democrática), la creación del Partido Nacional Revolucionario (antecedente del Partido Revolucionario Institucional) en 1929 y la formación del Partido Acción Nacional en 1939.
En la década de los 40s algunos partidos se transforman o se crean nuevas organizaciones: el Partido de la Revolución Mexicana (posteriormente PRI), el Partido Popular (luego PPS), Partido Revolucionario de Unificación Nacional (PRUN), Partido Laborista y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana. Varias décadas después, luego de los acontecimientos de 1968, desaparecen unos partidos y aparecen otros: PRT, PMT, PSUM, PLM, FCRM, PST, PRD, PT, PVEM, PDS, PCD, PAS, PMP, Convergencia, PSD, PNA…
Antes de la Revolución Mexicana, la lucha por el poder no era real y formalmente entre partidos políticos, sino entre facciones. La independencia de México había dejado el campo abierto para que el control del poder en México fuera entre dos grupos que experimentaban con caciques, caudillos, el ejército, la iglesia, alianzas con el extranjero…; fueron años de conflictos, donde el consenso no se conoció. El XIX fue difícil y salvo lo avanzado de las Constituciones, la construcción de la democracia no era una práctica, ni una preocupación común.
Tal vez la contienda electoral en los años 40s donde participaron Almazán Andrew, por el PRUN y Ávila Camacho por el PRM, fue el primer indicio de una real lucha partidista. A pesar de los agrios acontecimientos (represión, muertos y hasta una petición de ayuda de Almazán a EUA), por primera vez después de la Revolución se compitió seriamente por el poder a través de los partidos. Posteriormente vendría una larga etapa donde el pluralismo de partidos fue limitado y se mantuvo la hegemonía de uno de ellos.
1988 es un año donde la contienda electoral fue muy reñida y dejó tanta insatisfacción social que las reglas del juego tuvieron que ser cambiadas con la ciudadanización del árbitro de la competencia: en 1990 se crea el Instituto Federal Electoral y en 1996 adquiere plena autonomía. La reforma política que en 1977 había logrado Jesús Reyes Heroles, donde se daban las condiciones para una mayor participación de las minorías políticas en el poder legislativo y creado algunos mecanismos de mayor competencia electoral, no habían sido suficientes. Se adopta un sistema electoral mixto. Ahora sí se avanza en tener un mejor sistema de partidos.
En los años 90s la política y la economía ya eran un binomio inseparable. Desde la administración de José López Portillo, la economía era un asunto muy volátil y explosivo que sólo fue amortiguada por la reforma política de 1977; de no hacerlo así, la inestabilidad social hubiese sido mayor e incontrolable para el gobierno. A lo largo de la última década del siglo XX los efectos de una economía global adquirieron mayor presencia en la vida cotidiana del ciudadano y de la política. Ya no se gobernaba con los discursos estabilizadores, ahora las decisiones políticas se vinculaban con mayor evidencia a medidas que tocaban las tendencias de la macroeconomía y el bolsillo de la microeconomía.
Tal vez por ello, la crisis económica de 1994 y el ingreso de México al Tratado de Libre Comercio -sumado al ambiente creado por los acontecimientos político-sociales del levantamiento indígena en Chiapas, el asesinato de Donaldo Colosio, y a los desacuerdos al interior de la cúpula del PRI, entre tradicionalistas y tecnócratas- contribuyeron en gran medida a que la alternancia del partido en el poder se diera en el año 2000.
Llegamos al 2006. Se presenta una fuerte crisis de credibilidad hacia la institución electoral, luego de los resultados tan reñidos entre dos candidatos a la Presidencia de la República. Se habla con fuerza de un fraude y la ausencia de instrumentos legales por parte de la autoridad electoral para dar respuesta al reclamo son evidentes. Casi de inmediato se presenta en el 2007 una reforma electoral constitucional que pretende solventar las inconsistencias, excesos y vacíos existentes en la reglamentación electoral. Se establecen nuevas obligaciones a los partidos políticos, nuevas formas de tener acceso a los medios electrónicos de comunicación, nuevas atribuciones al IFE, nuevos ordenamientos para realizar las campañas electorales y nuevas reglas para el proceso electoral, específicamente para los cómputos distritales.
Ahora estamos en el 2009. Han pasado unas horas de la jornada electoral para elegir a quienes formarán parte de uno de los poderes constitucionales: el legislativo.
Es un día después de unas elecciones que ponen a prueba las recientes reformas electorales en México y que ahora se enfrentan a una ciudadanía más atenta y exigente.
Ha sido fuerte e importante una campaña paralela a la de los partidos políticos que buscó, en la anulación del voto, una forma de protestar, de inconformarse. La Ciudadanía quiere crecer, desea que los partidos asuman una de sus funciones sociales: que representen sus intereses. Ese es el mensaje.
Decía Kautilya Chanakya, hace 2300 años, que “la flecha disparada por el arquero podrá matar o no a una única persona. Pero las estratagemas urdidas por el hombre sabio pueden matar incluso al niño en el vientre de su madre”. Podría ser una manera de definir lo que es el poder. O también podríamos recordar al sociólogo Talcott Parsons cuando dice que “el poder se usa para referirse a la capacidad de una persona o grupo, para imponer de forma recurrente su voluntad sobre otros”. O simplemente podemos recurrir al artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos cuando dice, en su inciso I, que “los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público”.
A pesar de que en la Roma de los césares ya existían organizaciones políticas vinculadas al poder, los partidos políticos se originaron en el siglo XVII, aunque es hasta el XIX donde adoptan plenamente el sentido y significado que hoy conocemos. Se dice que fue en Gran Bretaña donde los partidos políticos modernos surgieron.
Igual sucedió en México: en el siglo XIX se luchaba por el poder a través de dos partidos: el liberal y el conservador. Posteriormente vendría la Revolución de 1910, la Constitución Política de 1917, la formación del proscrito Partido Comunista Mexicano en 1919 (viejo antecedente del Partido de la Revolución Democrática), la creación del Partido Nacional Revolucionario (antecedente del Partido Revolucionario Institucional) en 1929 y la formación del Partido Acción Nacional en 1939.
En la década de los 40s algunos partidos se transforman o se crean nuevas organizaciones: el Partido de la Revolución Mexicana (posteriormente PRI), el Partido Popular (luego PPS), Partido Revolucionario de Unificación Nacional (PRUN), Partido Laborista y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana. Varias décadas después, luego de los acontecimientos de 1968, desaparecen unos partidos y aparecen otros: PRT, PMT, PSUM, PLM, FCRM, PST, PRD, PT, PVEM, PDS, PCD, PAS, PMP, Convergencia, PSD, PNA…
Antes de la Revolución Mexicana, la lucha por el poder no era real y formalmente entre partidos políticos, sino entre facciones. La independencia de México había dejado el campo abierto para que el control del poder en México fuera entre dos grupos que experimentaban con caciques, caudillos, el ejército, la iglesia, alianzas con el extranjero…; fueron años de conflictos, donde el consenso no se conoció. El XIX fue difícil y salvo lo avanzado de las Constituciones, la construcción de la democracia no era una práctica, ni una preocupación común.
Tal vez la contienda electoral en los años 40s donde participaron Almazán Andrew, por el PRUN y Ávila Camacho por el PRM, fue el primer indicio de una real lucha partidista. A pesar de los agrios acontecimientos (represión, muertos y hasta una petición de ayuda de Almazán a EUA), por primera vez después de la Revolución se compitió seriamente por el poder a través de los partidos. Posteriormente vendría una larga etapa donde el pluralismo de partidos fue limitado y se mantuvo la hegemonía de uno de ellos.
1988 es un año donde la contienda electoral fue muy reñida y dejó tanta insatisfacción social que las reglas del juego tuvieron que ser cambiadas con la ciudadanización del árbitro de la competencia: en 1990 se crea el Instituto Federal Electoral y en 1996 adquiere plena autonomía. La reforma política que en 1977 había logrado Jesús Reyes Heroles, donde se daban las condiciones para una mayor participación de las minorías políticas en el poder legislativo y creado algunos mecanismos de mayor competencia electoral, no habían sido suficientes. Se adopta un sistema electoral mixto. Ahora sí se avanza en tener un mejor sistema de partidos.
En los años 90s la política y la economía ya eran un binomio inseparable. Desde la administración de José López Portillo, la economía era un asunto muy volátil y explosivo que sólo fue amortiguada por la reforma política de 1977; de no hacerlo así, la inestabilidad social hubiese sido mayor e incontrolable para el gobierno. A lo largo de la última década del siglo XX los efectos de una economía global adquirieron mayor presencia en la vida cotidiana del ciudadano y de la política. Ya no se gobernaba con los discursos estabilizadores, ahora las decisiones políticas se vinculaban con mayor evidencia a medidas que tocaban las tendencias de la macroeconomía y el bolsillo de la microeconomía.
Tal vez por ello, la crisis económica de 1994 y el ingreso de México al Tratado de Libre Comercio -sumado al ambiente creado por los acontecimientos político-sociales del levantamiento indígena en Chiapas, el asesinato de Donaldo Colosio, y a los desacuerdos al interior de la cúpula del PRI, entre tradicionalistas y tecnócratas- contribuyeron en gran medida a que la alternancia del partido en el poder se diera en el año 2000.
Llegamos al 2006. Se presenta una fuerte crisis de credibilidad hacia la institución electoral, luego de los resultados tan reñidos entre dos candidatos a la Presidencia de la República. Se habla con fuerza de un fraude y la ausencia de instrumentos legales por parte de la autoridad electoral para dar respuesta al reclamo son evidentes. Casi de inmediato se presenta en el 2007 una reforma electoral constitucional que pretende solventar las inconsistencias, excesos y vacíos existentes en la reglamentación electoral. Se establecen nuevas obligaciones a los partidos políticos, nuevas formas de tener acceso a los medios electrónicos de comunicación, nuevas atribuciones al IFE, nuevos ordenamientos para realizar las campañas electorales y nuevas reglas para el proceso electoral, específicamente para los cómputos distritales.
Ahora estamos en el 2009. Han pasado unas horas de la jornada electoral para elegir a quienes formarán parte de uno de los poderes constitucionales: el legislativo.
Es un día después de unas elecciones que ponen a prueba las recientes reformas electorales en México y que ahora se enfrentan a una ciudadanía más atenta y exigente.
Ha sido fuerte e importante una campaña paralela a la de los partidos políticos que buscó, en la anulación del voto, una forma de protestar, de inconformarse. La Ciudadanía quiere crecer, desea que los partidos asuman una de sus funciones sociales: que representen sus intereses. Ese es el mensaje.
Las otras funciones sociales de los partidos: la socialización política y la movilización de la opinión pública, no están en juego por el momento. Pero es importante atender los resultados que hoy conoceremos -especialmente la abstención y la anulación del voto-, pues, de lo contario, se está en una situación frágil, de riesgo de la legitimación del sistema político y del poder.
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